En los últimos años, una sombra de melancolía se cierne sobre la población mundial cada tercer lunes del año. El famoso ‘Blue Monday’, bautizado como el día más triste del mundo, ha capturado la atención y la conversación de la gente, dejando a muchos preguntándose si realmente existe alguna base científica detrás de esta peculiar etiqueta.
El inicio de esta teoría se remonta al año 2005, cuando el psicólogo Cliff Arnall, investigador y profesor adjunto de la Universidad galesa de Cardiff, ideó una fórmula que arrojaba como resultado que el tercer lunes de enero como el día más triste. Cabe destacar que esta ecuación, más allá de su supuesta base científica, fue concebida como parte de una estrategia de marketing.
Factores como las condiciones climáticas invernales, las deudas acumuladas durante las festividades navideñas y el retorno a las rutinas diarias fueron parte de este curioso cóctel emocional. Aunque la validez científica de esta fórmula es objeto de debate, el ‘Blue Monday’ ha perdurado en la cultura popular como un día asociado a la melancolía.
En el caso de los peruanos, la influencia de este fenómeno no es ajena. Aunque geográficamente distantes de las heladas temperaturas invernales que caracterizan al hemisferio norte en enero, el impacto psicológico de la vuelta a la cotidianidad y la carga económica postnavideña no es exclusivo de ninguna región.
En última instancia, el ‘Blue Monday’ persiste como un fenómeno social que despierta curiosidad y reflexión, incluso si la validez científica de su existencia queda en entredicho. Mientras algunos lo consideran como un mero invento publicitario, otros encuentran en este día una oportunidad para abordar la importancia de la salud mental y la necesidad de cuidar el bienestar emocional a lo largo de todo el año.
La fórmula propuesta por Cliff Arnall
Bajo la aparente complejidad de una fórmula matemática se esconde el supuesto cálculo del día más deprimente del año. La ecuación, 1/8C+(D-d) 3/8xTI MxNA, desglosa varios elementos que, según sus creadores, determinan la melancolía concentrada en el tercer lunes de enero.
La “C” representa el factor climático, ese frío que se cuela entre las capas de ropa y parece calar en el ánimo. “D” hace referencia a las deudas acumuladas durante las festividades, mientras que “d” es el dinero que finalmente ingresa en enero. El tiempo desde el fin de la Navidad, representado por “T”, se mezcla con “I”, que mide el lapso desde el último intento fallido de abandonar un hábito perjudicial.
“M” entra en escena como las motivaciones personales que podrían combatir la depresión, y “NA” refleja la necesidad de tomar medidas para cambiar la vida. Todo este cóctel, según la fórmula, explotaría en el llamado ‘Blue Monday’, el lunes triste.
Pero, tras un análisis más profundo, se revela que la fórmula es más ficción que realidad. La etiqueta de ‘Blue Monday’ no es el resultado de una investigación científica rigurosa, sino más bien una estratagema de marketing. Factores como el regreso a la rutina, la incertidumbre del nuevo año y la finalización de las vacaciones influyen en el estado de ánimo, pero la fórmula es un mero artificio.
Mientras algunos aceptan con resignación la idea del día más deprimente, otros prefieren despojarlo de esa etiqueta pseudo-científica y abrazar la realidad: la vida sigue, con sus altibajos y sin la necesidad de encasillar la tristeza en una fecha arbitraria.
¿Cuál es el origen del ‘Blue Monday’?
En 2005, el profesor Cliff Arnall, planteó una teoría intrigante: determinar el día más desafortunado del año a través de una fórmula matemática. La idea cobró vida gracias a la colaboración con la extinta agencia de viajes Sky Travel, que buscaba, en última instancia, impulsar las ventas mediante esta singular estrategia.
El psicólogo de renombre, aceptó el encargo con un objetivo claro: identificar el día más deprimente del año. La iniciativa, aunque impulsada por motivos económicos, desató una curiosidad generalizada. ¿Cómo se podría cuantificar la tristeza?
Entre los factores considerados para llegar a tal conclusión, Arnall incluyó la temida “cuesta de enero”, resultado de los gastos excesivos durante las festividades navideñas. La desmotivación postvacacional y los propósitos de Año Nuevo incumplidos también pesaron en la ecuación. Así, la fórmula matemática arrojó el veredicto: el tercer lunes del año ostentaba el título del día más triste de todos.
¿Cómo afecta a los peruanos este día?
En Perú, el impacto del Blue Monday, muestra una diversidad de matices influenciados por factores individuales y colectivos. En ciertas regiones, el inicio del período vacacional y la posterior vuelta a la actividad cotidiana añaden una capa adicional de presión. Además, las resoluciones de Año Nuevo incumplidas pueden desencadenar reflexiones que, para algunos, resultan desalentadoras, según destaca el psicólogo clínico Alejandro Leguía.
“Algunas personas pueden sentirse más afectadas por el regreso a la rutina laboral o escolar después del fin de semana, los gastos realizados en las festividades de fin de año y el inicio del período vacacional en algunas regiones, lo que implica una vuelta a la actividad cotidiana. Además, las resoluciones de Año Nuevo que no se han cumplido pueden generar una reflexión que para algunos resulte desalentadora”, afirmó.
Opciones contra el día más triste
A pesar de su origen publicitario, Blue Monday a menudo se menciona en los medios de comunicación y la cultura popular como el día más triste del año. Es importante tener en cuenta que Blue Monday no tiene una base científica sólida, sin embargo, es cierto que en enero muchas personas experimentan una especie de “bajón” después de las festividades y las vacaciones. Aquí hay algunas sugerencias para mejorar el estado de ánimo en cualquier momento, incluido el supuesto Blue Monday:
- Cuida de ti mismo: Asegúrate de dormir lo suficiente, llevar una dieta equilibrada y hacer ejercicio regularmente.
- Establece metas y objetivos: Tener metas claras puede darte un sentido de propósito y motivación.
- Mantén conexiones sociales: Pasar tiempo con amigos y familiares puede tener un impacto positivo en tu bienestar emocional.
- Practica la gratitud: Reflexiona sobre las cosas positivas en tu vida y agradece por ellas.
- Haz actividades que disfrutes: Dedica tiempo a hacer cosas que te gusten y te hagan sentir bien.
- Afronta el estrés: Desarrolla habilidades para gestionar el estrés, como la meditación, la respiración profundo, el yoga o hacer algún deporte.
- Busca ayuda profesional: Si te sientes abrumado o persisten los sentimientos de tristeza, considera hablar con un profesional de la salud mental.