A pocas semanas para cumplir un año en el gobierno, la imagen de la presidenta Dina Boluarte sigue descendiendo en las encuestas. Un sondeo realizado por la empresa CPI, desde el 13 al 18 de noviembre, muestra que su popularidad pasó de dos dígitos a uno.
En el estudio difundido por RPP Noticias se visualiza que Boluarte Zegarra tiene 9.4% de aprobación. En el desglose de esta cifra se da cuenta que la mandataria es respaldada por el 15.8% en Lima Metropolitana, mientras que el 5.8% lo hace en el interior del país.
En tanto, el 84.3% de los entrevistados muestra su rechazo a la gestión de Boluarte en el Ejecutivo. En las zonas donde obtiene una mayor desaprobación están el sur (91%) y el norte (85.6%). Aunque en la capital y el Callao también registra 76.9%.
Por su parte, el 6.3% no tiene una opinión formada sobre las acciones de la actual presidenta.
Factores negativos
Entre las causas de la población considera para cuestionar a Boluarte es que realiza una mala gestión (34.5%). En tanto, no tiene control para enfrentar a la inseguridad ciudadana (17.8%), hay inestabilidad económica (9.5%), no está capacitada para el cargo (9.4%), no representa al pueblo (7.4%), es corrupta (7.3%), no se responsabiliza de las muertes ocurridas en las protestas sociales (7.3%), no trabaja para el pueblo (4.3%), se dedica a viajar (4.1%), es mentirosa (3.2%), no ha cumplido sus promesas (2.8%) y hay desempleo (2.2%).
Adicionalmente también se percibe que la presidenta es una persona que no conoce la realidad del pueblo (2.2%), no tiene plan de trabajo (2.1%), solo busca su propio beneficio (1.9%), no acaba con la inestabilidad que hay en el país (1.4%), no tiene liderazgo (1.2%), favorece a su familia (1.1%), no realiza obras a favor del país (0.9%), es influenciable (0.9%), su ideología política (0.7%), no cae bien (0.7%), no realiza un correcto uso del presupuesto del Estado (0.6%), otras respuestas (5.5%) y no precisa (1.8%).
Estos indicadores contundentes evidencian la precaria aceptación que Dina Boluarte tiene ante la opinión pública. En los últimos días ha sido cuestionada por priorizar más sus viajes al extranjero, donde pasó más de un papelón como pasó con su frustrada reunión con el mandatario estadounidense Joe Biden que desencadenó en la salida de la excanciller Ana Cecilia Gervasi, en vez de resolver el problema de la inseguridad ciudadana o la recesión económica.
Recientemente, la mandataria ha guardado un conveniente silencio luego de conocerse que su hermano Nicanor Boluarte se reunió con prefectos para recolectar firmas que permitan inscribir un partido llamado Ciudadanos por el Perú y también los audios difundidos por Epicentro TV, donde se revela que era un operador político en el Congreso y tenía especial interés en el Programa Nacional de Infraestructura Educativa (Pronied) del Ministerio de Educación pese a no ser un funcionario público.
Desprestigio aumenta en el Congreso
Por otro lado, el Parlamento tampoco se salva. La encuesta de CPI anota que la representación nacional cuenta con 5.2% de respaldo. Por su parte, el 90.8% rechaza sus actos. Finalmente, el 4% no cuenta con alguna opinión formada.
La alta impopularidad de este poder del Estado se da por los ostentosos gastos que se han conocido en los últimos días cuando, precisamente, los peruanos sufren una crisis económica. Infobae Perú publicó tres informes al respecto que el Legislativo dispondrá de los recursos públicos para renovar su servicio de televisión a la señal alta definición, entregar un bono de casi 10 mil soles a sus trabajadores y destinar casi dos millones de soles para las pólizas de seguro.
Por si fuera poco, los padres de la patria también siguen con el blindaje a los llamados ‘mocha sueldos’ y también recientemente con Rosselli Amuruz, tercera vicepresidenta de la Mesa Directiva de Alejandro Soto, en la Comisión de Ética. Igualmente, aprobó el jueves pasado el retorno de la bicameralidad que tiene entre sus artículos restablecer la reelección parlamentaria de manera indefinida.