Anticiclón del Pacífico Sur y su ‘lucha’ contra El Niño podría reducir el impacto negativo en la agricultura peruana

Este fenómeno podría conllevar un descenso en los niveles de calor en la región, mitigando así la posible ocurrencia de huaicos, deslizamientos y fuertes precipitaciones, que podrían tener un impacto significativo en la actividad agrícola

El Niño Costero en el Perú ha generado grandes pérdidas en el sector agroexportador este año. Foto: Andina/Composición Infobae

El fenómeno El Niño Costero ha provocado considerables daños en el ámbito agroexportador de Perú durante el presente año. Esto se debe a distintos factores climáticos, tales como el incremento de las temperaturas, la falta de lluvias, olas de calor, entre otros.

Por tal razón, se ha reportado un descenso particular en el volumen de ciertos alimentos que son claves para la exportación. Dentro de esta lista resaltan los arándanos, cuyos productores han reportado la reducción en su tamaño. Asimismo, los envíos de mango, uvas y paltas han experimentado una disminución, impactados por la necesidad de temperaturas más bajas para alcanzar una floración óptima.

En esa línea, en el marco de la posible ocurrencia de un fenómeno El Niño durante el año 2024, también se han dado a conocer graves daños en la región costera, territorio donde se anticipa que un exceso de precipitaciones podría causar inundaciones, desbordes fluviales y huaicos, con impactos negativos en la actividad agrícola.

Además, se espera que las regiones del sur también sufran las consecuencias, con sequías y heladas afectando los cultivos. No obstante, en medio de la crisis que enfrenta el agro peruano, existe un fenómeno opuesto a El Niño que podría contribuir a mitigar sus efectos negativos en la agricultura nacional.

El impacto del Fenómeno El Niño podría traer altos riesgos. Foto: Andina/Composición Infobae

¿Cuán es el fenómeno opuesto?

De acuerdo con el doctor en Ciencias de la Tierra y exjefe del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi), Patricio Valderrama, debido a la irrupción de vientos fríos procedentes de la Antártida, asociados al Anticiclón del Pacífico Sur, se prevé una disminución en la temperatura del mar en las próximas semanas.

Este fenómeno podría conllevar un descenso en los niveles de calor en la región, mitigando así los efectos adversos vinculados a El Niño, como huaicos, deslizamientos y fuertes precipitaciones en el territorio nacional, que podrían tener un impacto significativo en la actividad agrícola.

Sin embargo, a pesar de que el Anticiclón del Pacífico se mantendrá más tiempo de lo previsto, aportando beneficios climáticos temporales, su influencia está sujeta a cambios en el futuro cercano.

El experto meteorológico Valderrama indicó que durante el verano, este fenómeno climático, que usualmente mitiga eventos naturales intensos, se alejará y debilitará. Esto podría resultar en un incremento de la temperatura del mar y la presencia de fenómenos meteorológicos severos.

Un campesino cosecha esparragos en Ica (Perú), en una fotografía de archivo. EFE/Paolo Aguilar

¿Cuáles son las regiones más golpeadas por el Niño?

Según los reportes del Centro Nacional de Estimación, Prevención y Reducción del Riesgo de Desastres (Cenepred), del Ministerio de Defensa (Mindef), hoy en día, los efectos del fenómeno El Niño afectan a 8,5 millones de personas a nivel nacional.

Entre los departamentos donde se han detectado repercusiones críticas en la agricultura debido a la escasez de precipitaciones, con un 100% de su superficie expuesta al riesgo, está Lima, con 1,3 millones de hectáreas en alto riesgo.

También, las regiones de Cusco y Puno son identificadas como áreas con una significativa extensión de producciones afectadas. La región de Cusco se destaca con 1,2 millones de hectáreas, mientras que Puno registra daños en 1,1 millones de hectáreas.

Esta situación impacta directamente en la seguridad alimentaria y en la economía de las regiones involucradas, puesto que la agricultura constituye una parte vital de la economía peruana, no solo para el consumo doméstico, sino también en el ámbito de las exportaciones, y en la sostenibilidad de las comunidades rurales y los mercados agrícolas.