El Perú es un país que cuenta con una geografía profundamente marcada por la imponente presencia de la Cordillera de los Andes. Hoy, 11 de diciembre, en el marco del Día Internacional de las Montañas, la atención se centra en estas elevaciones, que son más que meros ‘accidentes geográficos’: son símbolos de una naturaleza grandiosa que define nuestro paisaje y diversidad.
Estas imponentes elevaciones no solo atraen a viajeros en busca de experiencias únicas, sino que también desempeñan un papel vital en el desarrollo y avance del país. Dentro de nuestro país se encuentra una variedad de montañas, picos nevados y volcanes que cada vez reciben la visita de más entusiastas del senderismo, la fotografía y la aventura.
A continuación, te contamos sobre las montañas más altas y emblemáticas del Perú. Esta es una oportunidad para planificar futuras excursiones y conocer estos parajes que encierran la grandiosidad natural de nuestro país.
Las montañas más elevadas del Perú
Huascarán
Entre las provincias de Yungay y Carhuaz, en el departamento de Áncash, se alza imponente el Huascarán, la cumbre más elevada del Perú y la quinta de Sudamérica, con una altura de 6 mil 768 metros sobre el nivel del mar. Este coloso montañoso se muestra como uno de los destinos de aventura por excelencia en la cordillera andina central del país.
Enfrentarse al Huascarán es un desafío para los montañistas y escaladores. Para aspirar a conquistar su cima, se requiere no solo una preparación física y aclimatación adecuada por la altitud, sino también la paciencia suficiente para aguardar el momento oportuno de iniciar la travesía, ya que este recorrido es de al menos cuatro días.
Sin embargo, para aquellos viajeros que buscan una experiencia más pausada y sin complicaciones, el Parque Nacional Huascarán ofrece diversas actividades. Explorar este fascinante entorno implica visitar los lugares arqueológicos, avistar diversas especies de flora y fauna, como la Puya Raimondi, y contemplar las lagunas de tonalidades verdeturquesa, como la laguna de Llanganuco, todo ello acompañado por la belleza natural que envuelve a la montaña.
En las altitudes más elevadas de la cordillera, las temperaturas mínimas se sitúan en un promedio anual de 0° centígrados, mientras que las máximas rondan los 7 °C. A medida que se desciende, las temperaturas se vuelven más agradables y el clima más templado.
Yerupajá
El nombre Yerupajá, de origen quechua, se traduce como “amanecer blanco”, una denominación que surge de la fusión de los vocablos yuraq (blanco) y pajaj (amanecer).
Con sus imponentes, 6 mil 634 metros de altura, el Yerupajá de cumbres nevadas se posiciona como la segunda montaña más alta del Perú. Se encuentra ubicado en la Cordillera de Huayhuash, también en Áncash, representa una de las aventuras más desafiantes en todo el mundo. Esto se debe a que la ruta para alcanzar su cima implica varios días de extenuante caminata a través de terrenos y climas diversos.
La dificultad del ascenso ha limitado las expediciones exitosas a esta montaña. La primera, llevada a cabo en 1950, fue liderada por los montañistas estadounidenses Jim Maxwell y Dave Harrah. Este desafío les demandó dos años de preparación y estudio. Desde Huaraz, los escaladores se dirigen al pueblo de Chiquián como parte de la ruta de acceso hacia el Yerupajá.
Coropuna
Así como en la zona central de los Andes peruanos, en las regiones del sur también se alzan imponentes picos. Uno de ellos es el volcán Coropuna, con una altitud que alcanza los 6 mil 425 metros. Ubicado a 150 km al norte de la ciudad de Arequipa, dentro de la Cordillera de Ampato, su nombre en quechua, “reflejo en la meseta”, evoca la grandiosa vista que ofrece. La cima está cubierta por nieve y hielo, una característica que realza el panorama.
La primera expedición a este lugar fue liderada por exploradores de la Universidad de Yale, bajo la dirección del estadounidense Hiram Bingham, en 1911. Durante esta travesía, se descubrieron vestigios de prendas pertenecientes a la cultura inca, lo que confirma la frecuente visita de los habitantes locales a esta montaña en aquellos tiempos.
El Coropuna fue considerado uno de los centros rituales del Tawantinsuyu. Llamado huaca y “adorado” con ofrendas andinas, fue mencionado por Garcilaso de La Vega y otros cronistas como uno de los lugares sagrados más prominentes del Condesuyo. Incluso se tiene conocimiento de un santuario con restos de cerámica en la cumbre, que lamentablemente fue dinamitado por saqueadores en algún momento. Probablemente este lugar fue parte del ritual Capacocha.
Huandoy
Ubicado en la región de Áncash, cerca del imponente Huascarán y el majestuoso Yerupajá, el nevado Huandoy se alza a 6 mil 395 metros de altitud y es otro atractivo turístico de la Cordillera Blanca. Una antigua leyenda local atribuye a estas montañas una historia de amor prohibido entre una princesa (Huandoy) y un joven soldado (Huascarán), castigados por el Dios Inti, padre de Huandoy, convirtiéndolos en nevados.
El Huandoy fue originalmente conocido como Tullpa Rahu, derivado del quechua ancashino tullpa (fogón de piedras) y rahu (hielo). El nombre Tullpa Raju interpreta la montaña como un “Fogón de Piedras Nevado”.
Está compuesto por cuatro cumbres que superan los 5 mil metros de altura, orientadas en cada punto cardinal. Es accesible tanto para principiantes en el montañismo como para escaladores experimentados. Sin embargo, todos deben someterse a un proceso de aclimatación previo y contar con el equipamiento necesario para evitar contratiempos.
La primera ascensión al Huandoy Norte desde las pendientes del sur tuvo lugar el 12 de septiembre de 1932. Fue llevada a cabo por una expedición del Club Alpino Alemán (Deutscher Alpenverein), liderada por los alpinistas alemanes Erwin Schneider y Erwin Hein. Posteriormente, los miembros de esta expedición austro-alemana también lograron conquistar por primera vez las cumbres del Huascarán Sur, Artesonraju y Chopicalqui.
Ausangate
Localizado a 6 mil 384 metros sobre el nivel del mar, Ausangate se posiciona como la quinta montaña más alta del Perú y, para la cosmovisión cusqueña, representa un nevado sagrado de gran importancia. Situado en el distrito de Ocongate, en Cusco, este apu se alza sobre la Cordillera de Vilcanota, destacando entre las montañas. Su presencia es tan imponente que incluso puede divisarse desde la Fortaleza de Sacsayhuamán, cercana al centro de la capital.
Esta cumbre está rodeada de lagos como el Sibinacocha, bosques de piedras, glaciares y extensas planicies que componen un paisaje singular. Conquistar su cima implica un desafiante trekking de 5 días y 4 noches a lo largo de 70 kilómetros, catalogado como una de las rutas más desafiantes de los Andes. A lo largo de esta travesía, el viajero se encuentra con vistas impresionantes: montañas de diversos colores, manadas de alpacas y acantilados desérticos, creando una experiencia al aire libre excepcionalmente hermosa.
Desde la primera expedición en 1950, liderada por el italiano Piero Ghiglione, numerosos exploradores y senderistas han buscado conquistar la cima de Ausangate. Tres años más tarde, una expedición alemana logró el anhelado ascenso por la ladera sur. Posteriormente, se trazó nuevas rutas para hacer más accesible.