Jacques de Clerck: el famoso pirata neerlandés que está enterrado en la isla de San Lorenzo del Callao

La resistencia del puerto provocó que L’Hermite recurriera a un bloqueo marítimo que se sostuvo sin lograr los objetivos de establecer una colonia neerlandesa.

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Afectado por enfermedad durante meses, el comandante pirata encontró su descanso eterno en una isla frente a las costas de Callao. (National Geographic)
Afectado por enfermedad durante meses, el comandante pirata encontró su descanso eterno en una isla frente a las costas de Callao. (National Geographic)

Cada vez que algunos de nosotros escuchamos alguna historia de piratas, inmediatamente pensamos en las antiguas leyendas que se tejieron lejos de nuestras tierras o en alguna película norteamericana.

Pero lo cierto es que hace unos siglos, el mar peruano, más específicamente en el Callao, fue testigo de la llegada de un famoso pirata que intentó hacer de las suyas en nuestras tierras.

Se trata de Jacques de Clerck, también conocido como Jacques l’Hermite o Jacobo el ermitaño, en español, quien dejó una marca indeleble en la historia como comerciante, almirante y pirata que desafió las aguas del Pacífico y las defensas del Callao en 1624, durante una expedición que tuvo como resultado tanto saqueos como tragedias. Y esta es su historia.

Los primeros años de L’Hermite

Asedio del Callao en mayo de 1624 por la Flota Nassau comandada por Jacques l'Hermite. Obra de Arnoldus Montanus en 1671. (Lima La Única)
Asedio del Callao en mayo de 1624 por la Flota Nassau comandada por Jacques l'Hermite. Obra de Arnoldus Montanus en 1671. (Lima La Única)

Nacido en Amberes (Bélgica) alrededor de 1582, ‘El ermitaño’ se convirtió en un marino experimentado después de embarcarse a las Indias Orientales Neerlandesas en 1606. Tras seis años de servicio en el extranjero, regresó a Ámsterdam (Países Bajos), donde, ya siendo un marino experimentado, contrajo matrimonio en 1613.

Su carrera en la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales lo llevó a ser jefe comercial en Bantam y Ambon, en las Indias Orientales Neerlandesas (actual Indonesia).

Desde sus primeros años, de Clerck demostró ser un estratega astuto y un hábil comerciante, contribuyendo al auge de la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales en el Lejano Oriente. Su servicio en las exóticas tierras le otorgó una perspectiva única sobre el comercio y la navegación en las rutas marítimas del sudeste asiático. Cuando regresó a Ámsterdam, lo hizo con un conocimiento valioso y una reputación creciente como marino de confianza.

La expedición de 1623

Grabado de la expedición de Nassau comandada por Jacques L'Hermite, en 1624. (Butterfly austral)
Grabado de la expedición de Nassau comandada por Jacques L'Hermite, en 1624. (Butterfly austral)

Al llegar el año de 1623, dos eventos cruciales ocurrieron para darle inicio a la expedición que traería a L’Hermite a esta parte del mundo: la coronación de Felipe IV en España y el fin de la tregua que habían sostenido por 12 años la República Neerlandesa y España.

Bajo el mando del príncipe Mauricio de Nassau, L’Hermite lideró una flota en un ambicioso viaje de circunnavegación hacia la costa occidental de América del Sur. La intención era capturar buques españoles cargados de plata y establecer colonias neerlandesas en Perú o Chile.

La travesía se llevó a cabo en condiciones difíciles, con la flota enfrentando numerosos obstáculos en el vasto océano Atlántico. Y a pesar de las dificultades, la flota de Nassau, compuesta por once barcos con más de mil tripulantes y seiscientos soldados, zarpó desde Ámsterdam en abril de 1623. A pesar de que L’Hermite estaba afectado por la enfermedad durante el viaje, continuó liderando la expedición hacia tierras inexploradas.

El bloqueo del Callao

Mapa del asedio de Jacques L'Hermite y su flota a la isla Puna, en Ecuador. (Jojagal)
Mapa del asedio de Jacques L'Hermite y su flota a la isla Puna, en Ecuador. (Jojagal)

La expedición enfrentó su primera gran prueba al atravesar el estrecho de Le Maire el 2 de enero del año siguiente. La dirección efectiva de la flota, sin embargo, recayó en otros oficiales debido a la enfermedad de L’Hermite.

A pesar de estas dificultades, los neerlandeses exploraron las costas del Cabo de Hornos durante un mes, levantando cartas hidrográficas y cartografiando las islas Hermite.

Recién en el mes de marzo la flota llegó al archipiélago Juan Fernández, desde donde planeaban invadir el puerto del Callao. Sin embargo, en el virreinato del Perú, ya habían comenzado a correr rumores sobre pillajes neerlandeses desde 1623, generando una tensión creciente.

Cuando la flota neerlandesa llegó al Callao el 9 de mayo de 1624, se encontraron con un puerto fortificado y preparado. Incapaces de realizar exitosas incursiones en tierra, L’Hermite optó por bloquear el puerto y enviar el resto de su armada a capturar barcos cercanos y saquear ciudades como Pisco, Guayaquil y Puerto Viejo.

A pesar de los saqueos, la expedición no logró establecer una colonia duradera en la región. La falta de éxito en el Callao marcó un giro decisivo en la empresa, que había sido concebida con ambiciosos planes de expansión neerlandesa en América del Sur.

La muerte no fue el final

La isla San Lorenzo, lugar donde descansan los restos del afamado pirata conocido como Jacques L'Hermite. (Andina)
La isla San Lorenzo, lugar donde descansan los restos del afamado pirata conocido como Jacques L'Hermite. (Andina)

El bloqueo persistió, y L’Hermite, afectado por la disentería y el escorbuto durante meses, falleció el 2 de junio de 1624. Y al no poder entrar al territorio chalaco, pues sus restos fueron enterrados en la isla San Lorenzo. Su muerte dejó la expedición bajo el mando de Hugo Schapenham, quien mantuvo el bloqueo sobre el Callao durante tres meses más.

La expedición, al ver que la empresa se volvía imposible, puso rumbo hacia la Nueva España (México) en septiembre de 1624. Atacaron Acapulco y pasaron frente a Manzanillo, aunque finalmente no realizaron un ataque. Posteriormente, se dirigieron al Pacífico hacia las islas de los Ladrones (islas Marianas) y luego hacia Batavia (hoy se llama Yakarta).

La flota neerlandesa regresó a Texel (Países Bajos) el 9 de julio de 1626, habiendo completado la tercera circunnavegación neerlandesa y la octava de todas las naciones. Aunque la expedición no logró sus objetivos originales, la audacia de L’Hermite y la trágica conclusión de su vida marcan un capítulo inolvidable en la historia de las exploraciones y los enfrentamientos marítimos del siglo XVII.

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