El reconocimiento de señales de alerta suicida y un abordaje empático son esenciales para la prevención del suicidio. Una guía del Ministerio de Educación detalla cómo gestionar conductas autoagresivas e intentos de suicidio en las escuelas, elaborada por el Mg. Álvaro Valdivia Pareja, CEO de Sentido - Centro Peruano de Suicidología y Prevención del Suicidio.
Esta herramienta busca orientar al personal educativo frente a situaciones de crisis asociadas con la salud mental en el entorno escolar. La guía subraya la importancia de observar los siguientes cambios en el estado de ánimo:
- Tristeza o irritabilidad
- Presencia de ansiedad
- Falta de control emocional y comunicaciones que hagan alusión a la muerte.
La búsqueda de ayuda debe ser atendida con sensibilidad, teniendo en cuenta la posibilidad de que una persona pueda expresarse de manera ambigua por temor o vergüenza.
El proceso de indagación sobre el deseo de alguien de terminar con su vida debe realizarse con suma consideración, mostrando un interés genuino por su bienestar. Esto implica no solo preguntar ante indicios de riesgo, sino también saber escuchar, resaltando distintas situaciones en las que una persona puede o no verbalizar su dolor emocional y ser escuchada. Las dimensiones que describen estas interacciones son cruciales para el apoyo y prevención.
Entre las señales destacadas, está el abuso de sustancias, la desesperanza y cambios significativos en comportamientos o rutinas, como los hábitos de sueño. Asimismo, es relevante la presencia de objetos que puedan representar un peligro y un historial de tentativas de suicidio. En la comunicación con quien sufre es necesario crear un ambiente seguro y de confianza que permita también a la persona sentirse escuchada y apoyada en momentos de vulnerabilidad.
La intervención temprana y una escucha activa se perfilan como herramientas fundamentales en la lucha contra la conducta suicida en nuestras comunidades. El papel de los educadores, familiares y amigos es esencial en la prevención y en la creación de redes de apoyo para aquellas personas en situación de riesgo. Actuar a tiempo puede marcar la diferencia en la vida de alguien y, por ello, la capacitación y sensibilización sobre estas cuestiones siguen siendo un eje prioritario para las instituciones educativas y de salud.
Hablemos de la importancia de hablar sobre el suicidio
La prevención del suicidio emerge como una prioridad sanitaria y social ante la impactante cifra de 703 000 vidas perdidas anualmente a nivel mundial, de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En el contexto nacional, entre 2017 y 2019, se registraron 1.666 defunciones relacionadas con esta causa, destacando la alarmante proporción del 18% correspondiente a niños y adolescentes, resalta un estudio realizado por Román, Moncada y Huarcaya (2021). Esfuerzos en comunicación efectiva y empática se reconocen como herramientas clave para visibilizar la problemática y proporcionar soporte adecuado a los afectados.
En este sentido, la información y la educación transforman a cada miembro de la sociedad en un potencial agentes de cambio en la prevención de este tipo de fatalidades. Se recalca que el suicidio es un tipo de muerte altamente prevenible, siempre y cuando se maneje con información relevante y una aproximación directa y responsable para abordar la situación. La orientación hacia conductas autoagresivas, intentos de suicidio y suicidios, especialmente en ambientes educativos, es reconocida como una faceta significativa de la intervención comunal y de la solidaridad social frente a trastornos de la salud mental de los individuos.