Hasta dónde no hubiese llegado el ser humano, si es que los límites de su mente se hubieran hecho presentes y frenado sus deseos de conquistar el mundo. Esa misma fuerza de voluntad es la que ha acompañado a Junior Tarazona Ascensios, quien con tan solo 16 años ya tiene más que claro el futuro que quiere para él: construir cohetes para la NASA.
Y aunque a muchos le suene a un sueño imposible, el joven escolar tiene claro que las limitaciones las pone uno mismo. Por eso es que ya comenzó el largo camino de lo que él y su familia espera sea una vida llena de éxitos.
Para comenzar, hace pocos días acaba de ingresar a la Universidad Nacional de Ingeniería en el primer lugar de la carrera de Ingeniería Mecánica. Pero esta situación tiene un detalle que resalta este logro: Junior tiene una discapacidad visual que solo le permite ver un 30% por su ojo derecho. Aun así, va a la conquista de sus sueños e Infobae Perú fue a su encuentro para conocer un poco más de él.
Rompiendo barreras
Apenas a los pocos meses de haber nacido, sus padres detectaron que tenía un problema en los ojos y los médicos determinaron que el pequeño Junior padecía de glaucoma.
Esta condición le causó la perdida de la visión de ambos ojos, por lo que los especialistas le recomendaron que lo mejor para él sería matricularlo en un centro especial para que reciba su educación.
Pero gracias a una válvula, el joven logró alcanzar un 30% de visión y, junto a esas ganas de no rendirse jamás, lo han hecho entrar a la UNI a seguir una carrera que, a priori, a cualquier le resulta más que complicada: Ingeniería Mecánica.
“Lo que me gustó de esta carrera fue su malla curricular y también en sí lo que se encarga en el aspecto laboral. Es decir, se encarga de la construcción y optimización de las máquinas y a mí me llamó mucho la atención, porque siempre de pequeño me gustaba ensamblar cosas, armar, conectar, siempre me gustaba jugar con esas cosas y la carrera, justo, se encarga de eso”, señaló a Infobae Perú.
No se hace problemas
De igual manera, Tarazona Ascensios reveló que tras la colocación de las dos válvulas que le colocaron en el ojo derecho, el único inconveniente que se le ha presentado a la hora de estudiar han sido los descansos médicos que ha debido tomar, pues esto provocó que se pierda unas clases. Y eso no le gustó para nada.
“No es que esta situación me haya afectado mucho en otras formas porque, por ejemplo, usando lupas y con exámenes (con letras) grandes, yo puedo estudiar y aprender”, confesó sin problemas.
Una ayuda de mis amigos
Además de sus amados números, el buen Junior ha aprendido en su colegio Juan Pablo Peregrino de Carabayllo sobre la empatía. Y es que cuando las cosas se le ponen realmente difíciles, son sus compañeros lo que lo ayudan a leer o lo llevan a algún lugar específico cuando necesita desplazarse.
“Me apoyan caminando porque a veces hay lugares oscuros donde no puedo ver. Nunca me han tratado mal ni diferente, con respeto y con cariño”, expresó.
Directo a la NASA
Algo que cualquier persona puede notar al conversar con este joven prodigio es su determinación con relación a su futuro. Para él no ha sido suficiente ingresar a una de las casas de estudio más importantes del país como es la UNI.
Junior ya sabe cuál es el camino a recorrer para lograr sus metas: primero, lograr un intercambio estudiantil con el famoso Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos. El objetivo es especializarse en ingeniería aeroespacial para aprender a construir naves espaciales. El siguiente punto se cae de maduro: “Mi más grande sueño es trabajar en la NASA”. ¿Alguna duda que lo conseguirá?
Fuerza de voluntad
Al tener una condición especial, Tarazona sabe que las cosas no son nada sencillas en la vida. Pero sí es consciente que esto se ha convertido en un motor para desarrollar esa voluntad tan arrolladora que le ha conseguir casi todo lo que propone.
“Todo es gracias al esfuerzo y a la disciplina. Los límites los ponemos nosotros mismos cuando dejamos de intentar algo que queremos hacer”, reflexiona con la sabiduría de alguien con mucha más edad que él.
La vida en casa
En este aspecto, su día a día no es muy diferente al de cualquier otro muchacho de 16 años. Pues pasa la mayor parte de su tiempo libre jugando videojuegos con su hermana mayor, viendo sus series favoritas en las diferentes plataformas de streaming o escuchando su música urbana. Es más, hasta se declaró hincha de Alianza Lima.
De igual manera, su familia ha sido el gran soporte en donde Junior ha apoyado gran parte de sus sueños. Por ejemplo, su hermana tuvo un papel preponderante en su ingreso a la UNI.
“Cuando di el examen, a mí me lo hicieron con letras más grandes. Eso fue gracias a mi hermana, ya que estuvo ahí escribiendo correos y conversando con la universidad para que me den las facilidades del examen más grande”, recordó con una sonrisa en el rostro.
Al final, al ver los resultados y de que había logrado el primer puesto, toda la familia se unió en un abrazo que parecía ser eterno. Se abrazaron con el alma.
Por último, Junior no quería despedirse sin dejar un mensaje que cala. Es el de no rendirse nunca sin importar cuál sea la dificultad. “Nunca se rindan, sigan para adelante. Ante cualquier problema que tengamos, ya sea físico o de otro tipo de problemas, no son una imposibilidad para lograr nuestros objetivos. Quizá puedan hacerlo más difícil, sí, pero siempre si queremos algo y seguimos con esfuerzo, empeño y dedicación en lo que queremos, vamos a conseguir nuestras metas y objetivos”, sentenció este pequeño ejemplo de lo que se trata ser humano.