Índice Global del Hambre: nueve departamentos de Perú pasaron a estado de gravedad en los últimos cuatro años

Susanna Daag, vocera de red Alliance 2015, indica las causas, los obstáculos y las estadísticas de la hambruna en el país.

En el 2019, el Perú tuvo un solo departamento en situación de gravedad. A la fecha son diez los departamentos en ese nivel. (La Razón)

El Perú presenta una gran contradicción: pese a preciarse de ser el país con la mayor diversidad gastronómica de la región, es igualmente una de las naciones sudamericanas con la peor seguridad alimentaria. Por supuesto, lejos de la variedad de los insumos y las técnicas de cocina, el problema nacional radica en la desigualdad existente, la falta de conectividad entre las zonas urbanas y rurales, el difícil acceso a los recursos públicos, entre otros factores.

Por tal motivo, Infobae Perú contactó con Susanna Daag, representante de Welthungerhilfe para el Perú y vocera de la red Alliance 2015, quien desde su visión profesional explicó las causas de la hambruna nacional, los altibajos que sobrellevan las comunidades rurales y las soluciones graduales que se están implementando; todo esto desde el marco del recién publicado informe del Índice Global del Hambre (IGH) 2022, el cual nos orienta respecto a la tendencia que ha ido atravesando el país en su lucha contra la falta de alimento.

“El XVIII Índice Global del Hambre trata de abordar un tema tan complejo como es la medición del hambre; lo hace desde cuatro parámetros: la población, en referencia al porcentaje de la población subalimentada; el crecimiento infantil, cuyo indicador se mide en base al retraso en el proceso de crecimiento; la tasa de emaciación infantil, que trata acerca de la delgadez excesiva debido a la desnutrición aguda; y la tasa de mortalidad infantil, que es sin duda la consecuencia más triste y preocupante entre todas las categorías”, indicó Daag.
Susanna Daag: "No hay una relación aparente entre la producción agrícola y la alimentación. Esta última responde a cuestiones estructurales". (Perú Informa)

IGH: situación departamental en deterioro

Para establecer un concepto general basta observar los números de los últimos años. La red Alliance 2015 define el estado de gravedad del Índice Global del Hambre en cinco categorías: bajo, moderado, grave, alarmante y extremadamente alarmante. En el 2019, el Perú contaba apenas con un departamento en la categoría de grave, siendo los veinticuatro restantes (Lima Metropolitana y Lima Provincias se cuentan por separado) bajos o moderados. A la fecha (año 2022), el Perú cuenta con diez departamentos en el sector grave. Esto se explica desde el incremento del hambre acaecido en la sierra central del país, que hoy luce grave casi en su totalidad. Asimismo, La Libertad e Ica son los únicos dos departamentos de nivel bajo; todos los restantes son de nivel moderado.

La curva es evidentemente negativa: todos los departamentos están peor de lo que estuvieron en el Índice Global del Hambre pasado. Es más, Apurímac y Huancavelica con 30 y 32.8 puntos respectivamente, están muy cerca de ingresar a la categoría de alarmante, que requiere 35 puntos. No obstante, el país presenta de igual forma algunos puntos buenos: Ica, Lambayeque, Madre de Dios, Áncash y San Martín mantienen buenos números. Según el ente elaborador, esto se debe al canon minero y al crecimiento del sector agroexportador.

“Entre los años 2010 y 2014 observamos una mejora en todo el país. Hoy está en caída. La inseguridad alimentaria tiene una caída considerable en los últimos años; ahí juega un rol importante la pobreza generada por la pandemia. El Perú pasó de un puntaje de 14 puntos a 19.6 a la fecha. Es un aumento bastante fuerte. Ya no se tienen los nutrientes necesarios”, precisó la vocera de red Alliance 2015.
Los departamentos de la sierra central han reducido considerablemente sus niveles. (Captura IGH - red Alliance 2015)

Costa, sierra y selva en caída

En cuanto a las tres regiones (costa, sierra y selva), la tendencia negativa es coherente. Las tres categorías han empeorado del penúltimo informe (2021) al actual (2022). Es cierto, eso sí, que la selva no ha tenido el retroceso desmedido que ha acaecido en la costa y la sierra. Tal y como lo indicó Daag, del 2010 al 2014 pasaron cuatro años prósperos en los que el país creció en todas sus regiones. No es terrible: la costa (Lima Metropolitana con 19.9 puntos y el resto de la costa con 18.6 puntos) y la selva con 17.8 puntos se mantienen ambas en nivel moderado; la sierra, por su parte, está en nivel grave con 22.3 puntos, 2.3 por encima del nivel límite para ser considerado moderado.

“Pese a vincular las cifras de Lambayeque e Ica, por ejemplo, al crecimiento de la agroexportación y de la minería, estas pueden empeorar rápidamente. Si sus buenos números se relacionan con estos sectores, apenas estos caigan los departamentos quedarán en situación de vulnerabilidad. Otro factor que uno nota es que, si bien fomentamos la importancia de la agricultura familiar y la producción comunitaria, y que esto es una estrategia importante para la soberanía alimentaria y por ende ayuda disminuir el hambre, hay otros factores importantes como la educación, el acceso a los recursos… en general, temas estructurales”, comentó Daag.
Entre los años 2010 y 2014 se registró una mejora en todas las regiones. En los últimos años ha empeorado la situación. (Captura IGH - red Alliance 2015)

Zonas rural y urbana mantienen brecha

Temas estructurales, lógico. Esto se evidencia en las zonas afectadas: el sector rural mantiene un nivel inferior de alimentación que el urbano, aunque este último recortó la brecha producto de su bajo desempeño reciente. Al respecto, el sector rural había logrado una importante reducción del hambre del 2010 al 2019: casi diez puntos menos. Lamentablemente, los últimos años han sido malos, aunque aún posee un indicador significativamente mejor que al del 2010.

“Las zonas rurales tienen indicadores más altos que las zonas urbanas. Es decir, peores. Esto tiene una base estructural: el acceso a la salud, a la educación, entre otros sectores. Los avances prepandémicos a nivel rural (del 2010 al 2019) responden a las mejoras en la educación, el aumento del empleo y demás. La brecha se ha acortado por ello, pero sobre todo porque en los últimos años ha ido incrementando el hambre en el nivel urbano”, explicó la vocera de red Alliance 2015. Además, reconoció que el crecimiento económico no tuvo un desarrollo paralelo de políticas públicas, lo que generó que, una vez terminado el crecimiento económico, concluyó la mejora de los indicadores.
La brecha entre los sectores rural y urbano se ha acortado por el bajo desempeño de la zona urbana en los últimos años. (Captura IGH - red Alliance 2015)

Retos pendientes

Los cuatro obstáculos principales para el desarrollo del programa son los siguientes:

  1. la inestabilidad, las crisis económicas y la severidad de fenómenos climatológicos a nivel global (y a nivel peruano, como se ha visto en el 2023);
  2. las presiones inflacionarias y la desaceleración económica que ha deteriorado la condición del nivel de vida nacional;
  3. la falta de un trabajo efectivo y articulado entre los sectores público y privado, así como también uno que contemple la cooperación internacional en favor del pueblo peruano;
  4. la falta de participación activa de la comunidad como agentes de cambio en sus entornos.

Propuestas del IGH 2023

Las iniciativas son las siguientes:

  1. Localizar los sistemas alimentarios a través de inversiones en mercados locales y en la generación de cadenas de valor;
  2. la mejora en las condiciones de trabajo dentro de los sistemas alimentarios para que la juventud vea en la agricultura un campo en el que desarrollarse profesional y personalmente;
  3. apoyar y diversificar una producción agrícola que integre los conocimientos autóctonos y tradicionales con las tecnologías modernas;
  4. mayor acceso a la educación para formar a la juventud en el campo de las habilidades relacionadas a los sistemas de alimentación;
  5. la creación de programas económicos que velen por los intereses de las mujeres con el objetivo de integrarlas en la vida educacional y económica en algunos lugares.