Peruano fue acusado por el FBI de pedofilia y amenazas de bomba, pasó semanas en la cárcel, pero todo fue un error

Mientras se encontraba en el Penal Castro Castro a la espera de su extradición a Estados Unidos, le comunicaron a E.N.S. que sería liberado; sin embargo, la pesadilla no terminó ahí

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Hombre estuvo más de un
Hombre estuvo más de un mes en el Penal Castro Castro mientras esperaba su extradición. | Infobae Perú (Camila Calderón) / Andina / FBI

El pasado 26 de setiembre del 2023, la vida de E.N.S. cambió por completo. Mientras se encontraba en su vivienda junto con su pareja e hijo de nueve años, agentes de la Policía interrumpieron la tranquilidad de su hogar y se lo llevaron detenido.

Mientras clamaba su inocencia, la sorpresa fue aún mayor al conocer los delitos que se le atribuían: extorsión de menores de edad, pornografía infantil y más de 200 amenazas de bombas en Estados Unidos.

En camino a la comisaría de Surco, en la que tiene su sede la Oficina Central Nacional de la Interpol en Perú, le informaron que la Oficina Federal de Investigaciones de Estados Unidos (FBI, por sus siglas en inglés) activó la notificación roja en su contra y que sería extraditado. “No podía creerlo”, recordó el joven en diálogo con BBC.

Aunque aún no salía del asombro, se centró en las consecuencias de salir ante los medios de comunicación y cómo ello pondría en peligro su futuro, por lo que le pidió al jefe de la Interpol que no fuera experto. Según cuenta, el coronel Aldo Ávila le aseguró que no sería exhibido, pero pasó lo contrario.

Exposición de E.N.S. ante los
Exposición de E.N.S. ante los medios de comunicación por parte de la Interpol. | PNP / ATV

“Me pusieron un chaleco que decía ‘detenido’ y me hicieron salir por un pasadizo. Afuera me estaban esperando las cámaras de TV. Yo me sentía muy mal. Los medios captaron mis imágenes y luego el coronel Aldo Ávila brindó unas declaraciones a los medios en los que distorsionó la realidad y dio por sentado que yo era culpable”, detalló E.N.S.

Al ser consultado, Ávila negó haber presentado al entonces detenido a los medios de comunicación e indicó que se limitó a dar la información remitida.

“En tiempo récord hemos logrado la detención. Desconocemos los nexos que pueda tener en Estados Unidos, pero esta modalidad ha causado pánico en algunos colegios y servicios públicos que han tenido que parar. Por el momento no sabemos si ha actuado solo, son materia de investigaciones del FBI”, declaró entonces el jefe de la Interpol.

“Desconocemos si puede integrar una red de pornografía pero dentro de las actividades que realizaba este sujeto era captar a menores, a quienes les solicitaba fotos bajo la amenaza de detonar o explotar bombas en sus centros educativos, instituciones públicas y familiares”, agregó.

Coronel Aldo Ávila declaró a los medios de comunicación por la captura e indicó que se reportaron más de 200 amenazas de bombas. | RPP

Aunque en ese momento la PNP detalló que el detenido no registraba antecedentes policiales ni movimiento migratorio, no fue escuchado y se le trasladó, al día siguiente de la declaración a los medios de comunicación, a un calabozo. Luego, fue internado en el penal de Castro Castro, en San Juan de Lurigancho.

“En la cárcel las condiciones eran lamentables y no cumplían con los mínimos estándares. Los funcionarios entraban solo una vez al día a pasar lista; el resto del tiempo eran un grupo de presos los que mantenían el orden en el módulo”, afirmó E.N.S.

“La cárcel estaba superpoblada y no había espacio para mí en la celda. Me dijeron que tenía que pagar 600 soles (unos US$161) por estar en el módulo y tener derecho a dormir hacinado con otros presos en el piso del pasillo”, agregó.

Contó que aunque las noches eran muy difíciles, debido a que no entendía cómo había sido vinculado a los delitos mencionados, intentó refugiarse en la biblioteca penitenciaria y el fútbol.

Interior del penal Castro Castro.
Interior del penal Castro Castro. | Andina

Un día, mientras esperaba su extradición a fin de tener la oportunidad de defenderse, fue notificado de su liberación. A través de una nota diplomática, la Embajada de Estados Unidos retiró todos los cargos en su contra, ya que las amenazas de bombas continuaron mientras él estaba en la cárcel.

Aunque la noticia lo emocionó, cuando salió, luego de 38 días de haber estado recluido, se dio cuenta que la pesadilla no terminaba, pues su imnagen y nombre habían sido dañados.

“El primer día estaba contento por haber podido reunirme con mi familia, pero al día siguiente, cuando vi todo lo que se había dicho sobre mí, me deprimí mucho de nuevo”, declaró.

“A día de hoy, después de todo lo que he pasado, nadie me ha dado ninguna explicación. Esperaba una comunicación de las autoridades de Estados Unidos y su silencio sobre mi caso me duele. Me ha quedado claro que la policía peruana es muy poco profesional, y creo que algunos de sus mandos utilizan a los medios para promocionarse”, sentenció.

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