El desierto de Ocucaje, ubicado en la región de Ica, ha vuelto a ser el escenario de un asombroso hallazgo arqueológico. En agosto, esta zona del Perú ya había estado en boca de todos debido al descubrimiento del animal más pesado de la historia de la Tierra: una gigantesca ballena que fue bautizada como Perucetus colossus.
En dicha ocasión, las características de este gran cetáceo, que habitó hace casi 40 millones de años el territorio nacional, sorprendió a propios y extraños alrededor del mundo. De acuerdo a la prestigiosa revista científica Nature, su tamaño era de 20 metros de longitud mientras que su peso, superior al de cualquier dinosaurio, estaba entre las 85 a 340 toneladas. Para hacerse una idea, hoy por hoy, el animal viviente más pesado sobre la faz Tierra es la ballena azul, con 190 toneladas.
Ahora, el desierto de Ocucaje vuelve a saltar a la palestra gracias al trabajo de Olivier Lambert, del Instituto Real de Ciencias Naturales de Bélgica, que, en colaboración al de Aldo Benites Palomino y Mario Urbina, investigadores del Departamento de Paleontología de Vertebrados en el Museo de Historia Natural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, encontraron una nueva especie de cetáceo prehistórico que habitó hace millones de años aguas que ahora se convirtieron en pampas, dunas y arena.
¿Qué se halló en el desierto del Perú?
La revista científica Geodiversitas se encargó de informar sobre el hallazgo del fósil de un cetáceo que habitó hace millones de años la costa peruana. Según detallaron, se trata de una nueva especie de cachalote que pertenecería al Mioceno temprano, es decir, vivió hace 18.8 a 18.3 millones de años.
Al hacerle los estudios respectivos, se detectó que es del género Diaphorocetus, anteriormente descubierto en Argentina y del que solo se conocía una especie, Diaphorocetus poucheti.
Sin embargo, se advirtió que se trataría de un animal distinto por las características de su cráneo. El de esta nueva especie es más pequeño, pero con un mayor número de dientes. La particularidad de esta clase de cachalotes es el marcado aplastamiento del rostro, que le confería un hocico muy plano.
“Estas características revelaron una estrategia de alimentación peculiar para este género de cetáceos extintos, que consistía en realizar barridos laterales rápidos con la cabeza para capturar presas medianas y pequeñas, predominantemente peces. Estas especies se ubican en un periodo de transición evolutiva entre los primeros cachalotes y los más modernos, como los superdepredadores o macroraptoriales y los que se alimentan succionando su alimento”, subrayó.
“Con esta nueva especie se incrementan las similitudes entre las faunas de cetáceos dentados de la Formación Chilcatay (Ica) y las formaciones Gaiman y Monte León de la Patagonia argentina, señalando no sólo rutas de dispersión de especies entre el Pacífico sureste y el Atlántico suroeste en el Mioceno temprano, sino también entornos ecológicos relativamente similares a lo largo de las costas de Perú y la Patagonia en ese momento”, agregó.
¿Qué nombre recibirá esta nueva especie descubierta?
La nueva especie fue bautizada como Diaphorocetus ortegai n. sp en homenaje al doctor Hernán Ortega Torres, biólogo y docente sanmarquino. De acuerdo a lo expuesto en un comunicado, es por su apoyo en la formación del Departamento de Paleontología de Vertebrados en el Museo de Historia Natural de la UNMSM.
Cetáceos reinaron en la costa peruana
Además del Perucetus colossus, a inicios de año se dio cuenta de otro hallazgo paleontológico. Ocurrió en febrero gracias al trabajo de un grupo de expertos de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Ellos encontraron el fósil de cráneo con mandíbulas de una nueva especie de cachalote macrorraptor prehistórico, también en el desierto de Ocucaje.
Por ese entonces, Aldo Benites Palomino, biólogo-zoólogo de la UNMSM, afirmó que este fósil es el mejor de su tipo que se preservó intacto por siete millones de años. Según explicó, Perú es el único país en tener desiertos en donde se hallan fósiles de millones de años atrás en buen estado.
Precisamente, es gracias a este buen estado de conservación que se puede apreciar cómo ha sido la evolución de las especies, lo que resulta de mucha utilidad para el saber científico nacional e internacional.