Son pocos los jugadores que vienen al Perú a marcar la diferencia. Este es el caso de Miguel Ximénez, delantero uruguayo que superó a Cristiano Ronaldo con una marca histórica en Sporting Cristal, y que se proclamó campeón nacional con Universitario de Deportes.
El ‘Chino’ tuvo un largo recorrido en las divisiones menores de Uru, Ituzaingó y Nacional de Montevideo, siempre en posiciones ofensivas como ‘10′ y ‘9′. No obstante, su debut en la profesional se dio en Deportivo Maldonado, club de su ciudad natal, en 1997.
El exfutbolista y ahora asistente técnico de Alejandro Apud en Boston River, le concedió una entrevista exclusiva a Infobae Perú desde su tierra, en la que contó cómo llegó a territorio peruano, los logros que obtuvo, su concepto de Bryan Reyna y el lamento de la salida de Juan Reynoso de la ‘bicolor’, así como otros temas.
- Comenzaste en varios clubes de Uruguay, Guatemala y Colombia, hasta que el 2008 llegaste a Sporting Cristal. ¿De qué manera se dio?
Por intermedio de Gonzalo Madrid, que tuvo un contacto con Sporting Cristal. Vieron mis videos. Hay una anécdota, y es que en ese entonces el entrenador era Juan Carlos Oblitas, pero estaba de viaje en España. El encargado de ver mis videos fue su hijo Fernando. Él fue quien dio el visto bueno sobre mí y después siempre bromeamos con eso, que gracias a él fui a Perú. Ese año tuve la suerte de hacer muchos goles y fui el tercer goleador mundial. Creo que fui el único goleador en la historia del fútbol peruano que quedó en esa estadística. Aun así, tuve la mala suerte que me lesioné dos veces y me perdí muchos partidos; de lo contrario, habría marcado más goles. Me queda la sensación de no haber campeonado, pero siempre agradecido a Juan Carlos, quien confió en mí.
- Tuviste un corto paso por Libertad y luego regresaste a Cristal hasta 2011. Tu salida no se dio en buenos términos, ¿qué sentiste en ese momento y con qué te quedas?
No fue que se haya dado en malos términos, sino que el club no quiso contar conmigo. Se me terminó el contrato. Me transmitieron que si no salía la ciudadanía peruana no contarían conmigo porque querían utilizar el cupo extranjero en otro delantero. Al final volví a Uruguay y después me llamó ‘Chemo’ para ir a la ‘U’. Pero no fue que no haya querido quedarme en Cristal, no fue que haya tenido ningún problema, fue solamente eso. Incluso después no trajeron ningún delantero extranjero, fue Rengifo. Entonces cuando se enteraron que me iba para la ‘U’, creo que hubo un contacto con mi empresario para ver si había alguna posibilidad de volver, pero ya había dado la palabra a ‘Chemo’ y no me gustaba no mantener la palabra cuando él había confiado en mí para llevarme a la ‘U’. Después, estoy agradecido con Cristal. Incluso el año pasado, cuando estaba en Perú, fui a un partido de Cristal. Y el verdadero hincha que me conoce sabe el perfil de persona que soy y nunca pasó nada, la gente me saludó. También cuando fui con Cantolao, parte de la tribuna me aplaudió. Es un orgullo para mí porque quiere decir que uno hizo bien en las cosas.
- De ahí pasaste a Universitario, donde saliste campeón. ¿cómo valoras esa etapa?
Fueron dos años diferentes. El primero el club estaba muy desorganizado. El año anterior había muchas deudas con los futbolistas y estaba muy complicado. Me acuerdo que la hinchada un día fue a Campo Mar para hacer un llamado de atención a los dirigentes. La parte económica era muy poco, pero fue un desafío personal. Ese año el equipo era muy limitado, muchos juveniles con algunos de experiencia. Esa es la camada de Andy Polo, del ‘Orejitas’ Flores, de Christofer Gonzales… Creo que le pusimos el pecho a esa situación y estuvimos a punto de clasificar a la Sudamericana por pocos puntos. Campo Mar no es el de ahora, entrenamos en la cancha auxiliar del estadio. Todo eso, agregado al campeonato del 2013, creo que la gente valoró mucho y me quiere mucho por eso.
- ¿Cómo se gestó ese campeonato con Comizzo?
Creo que fue la fortaleza de un plantel muy bueno. Había jugadores como los que mencioné que ya tenían un año de experiencia y se veían que tenían mucho futuro. Después estaban los de experiencia como Galliquio, ‘Toñito’, jugadores que le ponían el pecho a la situación que veníamos del año anterior. Incluso empezamos ese año con tres o cuatro partidos perdidos. Me acuerdo que un lunes estábamos haciendo fútbol en el estadio y la hinchada bajó, se metió en la cancha y exigió que teníamos que cambiar la situación, sobre todo al entrenador. Creo que eso, increíblemente, fue un punto de partida. El equipo empezó de a poco a consolidarse, a ganar y, obviamente, la mano del entrenador siempre estuvo en cuanto al equilibrio del grupo, el manejo con los jóvenes. Me acuerdo que a los jóvenes los concentraban dos días antes. A los que éramos casados, teníamos familia, nos concentraban solamente el día previo al partido. Entonces, fueron cosas que se fueron haciendo bien y contribuyeron para que el equipo se vaya afirmando y sintiéndose mejor.
- Habiendo pasado por Sporting Cristal y Universitario, ¿te llegó alguna oferta de Alianza Lima?
No, no que yo sepa. Cuando estaba en el Cristal y en la ‘U’ mucha gente quería que vaya a Alianza. Pero no oficialmente. La verdad que estoy satisfecho y contento por haber jugado en Cristal y en la ‘U’.
- En Universitario jugaste con Raúl Ruidíaz. ¿Qué crees que ha pasado para que en la selección no haya podido rendir de la misma manera que en clubes?
Me acuerdo que tuve una diferencia con Comizzo, después vino él y se adueñó del puesto. Uno tiene que ayudar desde el lugar que esté. Creo que con mi experiencia, desde un lugar secundario, lo ayude a él y le di confianza para que juegue tranquilo. Creo que fue excelente lo que hizo él porque salió goleador y tuvo un gran campeonato, que a la postre le dio para salir al extranjero nuevamente. Y lo de la selección, creo que pasa por las ondas negativas de la gente. Le pasó que no hizo goles y esa onda negativa seguramente a él lo afecte. Uno siente la energía cuando es negativa y cuando la gente está incómoda con uno mismo. Eso se transmite y quizás le pase. Es un gran jugador y hacer goles en todos lados, no creo que en la selección no pueda hacerlos.
- ¿Cómo afrontas esta etapa como asistente técnico?
Aprendiendo mucho. Por suerte me ha ayudado mucho el entrenador con el que estoy trabajando, Alejandro Apud, que es muy bueno. Yo, desde mi lugar, intento transmitirle toda la experiencia que tengo como futbolista a él y después a los futbolistas. Siempre estando cerca y hablándoles. En cuanto a los delanteros, que es lo mío, siempre trabajando con ellos y haciéndolos crecer. Estoy orgulloso del trabajo que hago porque cada año que termina siempre los futbolistas me llaman y agradecen todo lo que uno les transmitió. Me pasó en Ayacucho, Cantolao. En este último tuve buena suerte de tener a jugadores que después los citaron a la selección. Un crecimiento muy grande con nosotros. Acá en Uruguay lo mismo. Creo que es la mayor satisfacción que puede tener un entrenador, el reconocimiento del futbolista. Estoy disfrutando de eso, pero también a la vez aprendiendo de lo que es ser entrenador.
- En Cantolao tuviste a Bryan Reyna y Jhamir D’Arrigo. ¿Qué crees que les falta para consolidarse y convertirse en jugadores para el extranjero?
Creo que con los dos hicimos un gran trabajo. Sobre todo con Bryan porque es un futbolista de una personalidad muy especial. Cuando llegamos al club decían que era un jugador muy complicado, difícil de manejar. La verdad que con nosotros fue totalmente lo contrario, se brindó al máximo, siempre escuchó, siempre se quedaba a trabajar conmigo en cuanto a la definición, que era la dificultad que tenía. En el uno contra uno es muy bueno, pero cuando se enfrentaba al arquero no finalizaba bien, y trabajamos mucho e hizo goles importantes. Jhamir también, se fue a Melgar y a la selección. Es un jugador muy habilidoso, encarador, tiene una pierna zurda muy buena. Creo que fueron jugadores que potenciamos y crecieron como futbolistas. Eso es lo que decía del mayor logro que puede tener un entrenador: ver el crecimiento del futbolista. Un partido que jugamos en el Monumental, Bryan hizo un gol y lo vino a festejar conmigo. Son cosas que da muestra del cariño que se creó entre el cuerpo técnico y el futbolista. El consejo siempre era que sean profesionales, que trabajen, que intenten mejorar día a día. No solo con llegar al fin de semana, hacer un gol, y ya está, sino en mejorar para el alto nivel. Otro futbolista que tuvimos fue Aaron Sánchez, que en ese entonces lo citaron y tuvimos con Juan (Reynoso) unas reuniones para pedir nuestra devolución de ese futbolista y fue la mejor. Es de los futuros del fútbol peruano, pero no sé qué pasó este año. Lamentablemente, no jugó mucho creo, el proceso que hicimos con él se frenó. Creo que no nos equivocamos. Son futbolistas que tienen muchas condiciones, pero creo que tendrían que dar el salto de jugar al extranjero para seguir creciendo. Si se quedan en el fútbol peruano, se les pasa el tiempo y pueden quedar ahí. Bryan mí es un gran futbolista, tiene mucha potencia, en el uno contra uno es desequilibrante, maneja los dos perfiles, tiene que mejorar la definición. Si tiene claro que en el fútbol actual hay que estar al mil por mil, que no es solamente entrenar e irse para casa y ya está. Tengo que entrenar, en la tarde ir al gimnasio y tengo que cuidarme la comida, acostarme temprano, hacer lo que hacen los grandes futbolistas para lograr el éxito. Si tiene claro eso, no tiene techo.
- Saliendo de Cantolao, ¿qué otros jóvenes peruanos has visto con un potencial diferente?
No he seguido mucho este año, pero este chico de Cristal, Joao Grimaldo, el extremo que me gustó mucho. También que me ha hablado muy bien mi amigo ‘Piki’ Cazulo. Nosotros lo enfrentamos el año pasado, lo conocí y me parece muy desequilibrante. Es parecido a Bryan, encarador, tiene uno contra uno, bueno técnicamente. Los dos son los mejores extremos que hay en Perú.
- Si alguno de los clubes en los que estuviste en Perú, sea Sporting Cristal, Universitario o Cienciano, te propone trabajar. ¿Aceptarías?
Sí, por supuesto, si se dan las condiciones. El año pasado tuve el deseo de volver al Perú. Tengo una hija peruana, muchos amigos peruanos. Lima la conozco como si fuera mi ciudad Maldonado, estoy a gusto y me encanta. O también en una provincia porque estuvimos en Ayacucho y trabajamos muy conformes y agradecidos. Sin duda que uno el Perú siempre lo lleva en el corazón y está pendiente de lo que pase, con la esperanza siempre de volver.
- Tú que fuiste un ‘9′ de raza, goleador, debes tener una percepción clara de lo que les faltan a los delanteros peruanos ante esa carencia en la selección.
Para mí no pasa por la carencia de cuando llegan a Primera, sino la formación. Creo que es la diferencia que le lleva Uruguay a Perú. De tener una organización que sea mejor y que puedas hacer un proyecto de que los futbolistas de las canteras de los clubes puedan llegar a la selección, con una competencia adecuada a su formación. Veo que juegan 30 partidos por año, con suerte, entonces qué formación podemos tener cuando más tiene que jugar, más tiene que entrenar y más tiene que pulir su formación. Creo que ahí es la gran diferencia. Te cito lo que es Uruguay, el baby fútbol se juega en promedio de 2000 partidos por fin de semana en todo el país, entonces hay una organización tan buena que esos futbolistas nutren a las formativa de todos los clubes profesionales. Por ende, llegan a Primera División jugadores con 17, 18 años bien formados, preparados para jugar a alto nivel. Si se mejora eso en Perú, en unos años puede ser tranquilamente un clasificado al mundial como en décadas anteriores.
- ¿Cuál fue tu etapa más dura en tu carrera?
Creo que siempre fueron las lesiones. En Uruguay me acuerdo que cuando salí goleador en Plaza de Colonia, estaba hecho el pase para Peñarol y en la última fecha que fui a jugar, que me lo pidió el entrenador, me quebré el metatarsiano a los 10 minutos. Después se me cayó el pase a Peñarol. Después, si uno está bien físicamente, se puede equivocar, pero es parte de este juego y uno tiene que estar mentalizado en seguir adelante por más que tenga dificultades.
- Y por el contrario, ¿la etapa que más disfrutaste?
Fueron muchas etapas. Gracias a Dios, en casi todos los clubes que estuve, tuve la suerte de hacer muchos goles. Creo que para un delantero la mayor satisfacción siempre es eso porque ayudan al equipo. En Cristal, la ‘U’, Cienciano donde no jugué mucho, pero en general hice muchos goles.
- Jorge Fossati, que dirigió a Universitario, está a un paso de la selección peruana…
Lo que no entiendo es que si Juan (Reynoso) tenía contrato, ¿no?
- Tenía contrato. Faltaban detalles, pero ya se desligó.
La verdad que me da pena por Juan porque es un gran profesional. Lo tuve en Cristal y sé que siempre está en pro de que el fútbol peruano crezca, cambiar la mentalidad, pero lamentablemente a veces pasan esas transiciones. Cuando son exitosas, se terminan, en el caso de Gareca, viene otro entrenador y siempre cuesta ese proceso de adaptación, ese cambio. Juan sufrió eso, el bajón de los futbolistas después de lograr el éxito con Gareca.
- ¿Cómo era Juan Reynoso en los entrenamientos?
Muy exigente, gran profesional, muy convencido de lo que le proponía al futbolista. Por ahí tiene una imagen de que es una persona distante, pero cuando uno lo conoce es una persona de un gran corazón y que se puede, como futbolista, acercar y hablarle sinceramente, de frente.
- ¿Qué sueños tienes y te faltan cumplir en el fútbol?
Crecer como entrenador y consolidarme. El día de mañana, que pueda estar y conformar mi cuerpo técnico como cabeza, labrarme solo. Pero creo que eso el tiempo lo dirá. Mi intención es esa. Por ahí uno no tiene tiempo estimado, pero eso se dará conforme uno vaya viviendo la experiencia y vaya madurando como y como persona. Después, sí me gustaría volver al el fútbol peruano.