El terrorismo fue un flagelo que golpeó con extrema rudeza a Perú en una época, la década de 1980, en la que parecía que las siete plagas habían caído sobre nuestro país y nos destruía poco a poco.
Inflación, crisis económica, social, pobreza, hambre; el caos se había apoderado del Perú. Todo eso, sumado al miedo y al terror que producían grupos como Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), hacía de este lugar tierra de nadie.
Y una de las tantas víctimas de estos actos barbáricos fue el ex Ministro de Defensa durante el primer gobierno de Alan García, Enrique López-Albújar Trint, quien fue brutalmente asesinado por un comando del grupo terrorista MRTA. Este duro episodio dejó consternado al país y hasta se llegó a declarar un día de duelo nacional.
¿Quién era López Albújar?
Nacido un 2 de junio de 1930 en Chiclayo, López-Albújar Trint fue una figura en el ámbito militar y político peruano. Su destacada carrera en las Fuerzas Armadas lo llevó a convertirse en Comandante General del Ejército en 1987, y posteriormente asumió el rol de Ministro de Defensa entre 1987 y 1989.
Sin embargo, su vida llegó a un abrupto y trágico final a manos de un comando del MRTA bajo las órdenes de Peter Cárdenas Schulte.
La vida de López-Albújar Trint estuvo marcada por la influencia de sus padres, el reconocido escritor indigenista Enrique López Albújar y Lucila Trint. Casado con María Belaúnde Rospigliosi, el ex Ministro dejó un legado de cinco hijos.
A pesar de haber nacido en el norte del país, las raíces del militar se extendieron hasta la ciudad de Tacna, donde cursó sus estudios en el Colegio Francisco Bolognesi. Su vida daría un giro drástico al no querer seguir los pasos de su padre escritor para preferir ingresar a la Escuela Militar de Chorrillos en 1949. En esta institución se graduó como Alférez Espada de Honor en 1953.
A lo largo de su carrera, López-Albújar Trint se destacó por su dedicación al servicio militar y su constante búsqueda de perfeccionamiento. Realizó cursos en diferentes instituciones, incluyendo la Escuela Superior de Guerra y el Centro de Altos Estudios Militares. Su legado se inmortalizó con la 95ª promoción de cadetes de la Escuela Militar de Chorrillos (graduados en 1989), llevando su nombre como homenaje.
El día de su muerte
El fatídico martes 9 de enero de 1990, la vida de López-Albújar Trint fue segada de manera violenta. Los hechos ocurrieron en horas de la mañana, saliendo de su residencia en Higuereta, en el distrito de Santiago de Surco; cuando el ex Ministro se vio en la necesidad de conducir su propio vehículo debido a un inesperado retraso de su chofer y escolta.
En pleno camino hacia sus oficinas en San Isidro, tres individuos fuertemente armados con una subametralladora y pistolas calibre 9 milímetros abrieron fuego contra su automóvil, impactándolo con treinta balas. Terminada la macabra labor, procedieron a huir.
De inmediato, el cuerpo malherido del general fue trasladado al Hospital de la Fuerza Aérea del Perú; mientras la noticia del atentado conmocionó al país y a diversas personalidades políticas. Pero todo fue en vano, pues solo se llegó a certificar la muerte del ex ministro.
Tras conocer el fatal desenlace, el entonces presidente de la República Alan García, el ministro del Interior Agustín Mantilla, el canciller Guillermo Larco Cox y el expresidente Fernando Belaúnde Terry, acudieron al hospital para expresar sus condolencias.
En el transcurso de la tarde de ese mismo día, los restos del general fueron llevados al Cuartel General del Ejército, donde se realizó el velatorio y se le rindieron los honores correspondientes. Ya en horas de la noche, un decreto supremo declaró el día siguiente como de duelo nacional. Como muestra de respeto, se dispuso izar el pabellón nacional a media asta en el Palacio de Gobierno, edificios públicos, cuarteles y buques de la armada.
Los responsables
Por su parte, el grupo terrorista MRTA no tardó en hacerse responsable del asesinato de López-Albújar Trint. En una declaración pública, acusaron al ex Ministro de Defensa de dirigir un enfrentamiento en abril de 1989 entre las fuerzas armadas y los terroristas, que resultó en la trágica pérdida de 62 vidas.
El cruento episodio dejó al país en estado de shock, recordándonos la fragilidad de la paz y la seguridad en la nación de aquellos turbulentos años. La figura de Enrique López-Albújar Trint, con su extensa carrera militar y su compromiso con el servicio público, dejó un vacío difícil de llenar. Las autoridades trabajaron diligentemente para esclarecer los motivos detrás de este atroz asesinato y llevar a los responsables ante la justicia.
La muerte de López-Albújar Trint es un recordatorio sombrío de los desafíos que enfrentó, y todavía lo hace, el país en la lucha contra el terrorismo y la violencia. Mientras el Perú se sumió en el estupor, la interrogante sobre la seguridad y la protección de figuras prominentes en la vida política y militar se elevó a la máxima potencia.