Víctor Raúl Haya de la Torre es uno de los personajes más representativos de la historia política peruana. A decir de muchos, un revolucionario pensador que le dio al Perú la longeva Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), que ha trascendido hasta nuestros días y sigue siendo sólida pese a los tropiezos que tuvo en el camino.
Haya de la Torre, como es también conocido, tuvo una larga vida y trayectoria que lo han hecho un rostro reconocible más allá de nuestras fronteras. Conocido como un importante ideólogo, tuvo una educación que le dio las armas para plantear sus ideas y luchar por algunos cambios relevantes en el Perú.
Conoció diferentes países de Latinoamérica, pero también llegó hasta Europa. Más adelante escribiría una serie de libros, entre ellos uno titulado “Excombatientes y desocupados”, donde narró un episodio de su vida tal vez mucho menos conocido que su carrera política: los encuentros que tuvo nada más y nada menos que con Albert Einstein.
La amistad entre Haya de la Torre y Albert Einstein
Dos nombres que tal vez suenen muy lejanos el uno del otro, en realidad se vieron las caras en más de una oportunidad. Basta con revisar los acápites de “¿Todo relativo?” y “Un discurso de Einstein” para comprobar que, efectivamente, ambos hombres se conocían.
El primer encuentro que detalla el libro “Excombatientes y desocupados” ocurrió en la estación de tren interurbano y se trató de un momento casual como cualquier otro, aparentemente sin mayor conversación. El segundo ocurrió durante un evento benéfico en que el genio de la física tocó el violín. El tercero se dio en medio de una disertación de la Conferencia Mundial sobre Energía donde Einstein expuso sobre su teoría del espacio-tiempo.
La exposición de Einstein dejó a Haya de la Torre muy impresionado, ya que la sola idea de que existieran nuevos conceptos que redefinieron la física captaron su atención de inmediato. Menciona en el capítulo “¿Todo relativo?” de su libro lo siguiente:
“El mundo ha vivido hasta hoy varios siglos de filosofía que podría llamarse tridimensional. Solo hemos tenido hasta hoy noción de cuerpos rígidos con longitud, latitud y profundidad. Rígida ha sido también nuestra tradición dogmática religiosa... Einstein revoluciona todos esos conceptos planteando nuevas bases para una concepción física del universo”, se lee en el texto de Haya de la Torre.
No obstante, pese a que fueron tres veces, en el libro en mención el pensador peruano no hizo mayores acotaciones más allá de algunos rasgos de la personalidad de Einstein. Es más, no menciona una vinculación con él.
Sin embargo, según Luis Alva Castro, investigador de la vida de Haya de la Torre, precisa que antes de los encuentros relatados en el libro, ambos ya se conocían desde 1927, donde el genio estuvo presente en el Primer Congreso Mundial Antiimperialista realizado en Bruselas, en calidad de “entusiasta pacifista y defensor de los pueblos en lucha contra el colonialismo”.
Allí, Haya de la Torre estuvo como un importante protagonista en defensa del APRA y tuvo debates con líderes comunistas.
Ya en 1929, el pensador peruano y el físico alemán volvieron a encontrarse y lograron estrecharse la mano en la casa de Alfonso Goldschmidt. Raúl trabajaba en la biblioteca de este último y allí conversó con Einstein quien le recordó que eran ‘coautores’ del libro homenaje a Romain Rolland, “Liber amicorum”, publicado en 1926, donde se recogían saludos de diversos autores incluyendo a Einstein y Victor Raúl.
El político peruano regresó a suelo nacional luego de algún tiempo, sin embargo, su amistad con Einstein continuó pese a la distancia. En 1932, el Perú pasaba por un contexto político delicado y es justamente aquí donde se pone en evidencia la simpatía que todavía mantenía el genio hacia Haya de la Torre.
Einstein se pronunciaría a favor de la vida de Víctor Raúl mediante el envío de un cable a Sánchez Cerro, que decía lo siguiente: “Destrucción ilustres personas es detrimento e ignominia para colectividades nacionales y universales. Vosotros asumís grave responsabilidad sobre suerte Haya de la Torre”.
El físico alemán se puso de lado del pensador peruano durante ese año, pero también en 1949 y 1954, cuando estuvo asilado en la Embajada de Colombia bajo el gobierno de Manuel Odría.
Einstein conocía al APRA y las ideas que llevaba consigo, con las cuales estaba de acuerdo al tratarse de una causa libertaria que rechazaba las dictaduras. En 1955, Víctor Raúl se manifestó sobre el apoyo de Albert Einstein durante tan complicada coyuntura.
“Es ciertamente una de aquellas grandes e inmerecidas compensaciones que la vida depara, cuya fuerza moral sirve de compañía y estímulo en los silencios adversos”, señaló el político peruano.
Cabe mencionar que durante el proceso de 1932, ganadores de premios Nobel como Romain Rolland o George Bernard Shaw alzaron su voz a favor de Haya de la Torre. Así también lo hicieron Miguel de Unamuno, George Lansbury y hasta Mahatma Gandhi.
El último encuentro entre ambos se dio en 1948, en Estados Unidos, en la casa del genio alemán. Existen hasta la fecha fotos que dan cuenta de ese momento, donde Haya de la Torre conversó sobre la teoría del espacio-tiempo que lo tenía tan fascinado y le entregó personalmente sus estudios al respecto al físico. Según el artículo “In memoriam Albert Einstein” de 1955, él le habría mencionado a De la Torre lo siguiente: “Es bastante lógico que una teoría completa pueda ser formulada. Deseo que tenga usted todo el tiempo posible para proseguir sus estudios”.
Influencia de Einstein
Para Haya de la Torre, las ideas de corte social pertenecientes a Einstein fueron una importante guía y las tenía en gran estima. Entre ellas, podemos destacar enunciados como “Estoy absolutamente convencido de que no hay riqueza en el mundo que pueda ayudar a la humanidad a progresar, ni siquiera en manos del más devoto partidario de tal causa. Solo el ejemplo de los individuos grandes y puros puede llevarnos a pensamientos y acciones nobles. ¿Puede alguien imaginarse a Moisés, Jesús o Gandhi armados con las bolsas de dinero de Carnegie?”, pensamiento con el que De la Torres estaba completamente de acuerdo y demostró en su carácter de pensador social.
Sin duda, una historia poco conocida, pero que marcó profundamente en la vida de uno de los más recordados políticos del Perú.