Pedro Paulet, el científico que sentó las bases para la creación de la nave espacial: historia del peruano que soñó con llegar a la Luna

En los primeros años del nuevo milenio, se transmitía un comercial en los canales de señal abierta durante las mañanas, justo cuando los padres de familia se preparaban para ir al trabajo y los estudiantes se alistaban para dirigirse al colegio. El mensaje que se difundía en el televisor sigue siendo recordado por personas de diversas edades, pero sobre todo por los jóvenes que, en ese entonces, se encontraban en la etapa de la infancia.

Mientras se alistaban o desayunaban, en el televisor se proyectaba una peculiar publicidad: jóvenes estudiantes de la academia precadete Pedro Paulet corrían con entusiasmo, mientras que un locutor mencionaba el nombre de esta institución. Este comercial sigue siendo recordado por las personas, a pesar de haber pasado más de 20 años desde que se emitió por primera vez en la TV. Esta recordación podría deberse a la frecuencia con la que se difundía el spot o al mensaje atractivo. A esto se le puede sumar que en la infancia asimilamos experiencias con rapidez.

“Pedro Paulet” se repetía una y otra vez a modo de cántico militar. Este nombre se arraigó en la conciencia de las personas, pero pocos niños sabían quién era este personaje. Quizás porque en el colegio no se abordó la biografía de nuestro compatriota o porque no prestaron atención cuando se dictó una clase sobre él. Con el transcurso de los años, los ciudadanos fueron conociendo más acerca de la vida de Paulet, ya sea por propia iniciativa o al toparse con un documental sobre su vida.

Este nombre que se difundió en los medios de comunicación en los primeros años resonaba en la mente de las personas de ese entonces; algunos se aventuraban a imitar los cánticos de los estudiantes de la academia militarizada que sigue funcionando en la actualidad. A menudo se suele decir que hay comerciales que recordamos con facilidad; uno de ellos es el de la academia Pedro Paulet. Más allá del éxito de la institución, lo positivo de este centro educativo es que dio a conocer a la ciudadanía el nombre de una figura que aportó al país con sus innovaciones.

Su contribución cultural fue reconocida por el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) décadas después de su fallecimiento en 1945. El homenaje que la entidad autónoma rindió a Pedro Paulet tuvo lugar en julio de 2021, fecha en la que circularon los billetes de 100 soles con el rostro del científico.

Tras este acontecimiento, más de una persona se preguntaba quién era Pedro Paulet. Sin embargo, sabían de antemano que era un personaje importante, ya que el solo hecho de aparecer en un billete del Perú nos invita a pensar que dejó un legado cultural. También había personas que hacían gala de sus conocimientos de historia al afirmar que sí lo conocían.

Habiendo comentado esto, es importante conocer la historia de vida y los aportes culturales y científicos de Pedro Paulet, un nombre que trascendió no solo por la publicidad que se difundió en los albores del 2000, sino por su contribución al Perú y al mundo.

Un libro del escritor francés Julio Verne despertó el interés del niño Pedro Paulet por la ciencia y la tecnología. Mientras cursaba sus estudios primarios en el colegio San Vicente de Paúl, dirigido por el padre lazarista Hipólito Duhamel, el menor devoraba libros de literatura que se encontraban en la biblioteca de su escuela, pero uno en particular lo marcó de por vida. Se trata de la obra ‘Alrededor de la Luna’, en la cual los personajes regresan a la Tierra en cohetes eléctricos.

Este hecho ficticio sorprendió sobremanera a Paulet, de modo que soñó con convertirlo en realidad. Aunque era consciente de que lo que estaba leyendo era ciencia ficción, él anhelaba crear una nave capaz de volar por el espacio. No esperó a completar su etapa escolar para iniciar su proyecto. Poco tiempo después de haber leído ‘Alrededor de la Luna’, comenzó a llevar a cabo una serie de experimentos.

En una semblanza publicada por el diario El Peruano, el investigador de la vida y obra de Pedro Paulet, Álvaro Mejía, señaló que el niño “empezó a experimentar con los cohetes de pólvora que lanzaban en las fiestas religiosas de su tierra, Arequipa”. Es importante destacar que el menor nació en una región donde el uso de la pirotecnia era relevante para celebrar festividades.

Pero ¿cómo fabricaba estos cohetes caseros? En un artículo publicado el 18 de abril de 1944 en Buenos Aires, Paulet señaló lo siguiente: “En mi ciudad natal, edificada con lava de un antiguo volcán vecino, no hay miedo a mayores incendios, por lo que los cohetes son la obligada diversión en todas las fiestas. Desde pequeño aprendí a confeccionarlos, atando algunas veces a sus guías redecillas con objetos”.

Sobre esta cita, es preciso indicar que Paulet ataba carrizos con pitas y les añadía objetos pesados, como fierros o metales. También recogía la pólvora que había quedado en el suelo tras una celebración o fiesta costumbrista. Después de realizar todos estos pasos, procedía a encender el cohete. Este experimento lo llevaba a cabo con el fin de observar la relación que existe entre el explosivo y el peso.

Paulet indicó que la novela ‘Alrededor de la Luna’ de Julio Verne lo había inspirado a crear una nave que pudiera viajar por el espacio. Sin embargo, el libro del escritor francés no habría sido la única motivación de Paulet. En la investigación de Álvaro Mejía, titulada ‘Pedro Paulet, sabio multidisciplinario’, se hace referencia a la Guerra del Pacífico, un contexto bélico que Paulet conoció.

“Acaso los cañones de la guerra con Chile acicatearon la imaginación del púber Paulet, que comenzó a lanzar cohetes caseros que él mismo fabricaba en las afueras de Arequipa, preocupado por el comportamiento de la Tercera Ley de Newton sobre Acción y Reacción”, sostuvo Mejía, quien da a entender que este conflicto bélico habría despertado la curiosidad del menor.

Tras terminar su etapa escolar, Paulet ingresó a la Universidad Nacional de San Agustín. Debido a su origen humilde, estuvo a punto de no poder continuar con estudios superiores; no obstante, su inteligencia resultó determinante para acceder a la educación. Francisco Rubén, en su libro ‘La obra pedagógica del Rev. Padre Hipólito Duhamel’, relata los esfuerzos que el adolescente tuvo que hacer para ingresar a esta casa de estudios.

“Era entonces rector el doctor Luciano Bedoya, quien pidió al jurado de catedráticos que se examinara a este adolescente para saber lo que sabía, y habiendo rendido pruebas brillantes, en pleno salón, exclamó el rector, vean lo que se enseña en el colegio del padre Duhamel”, escribió Rubén.

Paulet ingresó a la universidad a los 17 años y desde entonces fue un alumno brillante que destacó en las facultades de Letras y Ciencias. Cabe mencionar que la idea de crear vehículos aéreos impulsados por cohetes seguía en su mente. “Con poco más de 20 años, Paulet llegó a Francia, donde aún vivía Julio Verne. El automóvil recién se había inventado, igual que la máquina de sueños: el cine. Paulet tenía un sueño distinto: volar alto”, escribió Mejía en el diario El Peruano.

El viaje a Francia fue el fruto de su esfuerzo. El gobierno de Remigio Morales Bermúdez lo becó para estudiar en la Universidad La Sorbona debido a su destacada labor como estudiante. En esta institución, Paulet se especializó en la carrera de Ingeniería Química. Durante su estancia en el país europeo, también continuó sus estudios de arquitectura y construcción en la Escuela Nacional de Artes Decorativas de París. Todo esto tuvo lugar entre 1895 y 1897, período en el cual inventó el primer motor-cohete de propulsante líquido. Este significativo aporte a la ciencia resultó determinante para que años después el hombre pudiera viajar a la Luna.

Sobe el invento del científico peruano, Mejía escribió lo siguiente: “Paulet empezó resolviendo el asunto clave de la propulsión: el motor. Había leído la obra fundamental sobre materias explosivas de Marcelin Berthelot –el científico francés más importante después de Pasteur y padre de la termoquímica– y se convenció de que la clave era usar explosivos líquidos como propelentes”.

Lamentablemente, Paulet no pudo desarrollar su proyecto y otros científicos tomaron en cuenta sus conclusiones, como por ejemplo que la gasolina y el peróxido de nitrógeno que componían el motor-cohete eran los propulsores ideales. Años después, se pudo conocer que los motores del Módulo Lunar del Apolo que descendió en la Luna por primera vez en 1969 utilizaron peróxido de nitrógeno.

Pedro Paulet es un personaje histórico que no solo debe ser recordado en su natalicio. Las nuevas generaciones deben conocer su aporte a la ciencia y el legado cultural que dejó al Perú y el mundo. Científicos de distintas latitudes han reconocido el trabajo de nuestro compatriota, y nosotros podemos homenajearlo difundiendo algunos pasajes de su vida o recordándolo siempre.