El año nuevo 2024 trajo consigo una nueva decisión polémica de la gestión del alcalde de Lima, Rafael López Aliaga: convertir a los Parques Zonales, destinados al esparcimiento de los vecinos de distritos como Rímac, Villa El Salvador, Comas, Carabayllo, entre otros, en ‘Clubes Metropolitanos’ (ClubMet) que ofrecerán membresías a quienes deseen acceder a algunos espacios que antes eran de libre ingreso.
Para convertirse en “socios” de ‘ClubMet’, los vecinos pueden comprar una tarjeta que costará 10 soles y con ella tendrán acceso a “beneficios adicionales”, además del acceso a piscinas, teatros, canchas de fútbol y más. Si bien se ha indicado que su adquisición no es obligatoria, lo cierto es que el cobro por el acceso a un espacio considerado como público podría considerarse como una afrenta contra el derecho de la ciudadanía.
Infobae Perú pudo conversar en exclusiva con Alessandra Rodríguez, arquitecta y directora de ‘Impostergable’, Oficina Consultora de Urbanismo Estratégico, quien indicó que el solo cambio en la denominación de los Parques Zonales tiene una connotación más exclusiva.
“Estos espacios fueron creados para toda la ciudadanía y están ubicados especialmente en zonas donde hay más población con menos recursos económicos y menos acceso a espacios públicos como plazas o parques”, aseguró Rodríguez. En ese sentido, indicó que la nueva denominación cambia la percepción que se tiene del espacio público y lo convierte en algo mucho más exclusivo al que solo tienen acceso unas cuantas personas.
Por su parte, la arquitecta Mariana Alegre, directora del observatorio ciudadano ‘Lima Cómo Vamos’, indicó a este medio que la acción del alcalde de Lima, Rafael López Aliaga profundiza aún más la idea de que “hay una pérdida de la noción de las personas como ciudadanos con derechos para convertirnos en consumidores y que, por lo tanto, se niega la idea de que podemos tener derecho a un espacio público de calidad si no somos parte de un club exclusivo”.
Alegre también aseguró que la incorporación de una tarifa de acceso a estos espacios y una afiliación a modo de membresía para estos Clubes Metropolitanos “es una estrategia más privatizada que perpetúa la desigualdad, pues aquel que puede pagar la tarifa accede a algo más exclusivo y excluyente”.
‘Pseudo privatización’ del espacio público
A pesar de que el presidente del Consejo Directivo del Servicio de Parques de Lima (Serpar), Luis Molina Arles, indicó que los Clubes Metropolitanos (antes parques zonales) no se van a privatizar y se mantendrá la venta de boletos de ingreso. Para la arquitecta Rodríguez, permitir el acceso a estos espacios públicos, aún con una tarifa baja, tampoco es la mejor forma de gestionar los parques pues existen otras maneras más allá del dinero de hacer que estos sean sostenibles.
La directora de Impostergable indicó a Infobae Perú que, en el caso de la ciudad de Medellín, Colombia, el servicio del Metro ofrece una opción de pago de pasaje llamada ‘Recarga Verde’, que involucra el reemplazo del dinero por el intercambio de botellas de plástico y latas de aluminio. “A través de iniciativas como esta se podría permitir la entrada al parque (...) y ese reciclaje podría generar una cadena de valor que genere una economía diferente para lograr la sostenibilidad del espacio”, sostuvo.
Por otro lado, Rodríguez indicó que la modificación de los parques zonales por Clubes Metropolitanos, sumado a las membresías, podrían ser consideradas como una ‘pseudo privatización’ del espacio público.
“La competencia de estos clubes serían los centros comerciales (...) si bien estos no cobran una entrada, tienes que consumir algo para poder recrearte. El cambio (de parques a clubes) haría que estos sean similares a un centro comercial, en el que para entretenerte debes pagar desde el ingreso para usar las instalaciones”, indicó a Infobae Perú la especialista en urbanismo.
En el caso de la representante de ‘Lima Cómo Vamos’, la arquitecta aseguró que algo que se debe tener en cuenta para analizar la situación es que la Municipalidad Metropolitana de Lima es un gobierno con pocos recursos económicos y es débil a comparación de otras ciudades de la región.
“Tiene que encontrarse un mecanismo de financiamiento (de los parques zonales) que no afecte a la población que se intenta beneficiar (los vecinos de los distritos). Hay que solucionar la necesidad de tener que recibir ingresos para ofrecer servicios de calidad”, afirmó Alegre.
Posibles consecuencias del cambio a ClubMet
Según Molina Arles, presidente del Consejo Directivo de Serpar, la intención del cambio es que “quienes tengan menos recursos económicos también tengan un sentido de pertenencia (a los clubes) con un carnet”. Por su parte, el alcalde López Aliaga indicó en conversación con RPP que “la gente está feliz” y aseguró que la membresía del ‘ClubMet’ brindaría beneficios como descuentos en la atención a establecimientos municipales y al acceso a los espacios de los antes llamados parques zonales.
Al respecto, Mariana Alegre señaló como un problema que tanto las autoridades como las personas que se acostumbran a pagar una tarifa de ingreso a un espacio público no consideren obvio que la ciudadanía tenga derecho o merezca tener un acceso gratuito.
La arquitecta añadió que el libre ingreso a un espacio como los Clubes Metropolitanos puede promover que las personas reciclen, sean deportistas, se evite la obesidad, previene la aparición de enfermedades cardiovasculares, reduce el estrés, se evite la violencia familiar, etc.
Sin embargo, si no se ofrece este acceso, “se generan consecuencias y costos a las familias de bajos recursos, pues no tienen espacio para recrearse (...) además de no tener mucho dinero se generan barreras y no pueden disfrutar ni siquiera de un parque, porque no puede pagar una entrada. (...) Tienes una serie de beneficios, y si no los ofreces, se generan problemas”, afirmó Alegre.
La directora de ‘Lima Cómo Vamos’ concluyó que el problema en general es que “hay una falta de reconocimiento de que es una necesidad pública el poder disfrutar de los derechos a la salud y a la recreación (...) y se rinde pleitesía a un modelo donde todo tiene que ser privado y tienes que pagar por las cosas”.
Alegre también consideró que si se tiene la idea de que los ciudadanos tienen que pagar por acceder a un parque, también debería pagar por estacionar un auto. Sin embargo, afirmó que la gestión del alcalde López Aliaga podría ser “una réplica del periodo de (Luis) Castañeda, en la que toda la oferta de obras están vinculadas con soluciones que no van a funcionar, van a empeorar el propio tránsito y van a perjudicar a más personas”.
Alessandra Rodríguez consideró que la medida del alcalde de Lima llegaría a afectar el desarrollo urbano de los ciudadanos que viven en las zonas cercanas a los ahora Clubes Metropolitanos, pues “los espacios públicos son parte de tener ciudades saludables en las que se pueden desarrollar actividades recreativas (...) incluso, durante la pandemia las personas buscaban salir a espacios públicos como parques, pues estar cerca a la vegetación, a espacios libres sin límites, ofrece beneficios para la salud”.
Aforo en las playas: una oportunidad para la gestión municipal
Si bien durante la época de verano los Clubes Metropolitanos se convierten en un foco de esparcimiento y entretenimiento para la periferia de Lima, las playas de la Costa Verde se convierten en un área en la que los bañistas no solo se relajan, sino que además se refrescan ante el incremento de la temperatura.
Pese a ser consideradas zonas intangibles y espacios públicos de libre uso para la ciudadanía, algunos municipios, como el de Barranco, establecieron (o evalúan hacerlo en el caso de Chorrillos) un límite de aforo para las playas. En el caso de Los Yuyos, este balneario amaneció enrejado en la mañana del 9 de enero del año 2024 y se establecieron restricciones como el ingreso de animales y la instalación de carpas, además del bloqueo del libre acceso.
En ese sentido, como directora de Impostergable, Rodríguez indicó que es necesario que los gobiernos locales tengan políticas públicas que permitan que se acceda a estos espacios de forma segura y que no se prohíba el ingreso a las playas una vez que se alcance a una cierta cantidad de personas.
“Creo que los municipios pueden tener ideas mucho más creativas para regular el aforo de las playas. Se puede generar un plan que invite a las personas a ir más entre los lunes y los viernes, cuando no hay tanta gente (...)”, propuso Rodríguez en conversación con Infobae Perú. “De esta forma se podría reducir la carga de personas que van los fines de semana”.
Pese a que Miguel Fernando Navarrete Rojas, gerente de Fiscalización y Seguridad Ciudadana de la municipalidad de Barranco, precisó que el objetivo de la ordenanza que limita el aforo es poder ordenar este espacio público, Mariana Alegre aseguró a este medio que la estrategia debería asegurarse de que las playas sean bien utilizadas y disfrutadas.
“Hay lugares que van a requerir un aforo por su naturaleza, ya sean cerrados o que sean espacios abiertos (...) Hay que identificar entonces mecanismos para que eso ocurra, entonces yo pensaría en estrategias más apropiadas para la gestión de la Costa Verde”, indicó Alegre.
La directora de ‘Lima Cómo Vamos’ propuso que los días de mayor concurrencia a las playas, los municipios podrían disponer que se realicen actividades recreativas no solo en el área de la playa, sino que también abarquen el espacio de la ciclovía e incluso ubicar algunas de ellas en la pista donde se adapte “una especie de gran parque con actividades y programación en la que se pueda incluir ferias, etc.”.
“De esta forma se podría duplicar el espacio disponible de la playa de arena con un espacio de recreación donde algunas personas se irían a bañar al mar, mientras que otras montarían bicicleta y realizarían otras actividades”, aseguró Alegre. La realización de este tipo de eventos, según ella, sí podría requerir un control de aforo debido a motivos de seguridad, ya que se deberá buscar la preservación de la seguridad de los asistentes en caso de sismos.