Era como el regreso del ‘hijo pródigo’, aquel referente que conquistó todo lo que quiso y se volvió a poner la camiseta del equipo de sus amores. Christian Cueva regresó a Alianza Lima después de ocho años y el corazón del hincha no podía más con la felicidad. Los ‘blanquiazules’ hicieron mucho para que uno de las vueltas más esperadas se dé, pues no era nada fácil de que ‘Aladino’ llegara a Matute, el tema económico era una de las principales trabas.
Todo terminó por resolverse, incluso se hizo toda una campaña de marketing para que el habilidoso jugador cumpla uno de sus deseos más grande. Fue presentado con bombos y platillos, como lo merecía, era el fichaje del año. Una publicación que generó cierta polémica y terminó siendo un presagio. Una lámpara mágica hacía su magia con el fondo musical de la cumbia peruana ‘el cervecero’. Y así sumo a la plantilla ‘íntima’ 2023 que parecía ser de ensueño ya que estaban Carlos Zambrano, Gabriel Costa, Hernán Barcos, Pablo Sabbag; entre otros.
El tricampeonato ilusionaba y todo era posible, hasta llegar a cuartos de final de la Copa Libertadores, pero todo fue derrumbándose con el pasar del tiempo. Cueva ya no era Cueva, y lamentable desempeño evidenció el desastroso estado físico en el que se encontraba y que nunca recuperó. El tema extradeportivo también jugó en su contra y las críticas no se hicieron esperar. No estuvo cuando más se le necesitaba y se convirtió en la gran decepción de la Liga 1 2023.
Ni bien fue anunciado Christian Cueva como flamante refuerzo de Alianza Lima, los hinchas contaban las horas para verlo de nuevo con la camiseta ‘blanquiazul’. Y el gran día llegó, ‘Aladino’ logró debutar frente Sport Huancayo de visita, ingresó a los 70 minutos en medio aplausos dándole la bienvenida. El marcador estaba en contra de los ‘íntimos’ y no se movió: terminó 2-1 en contra de los ‘grones’. Poco o nada se habló de la derrota, todas los comentarios eran acerca de la primera vez del seleccionado.
La preocupación apareció en el siguiente choque, frente Atlético Grau en Piura. El atacante fue titular, pero no duró ni 20 minutos en la cancha debido a que se lesionó y tuvo que salir entre dolor y cara de preocupación que hacía pensar que no era algo leve. Sin embargo, no tardó mucho en volver a los campos, pero no corría, jugaba casi caminando, no podía terminar los 90 minutos. Ese chocolate que nos tenía acostumbrado nunca apareció durante la temporada.
No se recuerda ningún encuentro en la que destacó o protagonizó alguna jugada importante. Ese ‘chocolate’ con la que acostumbró a todos parecía que tenía fecha de caducidad. No estaba en el peso ideal y aunque se puso un entrenador personal, el tiempo le jugó en contra: nunca alcanzó su nivel futbolístico. Las tribunas ya no coreaban su nombre, lo llamaban, pero para pifearlo. La relación se volvió hostil.
Los temas extradeportivos fueron temas aparte, no se presentó a un entrenamiento porque había viajado a Trujillo, y el mismo club victoriano lo evidenció. Fue castigado en lo deportivo y económico. Eso solo agudizó su momento futbolístico que ya era decepcionante. Al poco tiempo, la polémica volvió a envolverlo al ser captado en una fiesta junto a otros futbolistas de los ‘grones’ a pocas horas de haber perdido la chance de llevarse el Torneo Clausura.
‘Cuevita’ ya no era tomado en cuenta en el equipo, su lugar estaba en la banca de suplentes alentando a sus compañeros, haciéndola de asistente técnico. No apareció en las finales porque no sumaba, no se le vio ni en las tribunas porque ese divorcio con la fanaticada no se lo permitió. Hace poco se confirmó su salida de Matute, y más de uno celebró esa decisión, con la misma euforia con la que lo recibió en marzo.