Los efectos del fenómeno El Niño para este 2024 no serían tan destructivos como se esperaban tras los reportes del 2023 de la Comisión Multisectorial encargada del Estudio Nacional del Fenómeno “El Niño” ENFEN. Ya a fines de diciembre, esta institución redujo las magnitudes más probables de El Niño costero y consideró que serían entre moderada (37 %) y débil (33 %), aunque el estado de “alerta” se mantienen. En esa misma línea, Abraham Levy, el también conocido hombre del tiempo, considera que El Niño Costero “languidece y va a morir este verano sin destruir nuestra infraestructura y ciudades”.
De acuerdo a una publicación que realizó en su cuenta de Twitter, Levy mostró gráficos que explicaría que al Anticiclón del Pacífico Sur estará activo hasta la quincena de febrero. “Esto va a seguir produciendo una reducción de las condiciones de El Niño Costero que actualmente son débiles (Anomalía de la temperatura del mar entre +0.4ºC y +1.0ºC) Con eso no alcanza ni alcanzará para producir desastres. Las condiciones para enero y quizá febrero serán de un Niño Costero débil”, señaló.
“Para marzo en adelante, predominarían condiciones neutrales con crecientes probabilidades de La Niña (enfriamiento anormal de las aguas ecuatoriales del Océano Pacífico) en adelante. Los eventos de lluvias que hemos visto anoche (el miércoles) en el extremo norte de la costa son fundamentalmente asociados a la circulación y terminan esta misma semana. Si el mar fuese la fuente continuarían. Que puede ser un factor adicional, puede ser. Pero no es el principal pues caso contrario, como indico, serían permanentes. Pienso que la población puede estar tranquila”, añadió.
De acuerdo a Levy las anomalías de las temperaturas del mar promediadas en 15 días indican que en enero solo hay un Niño Costero débil. Para marzo y abril habría además un enfriamiento costero.
Así mismo, un mapa del Servicio Meteorológico revela que los caudales de la gran mayoría de ríos se encuentran en su rango normal o bajo lo normal. “Señal clara de que no llueve en demasía. Ni siquiera en el norte...”, mencionó.
¿Qué es el Niño Costero?
El Niño Costero es un fenómeno climático que se produce en la región costera de Perú y a veces afecta también a Ecuador. Se caracteriza por el calentamiento anómalo de las aguas del Océano Pacífico cerca de la costa, lo que puede modificar los patrones de precipitación y temperatura en estas áreas. A diferencia de El Niño global, el cual puede influir en los patrones climáticos a escala mundial, El Niño Costero se centra principalmente en la región costera del Pacífico Sur y tiene un impacto más localizado.
La principal diferencia entre El Niño Costero y El Niño se encuentra en su escala y origen. El Niño es un fenómeno más amplio asociado con cambios en la temperatura de la superficie del mar en toda la región del Pacífico ecuatorial y puede tener efectos climáticos en distintas partes del mundo. Por su parte, El Niño Costero se refiere específicamente a cambios en las corrientes marinas y temperaturas superficiales en la costa del Pacífico de Sudamérica y sus efectos suelen ser más inmediatos en las áreas adyacentes, influenciando principalmente las condiciones meteorológicas locales y no tanto a una escala global.
¿Qué es el Anticiclón del Pacífico Sur?
El Anticiclón del Pacífico Sur se presenta como un área de alta presión atmosférica localizada en el océano Pacífico Sur. Este sistema de presión alta es estable y persistente, influyendo en el clima de la región al favorecer condiciones atmosféricas secas y estables. Es uno de los factores clave en la circulación atmosférica del hemisferio sur, contribuyendo a la dirección y a la fuerza de los vientos alisios y teniendo un papel importante en la definición de los patrones climáticos en las zonas costeras de Sudamérica.
La relación entre el Anticiclón del Pacífico Sur y el fenómeno de El Niño Costero en Perú tiene que ver con la forma en que este sistema de alta presión puede variar en intensidad y posición. Durante ciertos eventos de El Niño Costero, el Anticiclón puede debilitarse o desplazarse, lo que altera la dirección e intensidad de los vientos alisios. Esto a su vez puede contribuir al calentamiento de las aguas superficiales frente a la costa peruana, como ocurre con El Niño Costero, modificando así los patrones climáticos locales y afectando la temperatura y la precipitación en la región.