El secuestro de la menor Angélica Vásquez Barrientos, de 12 años de edad, en Comas, ha causado una gran conmoción no solo en su familia sino en todo el país debido a que despierta una inquietud colectiva al tratarse de una niña. Este tipo de hechos que involucran a menores y la modalidad usada por los criminales no había sido visto desde hace casi dos décadas.
De acuerdo a lo observado por la Policía Nacional del Perú (PNP), la evolución particularmente preocupante es el cambio en el perfil de las víctimas: ya no son exclusivamente de niveles económicos altos. Ahora, pequeños y medianos empresarios, así como menores de edad, son los nuevos objetivos de estas redes criminales.
De acuerdo con información proporcionada por PNP, en lo que va del 2023 se han reportado más de 3,000 denuncias por secuestro. La entidad hizo énfasis en que solo en Lima se han registrado 100 casos de secuestro, mientras que en Arequipa se contabilizaron 25 y en Lambayeque 24.
Los secuestros más sonados en el 2023
El último caso resonó en Lima Norte, un área que lamentablemente se está haciendo conocida por ser un foco de secuestradores, pone de manifiesto esta tendencia. Hace aproximadamente un mes, Lucero Trujillo, de 27 años, hija de un empresario local del sector frigorífico, fue raptada en frente de la empresa familiar.
Los responsables, identificados como tres hombres de origen venezolano, sorprendieron a la víctima con armas de alto calibre, incluyendo una mini-uzi y una pistola, durante su rapto.
Aunque Lucero fue liberada posteriormente por sus captores tras el pago de un rescate, las similitudes entre su caso y el reciente secuestro de una menor de edad son notables: en ambos incidentes, los delincuentes estaban fuertemente armados y utilizaron chalecos que aparentaban ser de la policía, sin importarles ejecutar sus actos a plena luz del día.
En este contexto, la Policía Nacional del Perú intensifica la búsqueda de Eric Moreno Hernández, alias “El Monstruo”, sospechoso de estar detrás de ambos secuestros y acusado del asesinato del oficial de policía William Ríos Cauti. Las similitudes en las estrategias y la forma de ataque son las principales pistas que conducen a esta suposición.
En octubre, un hecho reciente que paralizó a Trujillo, el empresario Iván Díaz Garrido fue secuestrado por unos sujetos que llevaban chalecos de la Policía y, tras el pago de un rescate, fue hallado con vida pero con evidentes signos de tortura. Al hombre le habían cortado tres dedos.
Pocas semanas después, un adolescente de 17 años fue secuestrado en Villa El Salvador y liberado tras cuatro días de angustia. La familia interpuso una denuncia tras su desaparición, y las investigaciones llevaron a su localización en Pachacámac, donde logró escapar y pedir ayuda. Apareció descalzo y sucio, pero estable, y se sabe que los secuestradores tenían acento extranjero.
Los primeros días de diciembre también registraron otros dos secuestros. César Antonio Polo Carrión, microempresario de 43 años, fue encontrado luego de dos días de haber sido secuestrado en la ciudad de Cajabamba, Cajamarca. Presentaba lesiones graves y también le habían amputado tres dedos. Sus secuestradores exigían S/500,000 para su liberación, y fue rescatado gracias a una llamada anónima a las autoridades.
Por esos días, se supo también sobre el secuestro de una mujer de 63 años que se dedica al alquiler de cuartos en Comas. Sus secuestradores se hicieron pasar por inquilinos para hacerla salir de su vivienda y llevársela por la fuerza. La PNP logró capturar a cuatro de ellos luego de localizar a la víctima en una vivienda de Ancón. Fue hallada atada, maniatada y en estado de shock.