El gobierno de Manuel Odría, que duró desde 1948 hasta 1956, se caracterizó por un fuerte autoritarismo y una significativa modernización económica. Al asumir el poder tras un golpe de Estado, instauró un régimen dictatorial conocido como “Ochenio”. Durante su presidencia, se observaron actos de represión política y censura, a la par de políticas económicas que fomentaron el desarrollo de sectores industriales y de infraestructura. A pesar de su tendencia autoritaria, la administración de Odría promovió las inversiones extranjeras y aplicó medidas para la modernización económica de Perú, sacrificando en numerosas ocasiones los derechos civiles y políticos.
Manuel Arturo Odría Amoretti nació el 26 de noviembre de 1896 en Tarma, en el seno de una familia de ascendencia vasca y andaluza. Su nacimiento en una época de cambios políticos y sociales en Perú presagió su futuro liderazgo. En la siguiente nota, abordaremos los programas que marcaron su paso por la presidencia del Perú.
El inicio del “Ochenio”
El inicio del gobierno de Manuel A. Odría se produjo en un contexto de turbulencia política y social en Perú. El 29 de octubre de 1948, Odría, quien era entonces el comandante general del Ejército y ministro de Gobierno y Policía en el gobierno de José Luis Bustamante y Rivero, lideró un golpe militar que derrocó al presidente constitucional Bustamante. Este acontecimiento se conoció como el golpe de Estado de 1948.
Bustamante y Rivero había sido elegido en 1945 y su gestión se enfrentaba a una creciente inestabilidad, compuesta por conflictos con el Congreso, donde tenía una fuerte presencia el partido aprista (Alianza Popular Revolucionaria Americana - APRA), así como huelgas y descontento social. El golpe de Odría contó con el apoyo de sectores conservadores y de la derecha política, incluidos algunos empresarios y miembros de la Iglesia católica, que veían con preocupación las reformas sociales y la influencia aprista en el gobierno de Bustamante.
Tras el golpe, Manuel Odría se hizo cargo del país como presidente de la Junta Militar de Gobierno y comenzó un proceso de consolidación de su poder. En este período disolvió el Congreso, suspendió la Constitución de 1946 y comenzó a gobernar por decretos.
En 1949, se llevó a cabo una asamblea constituyente que redactó la Constitución de 1950, bajo la cual Odría se presentó como candidato único y ganó las elecciones presidenciales fraudulentamente, ya que las fuerzas de oposición fueron restringidas y el APRA fue proscrito.
El régimen odriísta se caracterizó por implementar políticas de censura y represión contra sus adversarios políticos, clausurando medios de comunicación opositores y encarcelando a líderes y militantes apristas y comunistas. Sin embargo, en el aspecto económico, promovió la inversión en grandes proyectos de infraestructura y abogó por una política de apertura hacia la inversión extranjera, particularidades que distinguieron el inicio de su gobierno.
Los programas de infraestructura durante el Ochenio de Odría
Durante el gobierno de Manuel A. Odría, se implementaron diversos programas enfocados principalmente en el desarrollo económico e infraestructura del país.
- Infraestructura vial: Uno de los principales logros en este ámbito fue la expansión y mejoramiento de la red vial nacional, destacando la Carretera Central, una ruta clave para las conexiones terrestres de Perú. Dicha carretera es esencial para el comercio y la comunicación entre la costa, la sierra y la selva del país. Además, se construyeron y repararon puentes y otras rutas importantes que contribuyeron a una mejor integración territorial.
- Barrios obreros: Para abordar el problema de vivienda en la creciente población urbana, el gobierno de Odría implementó planes de construcción de barrios obreros. Proyectos como el Barrio Obrero Industrial “28 de Julio” en Lima ofrecieron viviendas asequibles para trabajadores, lo cual contribuyó a la urbanización planificada y alivio de las condiciones de hacinamiento en las ciudades.
- Construcción de edificios públicos: Se emprendieron importantes proyectos para construir edificaciones públicas, incluyendo escuelas, colegios y hospitales en todo el país. Este esfuerzo se enfocó tanto en la capital como en las regiones más apartadas, buscando mejorar la accesibilidad a los servicios de educación y salud.
- Hospitales y centros de salud: Se destacó la construcción del Hospital del Empleado (ahora Hospital Edgardo Rebagliati) en Lima, uno de los más grandes del país, y la fundación de otros centros de salud, con el objetivo de mejorar la atención médica y las condiciones de salud de la población.
- Fomento de inversiones en infraestructura: El Ochenio también se distinguió por su política de atraer y facilitar inversiones extranjeras en el sector de infraestructura, lo que permitió aumentar la ejecución de proyectos a una escala mayor.
La extensa agenda de construcción persiguió modernizar el país, estimular el crecimiento económico y la industrialización, así como mejorar la calidad de vida de los peruanos. Sin embargo, estos proyectos también estuvieron asociados a elevados costos financieros y se financiaron, en parte, a través de la deuda externa, dejando un legado mixto en términos de desarrollo y sustentabilidad económica.
¿Cuál fue el balance económico en las obras que realizó Manuel A. Odría?
El Ochenio de Odría marcó un periodo de expansión económica en Perú, caracterizado por ambiciosos programas de modernización y desarrollo de infraestructura, como la construcción de carreteras, edificios públicos y mejoras urbanísticas.
En el aspecto económico, estas obras generaron empleo y estimularon sectores clave, promoviendo así la actividad económica. Además, la política de apertura a la inversión extranjera creó un entorno propicio para el flujo de capitales, en especial hacia la industria extractiva, contribuyendo a la entrada de recursos financieros en el país. Para el economista Nicolo Giglio, esta infraestructura mejorada facilitó una mayor eficiencia en la movilidad y la comunicación entre regiones, sentando las bases para un crecimiento sostenido en el largo plazo y marcando un hito en la historia económica del Perú.
Sin embargo, este crecimiento también tuvo su contraparte negativa. La financiación de grandes proyectos de infraestructura se tradujo en un significativo incremento de la deuda externa, lo que impuso una pesada carga financiera a futuras administraciones. Las políticas adoptadas por el gobierno, si bien modernizadoras, no siempre redundaron en un desarrollo equilibrado o inclusivo.
A través de un artículo titulado “El gobierno militar de Manuel Odría en Perú” por Felicitas López Portillo, se logra enfatizar unos de los problemas que aún se viven en la actualidad.
“A pesar de las mejoras económicas durante la presidencia de Odría, su régimen no pudo borrar las huellas de desigualdad y polarización social en Perú.”, comentó Felicitas, especializada en la historia social de Perú.
Asimismo, surgieron críticas relacionadas con la percepción de corrupción y la falta de transparencia en la adjudicación de contratos públicos, lo que puso en duda la eficiencia y correcto manejo de los fondos estatales.
El legado de las políticas de infraestructura de Odría, por tanto, presenta un panorama mixto. Por un lado, un país con una infraestructura más moderna y conectada y, por el otro, los retos económicos y sociales derivados de la gestión gubernamental, los cuales aún resuenan en la memoria histórica del Perú.
El fin del Ochenio
El fin del gobierno de Manuel A. Odría ocurrió el 28 de julio de 1956. Tras dos periodos en el poder, uno como presidente de la Junta Militar de Gobierno a partir del golpe de Estado en 1948 y otro como presidente constitucional desde 1950, Odría decidió no presentarse a la reelección.
La culminación de su mandato se dio en un contexto en el que el país ansiaba un retorno a la democracia y la normalización de las actividades políticas. En su lugar, se presentaron para las elecciones presidenciales de 1956 Fernando Belaúnde Terry del partido Acción Popular y Manuel Prado Ugarteche. Este último, que contó con el apoyo del partido del gobierno, el Unión Nacional Odriísta, resultó ganador.
Odría entregó el poder a Prado Ugarteche en una transición que significó el fin de su régimen, conocido por su autoritarismo, pero también por su enfoque en la infraestructura y la modernización económica del país. La partida de Odría del Poder Ejecutivo marcó el inicio de una nueva etapa política en Perú.