El panetón es más que un dulce en las mesas de Nochebuena en Perú; es una tradición que une generaciones y simboliza la calidez de las celebraciones navideñas. Pero, ¿cómo un postre de origen italiano se convirtió en un emblema de la Navidad en el otro lado del mundo? La historia del panetón se remonta al siglo XV, donde se cuenta que nació en los hornos milaneses como expresión de amor y creatividad. Con el pasar de los siglos, cruzó océanos y se anidó en la cultura peruana, abrazado con entusiasmo por su gente hasta volverse un elemento imprescindible de su festividad más entrañable.
Su adopción en Perú se fortaleció especialmente en el siglo XX, cuando la producción local comenzó a darle toques peruanos, vinculándolo con ingredientes típicos y adaptándolo al paladar nacional. Hoy, el panetón no sólo es sinónimo de Navidad, sino también un reflejo de la habilidad peruana para acoger costumbres extranjeras y hacerlas propias, tejiendo así, una historia de integración y sabor que se disfruta bocado a bocado cada diciembre.
En la siguiente nota exploremos a fondo el viaje histórico de este icónico pastel y los motivos por los que su presencia es tan emblemática en la Nochebuena peruana.
Historia del panetón: una leyenda de Nochebuena
La historia del panetón nos lleva a la antigua Roma, donde ya se elaboraban panes enriquecidos con miel y levadura, un antecedente de nuestro delicioso panetón actual. Esta tradición culinaria se refleja tanto en la obra pictórica del siglo XVI de Brueghel el Viejo como en el libro de recetas del cocinero Bartolomeo Scappi, famoso por cocinar en las cortes más distinguidas de su tiempo, incluyendo a la del emperador Carlos V.
La leyenda más popular del panettone nos transporta a la Nochebuena en la corte del Duque de Milán, Ludovico El Moro, entre 1494 y 1500. Se cuenta que en un festín navideño, cuando el postre estrella sufrió un terrible accidente quemándose en el horno, el pánico inició en las cocinas del Duque, pues no había reemplazo para el gran final de una comida opulenta.

En ese alboroto, sobresalió la figura de Antonio, un humilde ayudante, quien ofreció como solución una mezcla que había creado con lo que había quedado de la despensa; un pan repleto de frutas confitadas y ricas mantequillas. Este improvisado dulce fue llevado ante Ludovico El Moro y resultó ser un éxito rotundo.
Curioso por conocer el origen de tan exquisito manjar, Ludovico empieza a indagar sobre su creador. Fue entonces cuando conoció a Antonio, el lavaplatos convertido en salvador de la noche, quien humildemente admitió que su invento aún no tenía un nombre. Con astucia y gratitud, el Duque decidió bautizarlo con un nombre que resonaría a través de los siglos; ‘pane de Toni’, transformándose, con el transcurso de los años, en el conocido panettone.

Panetón en Perú: una historia de inmigración italiana
La llegada del panetón al Perú es una historia de inmigración y de cómo una tradición culinaria puede adaptarse e integrarse profundamente en una cultura distinta a la de su origen. Este pan dulce típico de la navidad italiana llegó al Perú con los inmigrantes italianos entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX.
Estos inmigrantes trasladaron más que sus maletas; trajeron consigo una pieza de su herencia culinaria que, con el tiempo, se entrelazaría con la cultura peruana. Las costumbres y recetas, entre ellas el panettone, comenzaron a reproducirse en las panaderías italianas de Lima y otras ciudades, ganando popularidad particularmente durante las festividades navideñas.

Vanessa Mendoza, presidenta de la Asociación de Descendientes Italianos en Perú, durante una entrevista para el diario El Comercio, rememoró el origen milanes del panetón, que data de hace unos 500 años, y destacó su introducción en Perú hace cerca de un siglo por los primeros inmigrantes italianos.
Esta integración culinaria se vio reforzada con el avance de la industria alimentaria en Perú, donde diversas empresas comenzaron la producción masiva del panetón, haciéndolo accesible para todas las familias y cimentando su posición como símbolo de Nochebuena.
La aceptación y adaptación del panetón en Perú han sido tan notorias que, actualmente, existen alrededor de 60 marcas entre industriales y artesanales, con un sector en constante crecimiento, registrando un aumento anual del 5%. De esta manera, el panetón no solo enriquece la mesa navideña peruana, sino que representa un triunfo de la cultura del país, que logra absorber y reinventar elementos foráneos convirtiéndolos en propios. Su consumo, extendiéndose más allá del 24 de diciembre, simboliza la calidez y la celebración de las festividades de fin de año en Perú.

Variedad gastronómica de panetones en Perú
Los distintos tipos de panetón en Perú reflejan la riqueza y diversidad de su cultura gastronómica. En Lima predomina el consumo del panetón tradicional, enriquecido con frutas confitadas y pasas. Sin embargo, en las provincias se aprecian variantes que incorporan sabores locales como naranja, plátano o manzana, así como diferentes tipos de harina.
En la región de Huancayo, por ejemplo, la masa del panetón se enriquece con harina de papa, a la cual se agregan pasas, frutas y un toque de kion o jengibre para un sabor distintivo. En otras zonas cercanas, es común que la receta incluya ingredientes como camote o zanahoria, que aportan sabor y textura particulares.
Una propuesta innovadora es el panetón de maíz morado, conocido por su alto contenido nutricional gracias a la presencia de vitaminas, minerales como el hierro, el fósforo y las valiosas antocianinas. Esta versión no solamente introduce una masa diferente, sino que también se distingue por reemplazar las típicas frutas y pasas con pecanas, castañas y otros frutos secos.

Productores agrícolas del distrito Curibaya, en Tacna, han innovado en esta temporada navideña al crear panetones con un ingrediente singular: el zapallo. Este cultivo, realizado por los mismos agricultores, forma parte de un proyecto respaldado por el gobierno regional enfocado en el “Mejoramiento del sistema productivo y comercialización de los cultivos de cucurbitáceas en las provincias de Tacna, Candarave y Jorge Basadre”. La iniciativa no solo pretende ofrecer un producto navideño alternativo, sino que también busca fomentar el uso del zapallo en la gastronomía local y apoyar la economía de los productores de la región.
Por su parte, el panetón con chips de chocolate se consolida como una alternativa predilecta para quienes favorecen los sabores chocolatados, ofreciendo una experiencia distinta al evitar las frutas confitadas.

Cada una de estas variedades se alinea con las tendencias de consumo actuales y evidencia la capacidad de innovación y la adaptabilidad de la tradición panetonera en Perú.
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