El verano ya nos abraza, aunque a nuestro pesar, mientras caminamos por las calles rumbo a un destino conocido. El aire acondicionado nos alejaría, temporalmente, del bochorno de la estación más esperada por algunos, pero odiada por otros. En las primeras horas del día, los rayos del sol se filtran por las ventanas huérfanas de cortinas. La luz resplandeciente que se proyecta en el piso de una casa se traduce como el anuncio de un día caluroso que no será aprovechado por la mayoría de los ciudadanos, ya que es un día laboral.
Con el transcurrir de las horas, el sol se hace más intenso; otra lectura del pasar del tiempo es que nos acerca cada vez más el fin de semana, momento propicio para compartir gratos momentos con la familia, y no necesariamente dentro de una casa. La playa es el término que se esconde en nuestro pensamiento, pero que sale a relucir cuando algún integrante de la familia pregunta: “¿A dónde vamos?” Hecha la pregunta, solo nos queda esperar a que más de uno diga que una buena opción es ir a la playa, un lugar donde todos somos iguales bajo el sol.
Si se decide ir a la playa, los peruanos y ciudadanos extranjeros tienen más de una opción para disfrutar del mar. Perú es un país con un extenso litoral que resplandece en verano, estación del año en la que uno puede apreciar el mar en todo su esplendor y ser testigo del atardecer que pinta el cielo de colores de ensueño. Es difícil llegar a un consenso para decir cuál es la playa más hermosa del país, pues cada una tiene su encanto.
En vista de que no se puede seleccionar a la playa más atractiva del Perú, es menester abordar sobre una en particular. Esto con el fin de conocer su historia, atractivos turísticos, el origen del nombre, entre otros aspectos que son dignos de ser contados. El objetivo no es convencerte de que la playa Santa María del Mar, ubicada a 50 kilómetros al sur de Lima, es la más hermosa; por el contrario, la consigna es concientizar sobre la importancia de preservar nuestros lugares turísticos que han pasado por un proceso de metamorfosis con el transcurrir de los años.
Playa Santa María del Mar: una historia digna de ser contada
La historia nos dice que Perú y España están unidos por fuertes lazos culturales e históricos. Basta con echar un vistazo a los periodos de la historia del Perú, como las etapas colonial o republicana, para darnos cuenta de que el país europeo ejerció influencia en nuestra cultura. En el caso de la creación del balneario de Santa María del Mar, se evidenció esta influencia. Por ejemplo, en España existe el Puerto de Santa María, una ciudad y municipio español situado en la provincia de Cádiz, Andalucía. En Perú, en tanto, tenemos una playa, balneario y distrito, cuyos nombres se parecen al de la locación española.
Ahora bien, para sumergirnos en la historia del balneario de Santa María del Mar, es pertinente citar algunos pasajes del libro ‘Santa María del Mar: historia, naturaleza y visión de futuro’, cuyos autores investigaron sobre sus orígenes, evolución, así como la flora y fauna del lugar. Se trata de Jiries Jamis, exalcalde del distrito de Santa María del Mar; y Yuri Hooker, destacado biólogo pesquero, quienes abordaron el tema en cuestión.
¿Por qué se llama balneario de Santa María del Mar?
Sobre el origen de este balneario, los investigadores mencionados plasmaron en sus hojas de papel los testimonios de los familiares que aportaron a la creación del balneario de Santa María del Mar. Uno de ellos es Elías Petrus Fernandini, hijo del creador del balneario de Santa María del Mar.
En el prólogo del libro ‘Santa María del Mar: historia, naturaleza y visión de futuro’, Petrus Fernandini dio a conocer cómo surgió el nombre del balneario.
“En un viaje que hicieron por España, en 1919, mi padre Elías Fernandini Clotet con mi abuela Isolina Clotet Valdizán, pasaron por el Puerto de Santa María (Cádiz - España). Desde ese momento, Elías supo que, en el Perú, construiría un balneario moderno y exclusivo para el disfrute del agua del mar. Una vez que, en 1945, obtuvo la concesión de lo que es hoy nuestro querido balneario, demoró hasta el 22 de octubre de 1951 en formalizar la escritura pública”, escribió Petrus Fernandini.
En cuanto al motivo por el cual Fernandini Clotet bautizó al balneario como Santa María del Mar, se sabe que la religiosidad de su creador fue determinante para que eligiera este nombre; él sentía una gran devoción por la Virgen María. Entonces, se puede afirmar que la elección del nombre del balneario no solo fue una mera copia del Puerto Santa María y que el sentir católico prevaleció por sobre todas las cosas.
Respecto a la concesión que fue transferida a los señores Elías y Eulogio Fernandini Clotet, es preciso indicar que antes de ellos había otras personas que se beneficiaron con ello. Sobre este asunto, Jiries Jamis y Yuri Hooker escribieron lo siguiente: “La primera (concesión), otorgada por el Ministerio de Marina a favor de don Luis Debernardi Dávila, con fecha 30 de enero de 1943, con la cual se le concedió el uso de la playa denominada Posa de Santa María, entre los kilómetros 53 y 54 de la Panamericana Sur, con una superficie total de 25 hectáreas, extensión necesaria para los edificios y vivero flotante de peces, concesión que fue otorgada por 10 años; y, la segunda, otorgada por el Ministerio de Fomento a favor del arquitecto Fernando Belaúnde Terry, con fecha 19 de junio de 1943, con la finalidad de establecer un balneario en esa zona”.
Cabe precisar que Debernardi Dávila y Belaúnde Terry transfirieron sus concesiones a Elías y Eulogio Fernandini Clotet, quienes realizaron una serie de acciones para construir el balneario Santa María del Mar. Para tal fin, contaron con el arquitecto Walter Weberhofer, quien fue el artífice de los diseños de las construcciones del balneario. Según Heinz Weberhofer Bobbio, su padre desarrolló la arquitectura del Club Esmeralda, lugar donde se encontraba la casa de la primera alcaldesa de Lima, Anita Fernandini Clotet.
Otro arquitecto que aportó a la estética del balneario fue Ricardo de Jaxa Malachowski, quien diseñó la Casa del Faro, un lugar que era visitado por destacados políticos y artistas de la época. Sobre este tema en cuestión, Elías Petrus Fernandini escribió lo siguiente en el libro ‘Santa María del Mar: historia, naturaleza y visión de futuro’: “También pasaban por la Casa del Faro personalidades como el presidente Manuel Prado y Ugarteche y Chabuca Granda, muy amigos de mi padre”.
Militares chilenos desembarcaron en la ensenada de Curayacu (actualmente conocida como playa Embajadores)
Antes de que se construyera el balneario de Santa María del Mar, los chilenos estuvieron cerca a este lugar emblemático; esto sucedió durante la Guerra del Pacífico. De acuerdo con Jiries Jamis y Yuri Hooker, el 21 de diciembre de 1880, “la escuadra chilena ancla frente a la isla Chilca y botes del buque Blanco Encalada exploran la bahía mientras el Cochrane avanza hasta las islas Pachacámac, buscando un lugar más cercano a Lurín donde desembarcar, determinando que lo mejor para las tropas y caballería era la ensenada de Curayacu (actualmente conocida como Embajadores, distrito de Santa María del Mar) (...)”.
Fueron más de 19.000 soldados chilenos los que pisaron la arena de lo que ahora es la playa Embajadores. Se sabe que los caballos de los militares estuvieron en el mar.
El balneario Santa María del Mar es un lugar que tiene aguas mansas, joyas arquitectónicas y, sobre todo, una historia que debe ser difundida de generación en generación. El verano es propicio para conversar sobre estos temas, quizás cuando estamos rumbo a la playa en auto propio o bus. Sumergámonos en un mar de conocimiento.