La ciudad de Lima emergió como el epicentro político y económico del país a principios del siglo XX. Este auge no solo consolidó su posición como líder en el mercado nacional, sino que también trajo consigo mejoras significativas en la calidad de vida de su población, desencadenando un rápido proceso migratorio hacia la capital.
Datos históricos revelan un incremento notable en la población limeña: en el censo de 1890, se estimaba una población de 114 mil 788 habitantes; para 1908, la cifra ascendió a 172 mil 927; y en 1920, alcanzó los 223 mil 807 habitantes, según el estudio de Jair Adolfo Miranda Tamayo titulado “Modernidad, higiene y élite. La República Aristocrática y la fundación del distrito de San Miguel (1910 - 1920)”.
Durante el periodo conocido como el Oncenio de Augusto B. Leguía (1919-1930), basado en su discurso de la “Patria Nueva”, se intensificó el proyecto de desarrollo urbano en Lima. La ciudad triplicó su extensión territorial, se establecieron nuevos barrios y áreas urbanizadas, se llevó a cabo la pavimentación de calles, se regularon las construcciones de edificios y se implementaron diversas medidas.
Este auge urbanístico demandó una demarcación política y territorial. En este contexto, se crearon varios distritos. Tales como La Victoria y Rímac en agosto de 1921; Puente Piedra en febrero de 1927; Santiago de Surco en diciembre de 1929. Asimismo, los distritos de Magdalena del Mar, Magdalena Vieja (hoy Pueblo Libre) y San Miguel surgieron como resultado de la división del antiguo distrito de Magdalena en mayo de 1920.
Sin embargo, atribuir completamente estos cambios al proyecto de Leguía es simplista, ya que los trámites legales para la creación de estas nuevas demarcaciones, especialmente en los tres últimos distritos mencionados, pueden rastrearse desde 1917. Además, en el caso de San Miguel, se remontan a principios de la década de 1910.
La historia de los “Baños de San Miguel”
Los cimientos del San Miguel moderno se remontan a la visión y emprendimiento del farmacéutico italiano Federico Gallese Taricchi, quien también fue alcalde del antiguo municipio de Magdalena entre los años 1909 y 1914.
El extranjero, que se caracterizó por ser perspicaz y decidido, adquirió extensos terrenos como La Granja, Yrujo, San Miguel y San Cayetano. Estas posesiones se convirtieron en piezas fundamentales para sus proyectos. La Granja, por ejemplo, fue destinada a la producción de vid, abasteciendo una demanda creciente de vinos en la década de 1880, coincidiendo con los primeros asentamientos vitivinícolas de los Queirolo en la zona.
Uno de sus empeños más emblemáticos fue la creación del Balneario de San Miguel, más tarde conocido como “Ciudad Jardín” debido a las exuberantes huertas que lo rodeaban. Era un lugar diseñado para el descanso y esparcimiento de los adinerados limeños, quienes anhelaban escapar del bullicio y la insalubridad de la ciudad. En aquel entonces, la expansión desmedida de la ciudad llevaba a las clases acomodadas a buscar refugio en balnearios como Chorrillos, Barranco y Miraflores, y más tarde, San Miguel. Detalles revelados en la investigación “Habitando los malecones del frente marítimo de San Miguel”, ilustran los inicios de este distrito.
El éxito del balneario fue impulsado por la habilitación del transporte público en la zona. Gallese coordinó con la empresa constructora del tren eléctrico para extender la vía desde Magdalena del Mar hasta la nueva construcción.
Complementando esta visión, se levantó una imponente piscina de 50x20 metros, inaugurada en enero de 1913 por el entonces alcalde de San Miguel, Federico Gallese Taricchi. Esta piscina, abastecida por un complejo sistema de bombas hidráulicas que trasladaba el agua del mar hacia la alberca que, podía acoger hasta 200 bañistas y aún conserva su estructura original.
Los relatos del actual alcalde, Eduardo Bless, recogen anécdotas de épocas pasadas. En 1935, acceder a la piscina costaba apenas 5 céntimos. Los vestidores, con sus respectivos cuartos de baño y duchas, eran separados por género, con ropajes específicos para hombres y mujeres. El segundo piso fungía como observatorio para familias y como espacio social para encuentros y tertulias, atrayendo a personas notables de la Villa de San Miguel. Inicialmente reservados para las élites, los “Baños de San Miguel” se popularizaron en 1941, convirtiéndose en un destino cotidiano para los habitantes locales y visitantes.
El antiguo lugar conocido como los “Baños de San Miguel”, que marcó una era de esparcimiento y lujo en la Lima del siglo XX, experimentó una notable transformación a lo largo de los años. Pasando a convertirse en un establecimiento educativo, conocido como el Colegio 1082 y posteriormente renombrado Centro Educativo Primario Estatal Imperio del Japón N.º 1082. Hoy, esta locación histórica sirve como la Casa de la Cultura, un centro que preserva y promueve el patrimonio cultural del distrito.
¿Cuál era la idea de Federico Gallese?
El siglo pasado, Lima enfrentaba retos de urbanización y salubridad. En ese contexto, Federico Gallese, dueño de extensas tierras en San Miguel, se propuso crear un espacio diferente y lo logró: construyó un refugio lejos del ruido del centro de la ciudad y las condiciones poco saludables que caracterizaban a la capital peruana.
Su plan fue audaz: diseñar una “ciudad jardín” en sus terrenos, una comunidad que contrastara con la densidad y la insalubridad de Lima. Inspirándose en modelos europeos, el farmacéutico buscó importar estilos de vida y formas de habitación más higiénicas, como los chalets franceses y el disfrute de amplios jardines.
En 1913, para dar a conocer su proyecto, publicó un folleto titulado “Balneario de San Miguel. Urbanizado por su propietario, Federico Gallese”, donde detallaba minuciosamente las edificaciones a erigir, la disposición del espacio urbano y otros aspectos relevantes.
Este folleto se convirtió en la ventana a un mundo nuevo: un lugar donde la planificación urbana y la calidad de vida eran prioridad. Gallese, con su visión visionaria, no solo presentaba un proyecto, sino una alternativa para una Lima en crecimiento, promoviendo un entorno más saludable y acogedor para sus habitantes.
San Miguel en la actualidad
San Miguel es uno de los 43 distritos que componen la provincia de Lima, en el Perú. Su posición geográfica se dibuja en los límites norteños con Bellavista y La Perla, ambos pertenecientes al Callao, al este colinda con los distritos de Lima y Pueblo Libre, al sur se une con Magdalena del Mar, y al oeste con el océano Pacífico.
Su historia, marcada por el 10 de mayo de 1920, se despliega bajo la administración de la Municipalidad Distrital de San Miguel, cuyo líder para el período 2023-2026 es nuevamente Eduardo Bless.
En el último censo poblacional de 2017, San Miguel reveló una comunidad de 137 mil 247 habitantes, en una densidad demográfica de 12 mil 803 habitantes por kilómetro cuadrado. Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), el 65 % de este distrito alberga hogares pertenecientes a un estrato económico elevado, donde el ingreso per cápita supera los 2 mil 400 soles. Por otro lado, el 35 % restante se sitúa en el estrato medio alto, con ingresos que oscilan entre los 1 mil 450 y 2 mil 400 soles.
Atractivos del distrito
San Miguel cuenta con espacios habilitados tanto para vecinos, como para los visitantes de diversas partes de la ciudad. La Casa de la Cultura, por ejemplo, cada mes realiza la presentación de obras teatrales, exposiciones y espectáculos para todas las edades. También se puede realizar visitas a sus hermosas huacas, como son Tres Palos, La Cruz, San Miguel y La Palma, las cuales forman parte de un centro prehispánico llamado el Complejo Arqueológico Maranga, que cuenta con una antigüedad de más de dos mil años.
Otra importante huaca es la Huaca Huantinamarca, declarada Patrimonio Cultural desde 2012. También hay una gran cantidad de parques y centros comerciales con variedad de oferta.
Plaza San Miguel marcó el camino de los centros comerciales americanizados
Como se evidenció en párrafos anteriores, los “Baños de San Miguel” era un lugar emblemático y particular del distrito de San Miguel. Al lugar asistían vecinos de la zona y personas que vivían en jurisdicciones aledañas, quienes se sorprendían al ver que la piscina no contenía agua potable. Con el pasar de los años, la locación sufrió transformaciones y sus ambientes fueron destinados para actividades educativas.
Ahora bien, San Miguel no solo destaca por esta antigua piscina. En el distrito existe un amplio centro comercial que cada fin de semana se abarrota de personas de distintas edades. En este espacio se encuentran amigos y, sobre todo, las familias comparten gratos momentos.
Plaza San Miguel es el nombre del centro comercial, que fue el pionero en lo que respecta a conceptos modernos y americanizados. En octubre de 1976, se abren las puertas del mall ubicado en un punto estratégico de Lima: a unos cuantos kilómetros del aeropuerto Jorge Chávez.