Dentro de Alianza Lima se están tomando decisiones necesarias que al tiempo son sorpresivas. El subcampeón de la Liga 1, que en los dos últimos ciclos deportivos presumió de un bicampeonato nacional (2021-2022), ha entrado en una etapa de depuración absoluta de efectivos que no cumplieron con las expectativas o que alcanzaron una etapa vistiendo la camiseta ‘blanquiazul’.
De forma obligatoria, la gerencia deportiva se dedicó a analizar meticulosamente, página por página, los rendimientos e indicadores del plantel 2023. Fueron muchos los que no completaron la evaluación y en medio de la inactividad liguera -que abrió paso al mercado de transferencias- se determinó su salida bajo dos escenarios: mensajes en redes sociales o videos emotivos resaltando el legado en la historia de la institución.
A pesar de que no han trascendido las razones concretas de la purga, se entiende que en los fueros internos de las autoridades aliancistas existe demasiada insatisfacción por el pobre rendimiento de muchas piezas, que no terminaron por afianzarse en el campo de juego ni mucho menos aportaron algo importante ya sea como titulares o revulsivos. Bajo ese argumento, ahora, se abre un nuevo capítulo de cara a la temporada 2024 donde la consigna es volver a elevar el nombre de la entidad victoriana.
Limpieza absoluta en la organización deportiva
Las cabezas de Alianza Lima han ejecutado una auténtica purga en cada uno de los estamentos del organigrama deportivo. Todo esto vino como consecuencia de haber perdido la final nacional 2023 a manos de Universitario de Deportes, en el estadio Alejandro Villanueva. De tal manera que un grueso contigente de futbolistas hizo sus maletas para irse de La Victoria con destino a otros lugares ya sea del Perú o exterior.
Pero antes de ello, la primera salida confirmada fue evidente: el entrenador Mauricio Larriera se desvinculó después de que la directiva perdiera la paciencia y fe a su labor por el descalabro del 8 de noviembre del 2023. Despejado y desbloqueado ese asunto, se echó mano en la reconstrucción de las autoridades deportivas. Así pues, tras algunos días en completo silencio, se hizo oficial las contrataciones de Alejandro Restrepo (director técnico) y Bruno Marioni (gerente deportivo).
Después de esas medidas cruciales, se dio el recorte considerable del plantel. Primero fue Ítalo Espinoza, que llegó a inicios de año para cumplir el rol de tercer portero suplente toda vez que enfrentaba una revancha personal. Después fue Oswaldo Valenzuela, cuyo paso como ‘blanquiazul’ quedará en el olvido por su fatídica aparición en la final integrando el mediocampo en el inesperado esquema 3-5-2 de Larriera.
De ahí llegaron las despedidas a Édison Chávez y Carlos Montoya, actores residuales en la temporada. En simultáneo se confirmó el adiós de Aldair Rodríguez, a quien le dedicaron un conmovedor clip que reunió la simpatía de los aficionados. Bajo ese mismo concepto se dieron los anuncios de Pablo Míguez, Gino Peruzzi y Josepmir Ballón. Los últimos depurados fueron Cristian Benavente, Andrés Andrade y Christian Cueva. Precisamente el último se marchó sin pena ni gloria dejando un mal recuerdo por su pobre estado físico. Nunca trascendió.
Pablo Sabbag, en <i>stand by</i>
En concreto, la gerencia deportiva de Alianza Lima se ha llevado por delante a once futbolistas. Todo un plantel completo, en teoría. Aunque existe un nombre que está en debate: Pablo Sabbag.
Las dudas no pasan por el aspecto futbolístico. Si bien en el último tramo no demostró su mejor versión por una concatenación de lesiones, sí cuenta con un aval clave al haber cumplido con éxito un buen Apertura 2023.
El problema radica en su comportamiento extradeportivo. La última imagen que se tiene de él es arrojando billetes y mostrándose indiferente en una fiesta organizada por Carlos Zambrano, días antes de la definición del Clausura, que escandalizó a los hinchas ‘íntimos’.
La continuidad de Sabbag está en manos de la directiva como del nuevo comando técnico de Restrepo. La respuesta deberá conocerse pronto, teniendo en cuenta que su carta pase le pertenece a La Equidad (Colombia).