La celebración de Navidad llena de emoción e ilusión a las familias peruanas, pero también trae el recuerdo del incendio de diciembre de 2001 en Mesa Redonda, en el corazón de Lima, donde murieron cientos de personas carbonizadas y otras, posteriormente, por las graves quemaduras en sus cuerpos. La demostración de juegos pirotécnicos de un ambulante inició el fuego y, con las vías abarrotadas de compradores y vendedores, se dificultó la labor de los bomberos y otras autoridades, por lo que la tragedia se agravó.
Casi 22 años despues, y a pocas semanas para una nueva celebración de Nochebuena este 2023, la situación parece no haber cambiado mucho, en medio de los escasos esfuerzos de las autoridades: vendedores informales ocupando las pistas, miles de compradores entrando y saliendo de galerías con problemas de conexiones eléctricas y sujetos inescrupulosos alistando su mercadería de cuetones y silbadores para expenderlos al público.
En las últimas horas, diversos cibernautas compartieron a través de sus redes sociales imágenes y videos de la situación que se vive actualmente en esta zona comercial del Centro de Lima. El domingo 3 de diciembre, se observó que los jirones Andahuaylas y Ayacucho llegaron a recibir tal cantidad de gente que, en varios momentos, era imposible transitar por sus calles. Esto fue confirmado por Infobae Perú, en un rápido recorrido durante el pasado fin de semana.
Miles de personas llegaban a Mesa Redonda en busca de regalos, adornos navideños, electrodomésticos y otras cosas alusivas a la festividad. El mar de gente cubrió por completo las vías de acceso y salida del emporio comercial. Se pudo conocer que en varios ambulantes está el temor latente que un incendio como el 2001 se repita, pero tienen claro que es la campaña de ventas más importante del año y dejan de lado el miedo para obtener ganancias que les permita seguir solventando a sus familias.
“Es una tragedia anunciada, pero qué se puede hacer, señor, solo pedirle a Diosito que nos cuide. Tenemos que trabajar, tenemos que comer y nuestras familias también”, dijo una vendedora ambulante de guirnaldas.
Pablo Goytizolo, vocero de la Cámara de Empresarios Mesa Redonda, se mostró en contra de los informales y denunció que “ellos se creen dueño de la calle y amenazan a fiscalizadores y vendedores formales”.
“Son familias completas que se creen dueñas de las calles. Ponen sus bancas, ponen sus sombrillas, ponen toda su mercadería. ¿Cree que un fiscalizador los puede retirar? Los fiscalizadores han sido agredidos, los amenazan. Si un empresario formal les exige que se retiren, los amenazan, los agreden. No les puedes decir nada”, indicó a Perú21.
Detrás de los informales hay mafias de extorsionadores que les cobran cupos de cientos de soles por adelantado para darle un espacio de calle ‘lotizada’.
“La informalidad trae mafias, trae cobro de cupos. Tú te quedas en la calle y vienen los delincuentes, supuestamente, a cuidarte. Lo que hacen estos delincuentes es cobrarte y ponerte un espacio. O sea, lotizar”, afirmó Goytizolo.