Las Catacumbas del Convento San Francisco, la cripta que alberga 25 mil sepulturas

Descubre la historia de la cripta más grande de Latinoamérica y adéntrate en sus enigmáticas catacumbas, testigos de la Lima colonial. Un recorrido por el pasado que combina arte, cultura y fe

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A lo largo de siglos, decenas de miles de personas hallaron su última morada en el corazón histórico de Lima. Composición Infobae Perú
A lo largo de siglos, decenas de miles de personas hallaron su última morada en el corazón histórico de Lima. Composición Infobae Perú

El Convento de San Francisco en Lima, es un destacada huella de la era colonial, cuya importancia trasciende su uso original como lugar de enterramiento hasta el siglo XIX. Reveladas al público en 1943, las catacumbas ahora forman parte del museo en el sitio, que cada año atrae a una considerable cantidad de visitantes.

Compuestas de ladrillo y calicanto —una sólida mezcla de cal, piedra, arena, canto rodado y agua— estas criptas adquirieron la denominación de catacumbas por su parecido con las ancestrales romanas. Sin embargo, poseen características distintivas y consisten en una red de bóvedas subterráneas situadas bajo las capillas de la iglesia, utilizadas en su tiempo como sepulcros colectivos para miembros de diversas cofradías y hermandades religiosas.

El recinto, cuya edificación se remonta al siglo XVI y que fue objeto de una importante reconstrucción en 1680, hoy se erige como uno de los puntos de interés religioso y turístico más significativos en el Centro Histórico de Lima, ofreciendo un recorrido por ambientes cargados de valor histórico y artístico.

Este complejo, conocido por su arquitectura barroca, alberga una biblioteca con cerca de 25 mil volúmenes sobre teología, filosofía, historia y literatura, así como obras de pintores europeos del siglo XVII y documentos antiguos, algunos de la época de la conquista española.

Actualmente, el Ministerio de Cultura de Perú tiene a su cargo la tarea de preservar este enclave cultural, declarado patrimonio cultural por su valía histórica y cultural.

La integración de las catacumbas en itinerarios turísticos y educativos refleja el interés en profundizar en el conocimiento del pasado colonial de la región y en la preservación de su legado histórico.

Preservación histórica de las Catacumbas de San Francisco en Lima

La cripta de San Francisco representa un capítulo clave en la historia funeraria de América Latina. Albergando los restos de más de 25 mil personas, estas catacumbas funcionaron como sepulcro colectivo hasta la apertura del Cementerio General de Lima en 1821, que marcó el fin de los entierros eclesiásticos. Olvidadas durante décadas, su existencia fue redescubierta en 1943, abriendo un portal al entendimiento de prácticas funerarias pasadas.

Este enigmático complejo subterráneo está conformado por una red de pasajes en los cuales los huesos han sido meticulosamente dispuestos para crear patrones geométricos, lo que refleja las creencias y la cultura de la época. Es especialmente relevante destacar los pozos comunes, ya que revelan la idea de igualdad después de la muerte.

Reconocidas por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad en 1991, las catacumbas son un testimonio de valor histórico y arquitectónico incalculable. No obstante, su conservación implica retos constantes, enfrentando la lucha contra la humedad y la necesidad de mantener la dignidad de los restos mortales, así como la integridad de su estructura subterránea.
Iglesia San Francisco del Centro de Lima.
Foto: Agencia Andina.
Iglesia San Francisco del Centro de Lima. Foto: Agencia Andina.

¿Por qué existía un cementerio debajo de la Iglesia San Francisco?

La existencia de cementerios bajo iglesias es una práctica que se remonta a la Europa medieval y que fue llevada a América Latina por los colonizadores españoles. La Iglesia San Francisco en Lima es un ejemplo de ello.

En el caso específico de la Iglesia San Francisco y sus catacumbas, la razón se remonta en la tradición cristiana de sepultar a los muertos cerca de los santos y bajo las iglesias, como una manera de santificar más sus restos y acercarlos a la tierra santa. En el contexto de la Lima colonial, esto también estaba vinculado con el estatus social y la devoción religiosa.

Históricamente, las catacumbas de San Francisco servían como el principal cementerio para los residentes de Lima hasta la creación del primer cementerio público, el Presbítero Maestro.

Además, en esa época, la práctica de enterrar a los muertos dentro de la ciudad era común debido a la falta de espacios designados fuera de los centros urbanos y también como una forma de mantener la tradición y los rituales religiosos accesibles a la comunidad.

En el siglo XIX, con el aumento de la población y la preocupación por las condiciones sanitarias, se empezaron a establecer cementerios fuera de las áreas urbanas, lo que llevó al cierre de las catacumbas y otros cementerios subterráneos.

Las catacumbas de San Francisco fueron redescubiertas en 1943 y desde entonces se han convertido en un sitio de interés histórico y turístico.

Las catacumbas son una red de bóvedas subterráneas situadas bajo las capillas de la iglesia, utilizadas en su tiempo como sepulcros colectivos para miembros de diversas cofradías y hermandades religiosas.
Las catacumbas son una red de bóvedas subterráneas situadas bajo las capillas de la iglesia, utilizadas en su tiempo como sepulcros colectivos para miembros de diversas cofradías y hermandades religiosas.

Personajes históricos en el subsuelo del convento de San Francisco en Lima

A una profundidad de 10 metros bajo el Convento de San Francisco en Lima, existe un espacio que alberga a personajes que marcaron la historia y cultura de la región. Entre ellos, descansa Fray Juan Gómez, el enfermero que cuidó de San Francisco Solano en sus días de enfermedad.

El sitio también guarda los restos de Fray Ramón de Tagle y Bracho, descendiente de la nobleza limeña como hijo de los Marqueses de Torre Tagle. En adición, Fray Andrés Corso, cofundador del Convento de los Descalzos y una figura clave en el desarrollo religioso de Lima, quien falleció en 1620, tiene aquí su última morada.

Notablemente, se encuentra el Padre Fray José Francisco de Guadalupe Mojica, conocido antes de su vida monástica como un destacado tenor y actor mexicano en la era dorada de Hollywood. Mojica renunció a su exitosa carrera artística y se unió a la Orden Franciscana a los 46 años, el 8 de marzo de 1942, y pasó sus últimos días hasta su muerte en la ciudad de Lima.

Estas figuras reposan en el corazón de este complejo monumental, que no solo es testigo de la fe religiosa, sino también de vidas que entrelazan la historia y las artes.

Una visita turística a las Catacumbas del Convento de San Francisco

El Convento de San Francisco y sus catacumbas son accesibles al público. Las visitas guiadas ofrecen un vistazo a la historia fúnebre y las prácticas culturales de la Lima colonial.

Ubicado en la intersección del Jirón Áncash con Lampa, el sitio está abierto todos los días y durante la mayoría de feriados, con recorridos en español e inglés que duran alrededor de 45 minutos y son dirigidos por un guía.

Las entradas varían de precio dependiendo de la edad y el estatus de estudiante del visitante.

Horario de Atención:

-Lunes a domingo de 09:00 a.m. a 08:45 p.m.

-Feriados de 12:00 p.m. – 08:45 p.m.

Precio de entradas:

-Adulto nacional o extranjero: S/ 15.00

-Estudiante universitario o técnico: S/8.00

-Escolar: S/3.00

-Niños: S/ 3.00

Este espacio no solo proporciona un encuentro con la historia, sino que también invita a la reflexión sobre las tradiciones y la vida social del pasado limeño.

Este monumento tiene como objetivo fortalecer su posición como uno de los principales museos religiosos del Centro Histórico de Lima, fomentando el aprecio por el patrimonio monumental y su empoderamiento en la comunidad.

Foto: Erasmusu
Este monumento tiene como objetivo fortalecer su posición como uno de los principales museos religiosos del Centro Histórico de Lima, fomentando el aprecio por el patrimonio monumental y su empoderamiento en la comunidad. Foto: Erasmusu
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