En el panorama histórico del Perú, D’Onofrio se distingue como una de las marcas pioneras y líderes en la venta de helados. Su llegada se remonta a 1887, hace más de un siglo, caracterizada por el uso de una modesta carretilla y una corneta, elementos que se han mantenido hasta la actualidad. Sin embargo, en este repaso por los postres helados que ya no se producen en nuestro país, emerge el recuerdo de otra marca: Lamborgini, cuya presencia, aunque ausente, dejó una marca importante en las experiencias de muchos.
Junto a D’Onofrio, las marcas Artika y Yámboly vienen a la memoria colectiva de los peruanos. Estas empresas, que compitieron entre sí hace un tiempo atrás, tienen su propia singularidad y propuesta para satisfacer los paladares de los peruanos y extranjeros en los días calurosos.
Con la aproximación de la temporada de verano, estos nombres regresan a nuestra memoria, evocando que, a pesar del transcurso del tiempo, los sabores de la infancia y la tradición perduran, creando un vínculo afectivo con los consumidores que se extiende a través de las generaciones.
¿Qué helados quedaron en nuestra memoria?
Lamborgini
A principios del nuevo milenio, específicamente en 2003, surgió en la escena peruana una nueva marca de helados: Lamborgini. Esta empresa, en un intento por competir con la reconocida D’Onofrio, buscó establecerse en el mercado. A pesar de esfuerzos publicitarios, Lamborgini logró alcanzar el segundo puesto con un 16% de participación, aunque distante del 80% que ostentaba su competidor principal.
En diversos puntos de Lima, empezaron a aparecer carretillas de un distintivo color rojo, junto con la indumentaria de los vendedores y los frigoríficos en tiendas y supermercados. Esta estrategia contrastaba notoriamente con el color amarillo característico de D’Onofrio, en un intento por ganar terreno en el mercado peruano. A pesar de que la imagen para los consumidores era atractiva con los nuevos sabores, la realidad interna de la marca no era tan prometedora.
Con el tiempo, Lamborgini comenzó a perder reconocimiento en el mercado. Además, se experimentó un aumento en los precios internacionales de las grasas vegetales, un componente utilizado por Alicorp en la elaboración de los helados. Estos factores combinados fueron determinantes para el declive de esta marca. En 2011, tomó la decisión de vender finalmente la marca a Nestlé. A pesar del apego que algunos tenían por estos helados, ya no será posible saborearlos, a menos que se intente recrear algo similar.
Algunos de los helados que formaban parte del repertorio de Lamborgini y que, lamentablemente, ya no están disponibles en el mercado incluyen:
- Ying Yang
- Vip
- Flips
- Glacitas
- Casino
- Tartuffo
- Crocox
- Frutarello
- Trufas
- Carnevale y otros más.
D’Onofrio
La llegada de este postre al país se vincula estrechamente con la llegada de la familia D’Onofrio a Lima a fines del siglo XIX. Fue entonces cuando, con un carro de madera de tracción humana, empezaron a distribuir helados con la inscripción ‘Hokey Pokey’, origen de las palabras latinas ‘hocus-pocus’. Esta primera carreta, con su diseño innovador para la época, sentó las bases para todas las que hoy en día siguen circulando por las calles del país.
El impacto en el imaginario colectivo es innegable, convirtiéndose en un verdadero patrimonio nacional. La distintiva melodía de la corneta, las coloridas carretillas y la frescura de sus helados se han integrado en la vida cotidiana de Lima y otras ciudades peruanas, especialmente durante los días calurosos.
Con más de 120 años de presencia en el mercado peruano, D’Onofrio conquistó el 88% de la preferencia de los consumidores, ganando su estatus gracias a la longevidad y la diversidad de sabores que ofrece. Inicialmente ubicados en la calle Pachacamilla, luego en Granados y más tarde en el cruce de Sadia y Tipuani ―específicamente en el barrio de Chacarilla hasta 1914―, esta empresa se estableció, finalmente, en el local de la avenida Grau, donde permanecieron durante largos años.
La marca ha evolucionado a lo largo del tiempo, ampliando su gama de productos para incluir una infinidad de opciones tanto de helados de crema como de hielo. Actualmente, es una escena común encontrarse con las carretillas amarillas caracterizadas por su singular sonido que anuncia la llegada de estos sabores que se han mantenido arraigados en la memoria de los peruanos.
A lo largo de los años, D’Onofrio ha actualizado su catálogo de productos, lo que ha llevado a que muchos de los postres tradicionales dejen de formar parte de la marca. Algunos de estos productos, que ahora solo perviven en el recuerdo, incluyen:
- Donito
- Turbo
- Pelapop
- Exagelado
- Egocéntrico
- Galáctea
- Pinta lengua
- Cola de tigre
- Giraboca
- Nesquik
- Pibe
- Tandem
Así, el universo helado en el Perú es una combinación de sabores que perduran en el recuerdo. La tradición de disfrutar un helado se renueva con cada solsticio de verano que anuncia la llegada de estos productos que, más allá del tiempo, siguen siendo parte de la esencia de la cultura gastronómica peruana.