Mariano Necochea, figura clave en la lucha por la independencia de Perú, nació el 7 de septiembre de 1792. Sus padres fueron Francisco Casimiro Necochea y María Mercedes Saraza y Tirado. En el marco de la liberación sudamericana, su papel en el ejército del general José de San Martín fue crucial para la emancipación de nuestro país, dejando un legado perdurable en la historia nacional.
La carrera militar del argentino en Perú lo posicionó como un símbolo de valentía en el movimiento independentista que redefinió el curso del sur de América. A lo largo de los años, a pesar de ser celebrado en menor medida que otros patriotas, el aporte de Necochea fue igualmente fundamental en la construcción del Perú moderno.
¿Cómo fue su participación en el Perú?
En abril de 1812, Mariano Necochea se unió al Regimiento de Granaderos a Caballo como alférez y en septiembre de ese mismo año ascendió a teniente. Su participación en la batalla de San Lorenzo en febrero de 1813, conocida como el “bautismo de fuego” de los Granaderos a Caballo, le valió el ascenso a ayudante mayor por su destacada actuación.
Posteriormente, Necochea marchó en misión con el Ejército del Alto Perú bajo el mando del general Rondeau, según relata el libro “La guerra de la independencia en el Alto Perú” de Emilio Bidondo. En esta campaña, participó en diversos enfrentamientos como el Tejar, Venta y Media, así como en Sipe-Sipe, demostrando su valentía y compromiso en cada batalla.
La llegada de Mariano Necochea al Perú con el ejército libertador en 1820 marcó un punto crucial en su carrera. Sus acciones durante la toma de Callao y su participación en la segunda expedición a la sierra en 1821 lo destacaron como una figura fundamental en el proceso independentista.
Brillo en la batalla de Junín
José de San Martín reconoció su valía ascendiendo a Necochea a la categoría de general. Sin embargo, su momento cumbre llegó en la batalla de Junín el 6 de agosto de 1824, donde su arrojo y coraje lo llevaron a la gloria. A pesar de sufrir graves heridas, incluyendo una lanza que hirió su pulmón izquierdo, lesiones severas en la cabeza, así como la ruptura de tendones en la muñeca, logró sobrevivir, demostrando una resistencia inquebrantable en medio del fragor de la batalla.
Se produjo un violento combate donde los patriotas debieron replegarse como pudieron. Necochea la pasó realmente mal al quedar rodeado de enemigos: recibió cuatro sablazos en la cabeza; dos en el brazo izquierdo, que le quedó inutilizado; uno en la mano derecha que le provocó la pérdida de tres dedos; dos lanzazos en el costado izquierdo, uno que le perforó el pulmón; otro en el vientre y cuatro heridas más en los brazos.
Bajo las órdenes del general Simón Bolívar, el argentino sirvió con dedicación luego de la renuncia de San Martín tras su encuentro en Guayaquil. En febrero de 1824, se le confió la responsabilidad de liderar el gobierno de Lima, continuando su compromiso en la lucha por la independencia de América.
Su entrega y valentía se evidenciaron una vez más, cuando comandaba la Caballería durante la batalla de Junín. A pesar de ser capturado herido por el enemigo, fue posteriormente rescatado por sus compañeros de armas. Su destacada actuación en este conflicto le valió el nombramiento como general de división en ese mismo escenario de operaciones, un reconocimiento a su arrojo y liderazgo en la contienda independentista.
Mariano Necochea y su relación con Miraflores
El mariscal Mariano Necochea estableció su residencia en Lima y fue designado como director de La Casa de la Moneda. En 1826, recibió el encargo por parte de Bolívar de liderar dicha institución en la capital peruana. Sin embargo, se vio envuelto en una acusación infundada de conspiración, lo que lo llevó a regresar a Buenos Aires para unirse a la guerra contra Brasil. En 1828, retornó a Lima retomando su cargo en la Casa de la Moneda.
En 1831, participó en la guerra civil de su país natal y por su destacada actuación en 1834, fue honrado con el título de gran mariscal. No obstante, debido a un nuevo exilio impuesto por su proscripción, se estableció en Chile antes de regresar al Perú para resguardar su honor.
Las secuelas de las heridas sufridas en las diversas batallas donde fue protagonista se agravaron, afectando severamente su pulmón. Hacia 1848, se estableció en Miraflores, donde falleció al año siguiente, el 15 de abril de 1849, a la edad de 57 años, víctima de la tuberculosis.
Inicialmente, fue enterrado en el cementerio Presbítero Matías Maestro, pero posteriormente sus restos fueron trasladados al Panteón de los Próceres en el Cercado de Lima, donde reposa hasta hoy. Su antigua residencia fue derribada en el siglo XX, y actualmente, en ese sitio se encuentra una tienda comercial.
Frente al Parque Kennedy, en el distrito de Miraflores, se encuentra la tienda comercial Saga Falabella. Precisamente en este lugar se encontraba la casa del compañero de armas de San Martín y Simón Bolívar. En el cruce de las avenidas Arequipa y José Pardo se alza un imponente edificio, el cual ostenta una placa en memoria del militar.
“Homenaje del Concejo Distrital de Miraflores a la memoria del Gran Mariscal del perú don Mariano Necochea, prócer de la independencia, vencedor en la batalla de Junín en el centenario de su muerte ocurrida en esta casa, (1849 - 5 de abril - 1949)″.
Perú no devolvió sus restos a Argentina
El 5 de abril de 1949, conmemorando el centenario de la muerte de Mariano Necochea, el presidente argentino Juan Domingo Perón hizo una solicitud al gobierno peruano para la repatriación de los restos del héroe.
En respuesta a esta petición, el gobierno peruano argumentó que Necochea había residido durante un tiempo considerable en el Perú, superando su permanencia en Argentina. Además, afirmaron que por elección propia se había convertido en ciudadano peruano, siendo ampliamente querido por el pueblo y habiendo desempeñado el rango de mariscal en sus fuerzas militares. Por estas razones, rechazaron la propuesta argentina de trasladar sus restos.