En 2022, la inversión privada experimentó una caída de -0,4%. Un año después, bajo el liderazgo de Dina Boluarte, quien se distanció desde el principio de su predecesor Pedro Castillo, la inversión privada no logró recuperarse y para este año, según el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), se proyecta una caída del -7,3%.
Es importante señalar que la inversión privada representa el 80% del total y es el principal impulsor del Producto Bruto Interno (PBI). En el periodo acumulado de enero a septiembre, la inversión disminuyó un 8,9%, marcando cinco trimestres consecutivos en terreno negativo.
Los conflictos sociales y fenómenos climáticos como Yaku y El Niño Costero han afectado los ingresos y la confianza del sector privado, explicando la disminución no solo de la inversión privada, sino también de la demanda interna, según anotó Julio Velarde, presidente del BCRP en el último reporte de proyecciones de la autoridad monetaria.
Además, se espera para este año una caída del 14,1% en la inversión minera debido a la ausencia de megaproyectos como Quellaveco.
La proyectada tasa del -7,3% para la inversión privada sería la cuarta peor desde 1999 (-15,2%) o la mayor desde 2009 (-8,8%), excluyendo el periodo de pandemia cuando cayó -16,5%, según datos del BCRP recopilados por el economista Juan Carlos Odar.
Por otro lado, la inversión bruta interna privada ha disminuido del 17% al 14,5% del PBI, lo cual, según el exministro de Economía y Finanzas Alfredo Thorne, refleja la pérdida de fuerza del motor de crecimiento del país.
Thorne señala que la falta de diálogo con el empresariado y normativas restrictivas impiden aprovechar el potencial del sector. A pesar de la estimada recuperación del 1,8% en 2024, el extitular del MEF advierte que esto no será suficiente para revertir el deterioro de la expectativa corporativa y la incertidumbre política en el mercado peruano.
Aunque la situación parece sombría, Julio Velarde señala que existe interés a pesar de los desafíos. Se espera que algunos proyectos retrasados se materialicen, incluyendo expansiones mineras. El BCRP prevé que hasta 2025, la inversión privada se incrementará gracias a proyectos mineros como la Fase II de la Ampliación de Toromocho y la construcción de Reposición de Antamina, Zafranal y Corani.
Además, en la inversión no minera, se destacan obras en el aeropuerto internacional Jorge Chávez, el megapuerto de Chancay y los avances en la Línea 2 del Metro de Lima.
El consumo privado apenas mostrará una variación del 0,2%, siendo su cifra más débil desde 1999, según el BCRP, reflejando el deterioro de los ingresos y la capacidad de gasto de la ciudadanía.
Especialistas sostienen que la pérdida de confianza no solo afecta al sector empresarial, sino también al consumidor, que ha ajustado sus hábitos financieros debido a la contracción de ingresos.
Según un informe reciente de Tyba por Credicorp, el 47% de los peruanos considera improbable invertir en los próximos seis meses debido a la falta de previsibilidad, la amenaza de El Niño y la inestabilidad política. Por otro lado, un 26% reconoce vivir para cubrir sus deudas.
En el análisis del Instituto Peruano de Economía (IPE), con la incertidumbre política y la débil institucionalidad exacerbada en los últimos años, el clima de negocios en el Perú se ha tornado menos atractivo.
“La confianza empresarial tiene una tendencia decreciente desde hace varios años y se ha deteriorado aún más en los últimos meses, ubicándonos por debajo del resto de los principales países de la región”, indican en su último informe.
Por ello sostienen que es de vital urgencia recuperar la confianza mediante decisiones claras y señales consistentes, a fin de reactivar la inversión y, con ello, “volver a la senda de mayor crecimiento económico, más empleo y reducción de la pobreza”.