Perú está lleno de personajes que han luchado por nuestro país y fueron artífices silenciosos de la independencia y la consolidación de la identidad nacional. Uno de ellos sale del anonimato luego del merecido reconocimiento que le otorgó el Perú.
Se trata de José Manuel Valdés, quien ahora adorna una de las monedas de S/1 emitidas por el Banco Central de Reserva del Perú (BCR), en el marco de la serie numismática ‘Constructores de la República Bicentenario 1821–2021′.
¿Quién fue José Manuel Valdés?
José Manuel Valdés nació en un hogar modesto, hijo natural de Baltasar Valdés, un músico, y María Cabada, de ascendencia africana. Desde temprana edad, su inteligencia destacó, lo que motivó a la familia española, para quien trabajaba su padre, a apoyar su educación y matricularlo en el exclusivo colegio San Ildefonso, reservado a hijos de españoles y criollos.
Durante sus años escolares, enfrentó la cruda realidad del racismo que existía en la época. No obstante, su aspiración de convertirse en médico prevaleció y lo impulsó a seguir adelante, buscando conocimiento en cada lugar que podía. Así, adquirió lo que llamó ‘el arte de curar’.
Al finalizar sus estudios, optó por la cirugía latina, ya que la medicina, de mayor prestigio en ese tiempo, le estaba vetada por su posición en el sistema de castas virreinal. En 1788, con veintiún años, se graduó y prosiguió, de manera informal, con estudios de Medicina bajo la tutela de Hipólito Unánue.
En 1792, a pesar de no contar con el título, el protomédico general le otorgó una licencia especial para ejercer la medicina. Cultivó una extensa clientela y reputación, mientras aprendía inglés, italiano y francés. Finalmente, el 11 de junio de 1806, la Real Cédula de Carlos IV le concedió la dispensa para ingresar a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Se graduó y se convirtió en catedrático de medicina clínica. Sus numerosos tratados médicos lo hicieron reconocido a nivel local.
En 1807, sustentó su tesis de bachiller en presencia de Unánue, Miguel Tafur y José Manuel Dávalos, siendo exonerado de dos años de prácticas médicas. Pocos meses después, en el mismo año, aprobó su examen doctoral. Participó activamente en tertulias con médicos críticos del sistema virreinal. Sin embargo, fue su estudio sobre el uso del bálsamo de copaiba para tratar convulsiones infantiles, presentado como tesis en la Universidad Mayor de San Marcos y publicado en Francia, lo que lo llevó a la fama mundial.
Desde 1816, fue miembro correspondiente de la Real Academia Médica Matritense. José Manuel Valdés estudió la epidemia que azotó Lima en 1821, influyendo en la retirada del ejército realista a la sierra; apoyó la causa independentista. A pesar de controversias por sus creencias religiosas y su conservadurismo médico, el prócer se mantuvo como referente en su campo hasta su muerte.
Su lucha desde la atención a los soldados heridos
Más allá de sus notables contribuciones en el ámbito médico y literario, también dejó huella en el campo de batalla, donde ofreció su apoyo incansable. En el campamento de Huaura, brindó atención médica a cientos de soldados heridos que luchaban junto al generalísimo San Martín. No solo se limitó a curar a los combatientes, sino que también dedicó esfuerzos en atender a los presos afectados por enfermedades como las tercianas.
En el artículo ‘Los médicos próceres de la independencia del Perú’ de Óscar Pamo Reyna, se le reconoce como uno de los médicos peruanos que colaboraron en la causa independentista, junto a figuras como Hipólito Unanue, José Pezet, Gabino Chacaltana y José Gregorio Paredes, entre otros.
Su lado poético
Además de su destreza en la medicina, Valdés se destacó en la literatura, publicando obras consideradas pilares de la poesía. Entre estas se encuentran “Oda a San Martín”, “Poesías espirituales”, “Salterio Peruano de los ciento cincuenta Salmos de David y de algunos cánticos sagrados en verso castellano” y “Vida admirable del bienaventurado fray Martín de Porres”.
Su incursión en la política no pasó desapercibida, siendo diputado de la República del Perú por la provincia de Lima durante el primer gobierno del Mariscal Agustín Gamarra en 1829, 1831 y 1832.
El prócer no solo dejó un legado en medicina, también contribuyó a la poesía patriótica, estrechando lazos con José de San Martín y Simón Bolívar, a quienes dedicó odas y homenajes. Su poesía religiosa también destacó, reflejando un espíritu cristiano en obras como “La fe en Cristo triunfante”.
En 1843, emprendió un viaje por el río Urubamba, Ucayali y Amazonas con el objetivo de llegar a Brasil, una odisea que culminó después de 13 meses. Este recorrido quedó plasmado en su obra “Viagem da cidade do Cuzco a de Belem do Grão Pará pelos rios Vilcamayu, Ucayaly e Amazonas” (Viaje del Cuzco a Belén en el Gran Pará por los ríos Vilcamayo, Ucayali y Amazonas).
A pesar de su prominente carrera, el tema de su color de piel lo marcó constantemente, a pesar de sus logros académicos y profesionales. Finalmente, Valdés falleció el 29 de julio de 1843 como un ciudadano ilustre, sin dejar descendencia.
¿Cuáles fueron sus obras?
Científico-médicas
- Artículos en El Mercurio Peruano con el seudónimo de Joseph Erasistrato Suadel, entre 1791 y 1792, principalmente.
- Disertación quirúrgica sobre el chancro uterino (1801).
- Elogio de la cirugía (1806).
- Disertación sobre la Meningitis de los niños (1815).
- Memoria sobre las enfermedades que se padecieron en Lima en el año 1821 (1827).
- Memoria sobre la disentería (1835).
- Relación del estado general del arte obstétrico (1836).
- Memoria sobre el cólera morbo (1839).
- La eficacia del bálsamo de copayba en las convulsiones de los niños, 1807, tesis presentada en la Universidad de San Marcos.
- Memorias médicas (París: Rosa y Bouret, 1836).
Literarias
- “Oda dedicada al Ayuntamiento o Cabildo de Lima” (1813).
- “Oda dedicada al libertador San Martín” (1821).
- “Oda a Lima libre y triunfante” (1822).
- “Oda dedicada a Simón Bolívar” (1825).
- Poesías espirituales (1818).
- La fe de Cristo triunfante en Lima (1822).
- Salterio peruano (1833).
- Vida admirable del bienaventurado fray Martín de Porres (1840).