Pasado el año de Dina Boluarte en el gobierno, el balance no es muy halagador; y menos es alentador si hablamos del futuro. Dejando de lado la situación interna, que acaso es la que genera mayor preocupación, hay una alerta por las relaciones internacionales que mantiene el gobierno. Con sendos viajes y pocas reuniones productivas, la mandataria no parece haber logrado romper el hielo que otros países nos hacen al notar la crítica realidad que nos rodea. La clave es atraer inversión y es algo en lo que estamos en deuda.
Anthony Medina Rivas Plata, investigador del Instituto de Estudios Políticos Andinos (IEPA), inicia la conversación con Infobae Perú explicando un vicio en el que caemos los peruanos: la idea errónea que siempre hubo respecto al milagro peruano. Para el experto, este concepto puede servir para difundir la marca Perú, el turismo, la gastronomía peruana, lo que está muy bien, porque es parte de nuestro soft power como país, y un discurso como parte nuestra política exterior para poder vender el país hacia fuera.
“El problema es que nosotros nos hemos creído ese cuento del milagro peruano al interior y eso sí es grave. Nos hemos autoengañado, haciéndonos creer que estábamos rumbo al desarrollo, cuando en realidad las bases tanto políticas como económicas de nuestro modelo son bastante endebles y la situación actual lo demuestra”, sostiene.
El investigador es enfático al señalar que las embajadas de los países extranjeros y a los inversionistas no les interesa el signo ideológico del gobierno, lo que les interesa es la estabilidad. “Tu gobierno puede tener una orientación izquierdista, derechista, socialdemócrata, liberal, eso no es tanto el problema. El problema es, primero, que el gobierno tenga la capacidad para pagar permanentemente la deuda externa, la deuda interna, que haya predictibilidad en las políticas públicas y que haya continuidad de gobierno”, menciona.
Para Medina, la razón por la que casi ningún líder internacional se quiere reunir con Dina Boluarte, es algo que trasciende a ella. Afirma que nos ven como un país en donde no estamos de acuerdo en absolutamente nada y que todo es motivo de pelea. Lo que ven es a una presidenta que está gravemente cuestionada por violaciones a los derechos humanos en su país, y que ni siquiera puede garantizar un mínimo de estabilidad social, ya ni siquiera del país, sino de su propio gobierno, porque está al margen del Congreso y nadie sabe cuánto va a durar.
“Por qué voy a hacer negocios o voy a invertir en el Perú, cuando estos señores están viviendo un clima de guerra civil dentro de sus sectores políticos. Mejor guardo mi inversión y espero a mejores momentos. En este momento el Perú no es una plaza atractiva para la inversión a pesar del evidente signo ideológico del gobierno que está alejado y opuesto a Pedro Castillo. El gobierno de Dina Boluarte no es un gobierno de izquierda. Pero no por no ser de izquierda va a ser un gobierno que atraiga inversiones. A los inversionistas les interesa la estabilidad y en este momento Dina Boluarte no es un signo de estabilidad”, precisa.
Añade que las cancillerías de otros países tienen suficiente información para pensar que en cualquier momento esto se puede salir de las manos, “puede venir otro presidente que, de repente, es hasta más radical que el señor [Pedro] Castillo y que la señora Boluarte y de repente hacemos negocios con ellos y cambian las reglas”.
Para Medina, las agencias que ven el riesgo de los países, también analizan esas variables y nos ven como un país ingobernable. “Nadie quiere invertir en un país que no está en paz y en este momento no existen las condiciones. Y vamos a seguir así por un buen tiempo”.
El analista sostiene que dentro de esta crisis generalizada del régimen, no se confía en el gobierno, no se confía en el Congreso, ni siquiera se confía en la justicia. “Puedes tener un Poder Ejecutivo y un Poder Legislativo con problemas, pero si además tu sector judicial está corrupto, si tu fiscal de la Nación está acusada de pertenecer a una organización criminal, empiezan a pensar que acá no se puede hablar con nadie. Entonces los inversionistas dicen bueno, nos guardamos y esperamos”.
Asimismo, argumenta que la grave recesión económica por la que atraviesa el país no es casualidad. Asegura que hay recesión porque no hay inversión, no por un tema del modelo económico o porque tengamos un régimen comunista o chavista, sino que simplemente no hay estabilidad.