Sporting Cristal se convirtió, Entre el 2012 y el 2020, en el equipo de la Liga 1 que más veces campeonó. De hecho, fueron cinco títulos que agrandaron la historia del club ‘celeste’, con varios jugadores fundamentales en esas conquistas. Uno de ellos fue Sergio Blanco, quien en poco tiempo se ganó el cariño de los hinchas con goles importantes y buen juego para la coronación del 2014.
El exdelantero uruguayo arribó a tienda ‘rimense’ a mediados de ese año y se convirtió en un pilar para que el equipo se haga con el trofeo nacional. Sin embargo, el año siguiente no pudo reeditarlo y salió de cara al 2016. De todos modos, se las ingenió para hacer 19 goles en 59 partidos.
Infobae Perú tuvo acceso a una entrevista exclusiva con el ‘Chapita’, cuyo último paso como entrenador fue Montevideo Wanderers, y desde su tierra natal nos contó cómo fueron sus primeros pasos en la profesional, su amistad con Pep Guardiola, su etapa en el conjunto ‘bajopontino’, la opinión de Beto da Silva, así como de Martín Cauteruccio y otros temas.
- ¿Cómo fueron tus inicios en el fútbol hasta tu debut en la profesional?
Arranqué en el baby fútbol, a partir de los seis o siete años, en mis equipos de barrio. A los 11 o 12 años llegué a Wanderers, que fue mi club durante toda mi vida. Después hice todas las juveniles y a los 16 años debuté en primera. Alterné entre primera y cuarta, hasta que me consolidé en Primera. Ese año el equipo estaba en segunda división, ascendimos, entramos a Copa Libertadores y ahí arrancó mi carrera.
- Después pasaste a México, donde estuviste en América, San Luis y Dorados de Sinaloa. En este último jugaste con Pep Guardiola, ¿en ese momento veías lo que sería como DT?
Sí, en Dorados estuve con Guardiola, me dirigió Juanma Lillo, que hoy es el asistente técnico en Manchester City. Todos veíamos que podía ser entrenador. La pasión que él tenía por la táctica, por dar indicaciones, por preocuparse, no solo por lo que hacía él adentro de la cancha, sino lo que tenía que hacer el compañero, la cercanía que tenía con Juanma Lillo. Guardiola va a Dorados porque él estaba dirigiendo, eran muy amigos y el referente a seguir. Iba a ‘robarle ideas’ y aprender de este deporte. Qué mejor que dirigiéndolo una persona que admiraba mucho. Estaban en un nivel por arriba. Yo era muy joven y me preocupaba solamente por jugar. Si me hubiese agarrado un poquito más grande, más maduro, preparándome para ser entrenador, realmente podía haber aprendido más. Los disfruté, pero desde el compañerismo y no tanto de la parte futbolística porque estaban haciendo un máster juntos.
- Te reencontraste con él con Montevideo City Torque y él en Manchester City, ¿cómo fue esa experiencia en Inglaterra?
Sí, hay una anécdota muy linda. Con City Torque ascendimos y de premio tuvimos un viaje a Inglaterra para entrenar una semana en las instalaciones de Manchester City. Un día fuimos a ver el entrenamiento de City. Yo tuve una relación muy linda con Pep durante y después. Cuando él llega a Barcelona y pasa a ser el que todos conocemos, por mi forma de ser me aparté. Pasó mucho tiempo y se vio que él se enteró que yo estaba ahí. Esperamos a ver el entrenamiento, pasaron los jugadores y me distraje un momento. De repente, él entró a la cancha y gritó ‘¿dónde está el ‘Chapa’?’ Mis compañeros no sabían mucho de la historia, salvo los más íntimos. Ahí tuvo un gesto muy lindo. Él no tenía por qué haber hecho eso, sino algo más privado. Quiso generar en el grupo una importancia de que yo era alguien distinto para él. Eso habla un poco de lo grande que es. La verdad que era un ‘crack’.
- ¿Cómo consideras que fue tu etapa en Shanghai Shenhua China el 2007?
Fue muy linda y productiva. Fui siendo goleador del fútbol uruguayo y tenía otras expectativas. Era atractivo desde la parte económica, no tanto desde lo deportivo. Pero me encontré con un país espectacular, en una ciudad hermosa, de las más lindas en las que he vivido. Llegué lastimado del tendón de Aquiles e igual tuve buen rendimiento, aunque en la segunda etapa me lo rompí. Me ofrecieron un contrato por cuatro años, pero decidí regresar a Uruguay para que me opere mi doctor. Ahí cambió todo. Si no hubiese pasado esa lesión, seguramente hubiese seguidos muchos años. El ritmo futbolístico era bueno, no era una locura. Los asiáticos son rápidos, pero no son tan físicos. Yo, siendo joven, sacaba mucha diferencia en la parte física. Sí son muy técnicos juegan al fútbol. Cualquier jugador te puede hacer un control orientado de derecha, de izquierda, un cambio de frente de derecha o de izquierda.
Sporting Cristal
- El 2014 llegaste a Sporting Cristal y saliste campeón nacional, ¿cuál fue la clave en esa temporada?
Siempre salir campeón es especial. Me tocó en China, Uruguay, Perú. Fue un poquito especial también por el hecho de que yo me reencontré con mi amigo el ‘Piki’, que lo dejé de ver cuando no tenía toda la trayectoria, el nombre en Perú y, sobre todo, en Sporting Cristal. Le preguntaron por mí y me recomendó. Entonces, tenía una deuda muy grande. Yo estaba muy bien en Wanderers, iba a jugar Copa Libertadores porque el año anterior había salido campeón y me costaba irme. Pero me sedujo y cuando llegamos empezamos a soñar con el abrazo a fin de año con la Copa en la mano. Por suerte, hubo un grupo hermoso de líderes como ‘Piki’, ‘Loba’, Renzo (Sheput), ‘Calca’. Después había chicos que tenían mucha hambre y los líderes los iban guiando, mostrando el camino de profesionalismo, del entrenamiento, del respeto. En Perú, a veces, siento que los jóvenes están con ganas de mostrarse, no solo dentro de la cancha sino en la vida. Se generó una química muy linda que hizo llegar a ese campeonato que fue muy trabajado. Aparte, cuando llegamos, el Apertura había sido muy malo de Cristal. De hecho, estaba casi en zona de descenso, y luego hicimos un Clausura casi perfecto.
- La imagen que tenías de Sporting Cristal antes de llegar, ¿cuánto cambió al momento que entraste al club?
Cambió mucho. Yo nunca había jugado contra Sporting Cristal, tampoco contra equipos peruanos en Copa Libertadores, ni vine a Perú antes. Pero sí sabía lo que me había dicho el ‘Piki’ cuando me llamó, lo que me había dicho la gente del club que me quiso convencer de que vaya. Cuando llegué encontré un club muy organizado, muy familiar, con mucho respeto a las historias del club que no es normal en el fútbol. Ibas caminando en el club y veías a las historias como el ‘profe’ Mellán, el ‘Chorri’ Palacios. Estaban ahí, hablabas con ellos, ‘Miguelito’ (Linares), que es una gloria del club por más que no fue jugador. Los directivos se portaron perfecto, Cúneo, Debakey, Lombardi; y tuvimos un nexo de todo eso que era el ‘Chino’ Benavides, que no solo era director deportivo, también tenía una gestión muy humana con el jugador. Conmigo se portó como no he visto que se hayan portado en otros clubes a alguien que ocupa ese rol. Hubo toda una comunión muy grande, sumada a que las cosas iban bien, el hincha respetaba lo que estábamos haciendo y nos lo reconocía permanentemente. Era muy difícil perder ese campeonato.
- El 2015 fue la contraparte porque pelearon la final con Melgar y la pierden. En una entrevista mencionaste que esa final te dolió tanto que hizo que no siguieras en el club, ¿fue tan así?
El 2015 fue muy parecido, hicimos un gran campeonato. Lo diferente fue la final en Arequipa: Chávez pudo hacer el mismo gol del 2014 y lo falla; después cometimos un error y nos ganaron 3-2. Esa jugada cambió ese año, así como la anterior de ‘Chaveta’ también terminó cambiando todo ese año. Cristal no me iba a querer renovar porque no se había cumplido el objetivo, pero tampoco me puse a pensar. Fue medio raro esa sensación, no hablé mucho más con nadie. Al día siguiente regresé a Uruguay de vacaciones… Después de esos dos campeonatos pensé que si hubiese querido quedarme en Perú, quizás en otro equipo podría haber jugado. Pero llegué a Uruguay, desconecté el teléfono peruano y me quedé pensando en el dolor y en que arrancaría de nuevo mi carrera con Wanderers, que estaba en un momento complicado. Después de un buen tiempo desbloqueé ese dolor, ese trauma.
- ¿Te costó mucho superar ese episodio de tu carrera? ¿Tuviste ayuda psicológica?
No, nunca tuve ayuda psicológica en mi carrera. El tiempo cura. A las dos semanas entrené en Wanderers y había que prepararse para los objetivos del club. Wanderers fue mi refugio ante el éxito o la frustración. Cuando fui a México, me iba bien o me iba mal, volvía y recargaba pilas. Eso pasó ahí. A Cristal fui por cuatro meses, luego volví a Wanderers a jugar la Copa Libertadores. Después, todo lo que pasó en Cristal me hizo querer también jugar la Copa Libertadores con ellos y pelear el campeonato de vuelta. Ahí sí fue un buen momento, un proceso de convencimiento del club donde Federico Cúneo insistió mucho con los otros dirigentes y Daniel Ahmed. En esos cuatro meses se generó algo que me hizo competir a las ganas que yo tenía de jugar la Copa Libertadores con Wanderers, poder ir a jugarla con Cristal.
- Uno de los jugadores que más prometía en Sporting Cristal fue Beto da Silva, ¿qué crees que pasó con él?
El otro día estuve hablando con él y después de él porque acá (en Uruguay) me encontré con Sebastián Flores, que fue el ayudante técnico de Sebastián Abreu en Vallejo, y hablamos un poco de Beto. Es un tipo muy divino como ser humano, escuchaba, aprendía. Tiene unas condiciones futbolísticas increíbles, seguramente de las mejores de Perú. ¿Qué pasó? No sé, a la distancia no lo puedo ver por más que lo quiero mucho. Depende de él darse cuenta del potencial que tiene, dedicarse a ser jugador de fútbol y darse cuenta de que la vida va pasando y, por más que tengamos las condiciones futbolísticas, las físicas van desapareciendo. Es que él logre cambiar ese chip, dar ese paso y vuelva a ser el Beto que pueda ser a esta altura. Creo que se perdió varios años de su carrera para estar jugando en las grandes ligas, pero todavía tiene la posibilidad de volver a explotar, por lo menos en el fútbol peruano. O también tener la posibilidad de tener alguna salida al exterior.
- ¿Qué opinas del actual plantel de Sporting Cristal?
Se está armando muy bien. Contrató jugadores importantes. Se quedó ‘Yoshi’, que para Cristal me parece que era fundamental poder retenerlo y, en base a él, armar el proyecto. Ojalá que tenga un buen año y que vuelva a competir con los otros grandes para ganar el título, meterse en Copa y estar peleando.
- En un momento se generó una expectativa por si Yotún se iba a quedar o no. Él dijo que quería quedarse. ¿Cómo lo viste?
Estuve con él en la despedida de Lobatón. En la noche siguiente cenamos con él, su señora, con Renzo Sheput. Entre los cinco tocamos el tema y hablamos de esa decisión. Tenía una oferta muy importante de otros lugares y él quería tener la posibilidad de seguir en Sporting Cristal. Algo que le dije es que él pasa a tomar el lugar y el legado de ‘Piki’, de ‘Loba’, entonces era una responsabilidad muy linda y grande para él también poder quedarse en el club. Ese legado creo que sigue en buenas manos y seguramente inculque los valores a los chicos que le inculcaron a él.
- Este año llegó Martín Cauteruccio. ¿Crees que pueda resolver el problema del gol que el equipo sufre en los últimos años?
Sí, ‘Caute’ es goleador, los números lo avalan. Después, si tiene la posibilidad, eso no se sabe. A mí me pasó, llegué a Cristal e hice goles, pero quizás iba a otro club y no me pasaba. No depende del número que tenga detrás. Yo creo que le va a hacer muy bien al club y le va a aportar otra cosa aparte de los goles, el juego, la personalidad, experiencia. Él pasa a ser, para mí, uno de los líderes junto a ‘Yoshi’ para encaminar a los más jóvenes, a ser ejemplos, mostrarles el camino, ser profesionales, que no es fácil. Los jóvenes, sobre todo en Perú, creo que necesitan esos líderes, que pongan los pies sobre la tierra. ‘Caute’, para ser lo que fue y jugar donde jugó, siempre fue muy profesional dentro y fuera de la cancha. Entonces, transmitir eso para Cristal es un plus. Lo transmite él, ‘Yoshi’, lo transmitió ‘Calca’, lo transmitió ‘Piki’, ‘Loba’, un poco Renzo (Sheput). Eso también es parte importante del club. Obviamente, todos quieren que también haga goles. A veces para los goleadores, la pelota pega en el palo y sale, pero creo y confío que va a entrar y será un buen campeonato.
- ¿Cómo fue esa transición de jugador a entrenador?
Linda, más rápida de lo pensado. Pero muy copado, muy disfrutable por el momento. Muy sufrida cuando se pierde y muy disfrutable cuando se gana, es parte del fútbol. No me dio tiempo de tener ese descanso del retiro. Enseguida arrancamos en juveniles y en los ocho meses estábamos en primera, armando el plantel y la pretemporada. Fue una montaña rusa de emociones, pero muy buena.
- Si se diera la oportunidad de volver a Sporting Cristal, ¿aceptarías?
Sí, por supuesto. Perú, seguramente sea un lugar donde, si hago las cosas bien, tenga la posibilidad de dirigir. Ojalá que se dé pronto porque tiene un campeonato que, más allá de que a veces es medio desordenado, de que la organización falta por momentos, es muy competitivo, tienes que adaptarte a cosas que en otros lados no pasa como en Uruguay, a la altura, la selva, al calor, al llano, al sintético o al natural. Creo que es un plus que tiene el fútbol peruano para los entrenadores, que los termina haciendo más capaces, al tener esa posibilidad de adaptarse e ir cambiando partido tras partido.