A propósito del bono para los pescadores artesanales emitido por el Ministerio de la Producción (Produce) ante el flojo desempeño de la actividad pesquera en el año, los miembros más representativos del sector reflexionan sobre los obstáculos enfrentados y las soluciones posibles para que la pesca peruana vuelva a posicionarse acorde a la riqueza del mar nacional.
Alfonso Miranda, presidente de Calamasur y extitular del Produce, lamentó la caída de la industria, a la par que advierte al público sobre los principales responsables de la debacle.
Actualidad de la pesca: el sector más golpeado
Si bien las proyecciones no hallan consenso entre las principales entidades del país, el último informe del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) actualizado hasta el mes de octubre señala que, pese a un claro crecimiento reciente, el sector llegó a los diez primeros meses del año con una contracción del -21.27 % en relación con el mismo periodo de tiempo del 2022.
En cuanto a las proyecciones, el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) indicó que el rubro cerraría el 2023 con un descenso del -17.6 %, bastante más optimista que sus proyecciones anteriores. De todas formas, es evidente el desaprovechamiento de uno de los mares más diversos del mundo y su consecuente repercusión en el aparato productivo nacional.
Según explica Miranda en el diario Expreso, semejante actualidad debería ser argumento suficiente para que el directorio evaluador despidiera a las autoridades responsables del sector. Asimismo, precisó que las constantes declaraciones en las que las autoridades refieren al fenómeno El Niño, el ciclón Yaku y los oleajes anómalos no los eximen de responsabilidad, pues las autoridades de otros países sí fueron capaces de sobreponerse a las adversidades respectivas. Más aún, cuando los principales productos marinos que caracterizan al país cotizaron de forma favorable en el mercado global.
La pesca artesanal y las cinco millas
Algunos de los principales cambios que propone el presidente de Calamasur son reclasificar a los pescadores artesanales embarcados, impedir la construcción de cientos de embarcaciones y reglamentar la ley que protege las cinco millas, la cual supone el beneficio de más de 50 mil pescadores artesanales. De igual forma, y como ha sido constante blanco de críticas en los últimos meses, advierte la necesidad de mantener y modernizar los terminales pesqueros, pues los desembarcaderos artesanales carecen de un estado propicio para el correcto desarrollo de las prácticas.
Estado no defiende la soberanía
Historia de larga data, es de conocimiento público que los buques chinos ingresan a aguas peruanas para pescar pota sin cumplir con los procesos correspondientes, afectando así no solo a la potencial pesca de los trabajadores peruanos (ahora desplazados del primer lugar en la pesca de pota), sino también deteriorando los ecosistemas marinos al no estar regulados dentro del marco de protección y preservación del litoral nacional. Por último y más importante, es una muestra de la debilidad de las autoridades peruanas al momento de proteger la irrenunciable soberanía de la patria.
No se quita lo que funciona
Por último, Miranda lamentó que el Instituto del Mar del Perú (Imarpe) carezca de los medios para perfeccionar sus actividades, cuando estas demandaron el esfuerzo de la institución por más de cinco décadas. Asimismo, recomendó la restitución del Instituto Tecnológico Pesquero del Perú, el cual trabajó al servicio del Estado, brindando ciencia y tecnología al sector hasta su desaparición hace diez años.