La avenida Abancay se constituye como una arteria vital en pleno corazón de Lima. Esta vía, trazada de norte a sur, se extiende a lo largo de 11 cuadras, desde el puente Ricardo Palma, atravesando el río Rímac, hasta su conexión con la avenida Miguel Grau. Su continuidad hacia el sur se manifiesta en la avenida Manco Cápac, en el distrito de La Victoria, ofreciendo un corredor fundamental para la movilidad dentro de la ciudad.
Los orígenes de esta avenida remontan su transformación desde el antiguo jirón Abancay. En el año 1947, se emprendieron labores destinadas a ensanchar esta vía, dando paso así a la actual avenida Abancay. Durante la gestión gubernamental de Manuel A. Odría, se levantaron estructuras que albergaron los ministerios de Economía y Educación, marcando así un período significativo en su desarrollo y consolidación como una zona de importancia administrativa y gubernamental en Lima.
Hoy en día, la avenida Abancay no solo representa un espacio urbano de tránsito y conexión, sino que también es un punto de referencia histórica que ha sido escenario de múltiples episodios que marcó la identidad y el devenir de Lima a lo largo del tiempo. Desde su ampliación en 1947 hasta la consolidación de edificios gubernamentales icónicos, fue testigo y partícipe del crecimiento y la evolución de la capital peruana.
El edificio más peligroso de Lima
En la cuadra nueve de la avenida Abancay se alza un edificio de siete pisos, que desafía los estándares de seguridad y normativas arquitectónicas. Este predio construido a la “criollada”, representa un desafío a la ingeniería y la arquitectura, siendo catalogado como el más peligroso de Lima.
Según el canal de TikTok ‘En tu barrio’, el inmueble se encuentra ubicado en el cruce de la avenida Abancay y el jirón Inambari. La construcción, aunque posee siete pisos, sorprende por su angostura extrema en una de sus esquinas: tiene apenas 1.20 metros de ancho. A pesar de las denuncias de los vecinos y la intervención de la Municipalidad de Lima en este caso, los propietarios no quieren demoler el inmueble que pone en riesgo la vida de los inquilinos y transeúntes.
Como es sabido, en el pasado se emitió un aviso de demolición para este edificio. Sin embargo, a lo largo de los años, la estructura ha crecido desde tener tres pisos hasta alcanzar los siete, desafiando las órdenes de demolición y ampliando sus dimensiones de manera ilegal.
La Municipalidad de Lima llevó a cabo diversas acciones para detener esta irregularidad desde el año 2016. A pesar de haber negado el permiso de construcción en ese año, los dueños hicieron caso omiso a las advertencias.
Las autoridades encargadas sancionaron a la empresa responsable con multas y la orden de demolición. No obstante, la constructora interpuso recursos legales, como un habeas corpus, para evitar la destrucción del predio, llevando el caso a los tribunales y demorando el proceso de resolución.
Esta construcción no solo infringe normativas urbanísticas, sino que representa un peligro latente para peatones, residentes; asimismo, afecta la estética urbana. A pesar de funcionar como locales comerciales y almacenes, la estructura carece de deficiencias estructurales evidentes, que podrían poner en riesgo a quienes frecuentan la zona, especialmente en caso de sismos.
Peligro latente
A pesar de una sentencia confirmada por la Corte Suprema en octubre de 2017, el conflicto judicial continúa, ya que presuntas adquisiciones de locales comerciales en el edificio motivó nuevos reclamos contra la constructora.
En el año 2020, el inmueble aún albergaba a numerosas familias y negocios, desafiando las órdenes de demolición. Así lo dio a conocer El Comercio. El acceso a los pisos superiores se encontraba bloqueado, evidenciando la irregularidad y el riesgo que representaba esta construcción para sus ocupantes y los transeúntes.