El Serpentín de Pasamayo, una de las vías más mortales del Perú: radiografía de la ruta marcada por trágicos accidentes

En un tramo de la Panamericana Norte, se encuentra el Serpentín de Pasamayo. Esta importante vía, conocida por sus curvas cerradas, se extiende a lo largo del acantilado, brindando vistas espectaculares del mar.

Antes y después del nuevo milenio, se han reportado numerosos accidentes en la carretera, algunos con desenlaces fatales. La neblina, frecuente en el área, añade un elemento de misterio y desafío al camino. Atravesar el Serpentin de Pasamayo, donde la visibilidad se reduce drásticamente, se convierte en una tarea complicada.

De acuerdo con datos del Observatorio Nacional de Seguridad Vial del Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC), el año 2022 fue testigo de cifras alarmantes en cuanto a siniestros viales en Perú. En promedio, 276 personas perdieron la vida cada mes debido a accidentes de tránsito, sumando un total de 3.312 fallecidos en todo el año.

A continuación, presentamos una cronología de los accidentes más trágicos ocurridos en el Serpentín de Pasamayo, una de las rutas más peligrosas del país.

• A principios de la década de 1990, un autobús de la empresa Roggero se accidentó en el kilómetro 54 de la Panamericana, dejando un saldo de 10 personas fallecidas y 38 heridas.
• En julio de 2008, un choque entre autobuses resultó en 22 muertes, incluyendo al conductor de uno de los vehículos, que estaba bajo los efectos del alcohol.

• En 2009, la colisión de un autobús interprovincial, un tráiler y un camión cargado de solventes químicos culminó en una explosión que carbonizó a 15 personas.
• En julio de 2014, una colisión múltiple en medio de la neblina involucró a 23 vehículos.
• Finalmente, en las primeras horas de 2018, después de la celebración de Año Nuevo, un autobús de la empresa San Martín de Porres, que viajaba de Huacho a Lima con un gran número de pasajeros, colisionó con un tráiler que había invadido su carril debido al exceso de velocidad. El impacto provocó que el autobús cayera por un precipicio, resultando en la muerte de 52 personas.

En Perú, las carreteras y autopistas cuentan con tramos conocidos como ‘Curva del Diablo’, denominación que refleja la peligrosidad y el desafío que representan. Estos sectores, caracterizados por su curvatura estrecha y pronunciada, suelen estar ubicados en zonas de pendientes empinadas. El término “diablo” evoca la percepción de riesgo mortal, simbolizando el desafío extremo que implica transitar por estas áreas.

La aparición de este nombre se debe a una combinación de factores: la dificultad en la conducción por las curvas cerradas, las pendientes abruptas, las adversas condiciones climáticas y, especialmente, la historia de accidentes y tragedias viales. Esta terminología refleja la necesidad de cautela y respeto por parte de los conductores al navegar estas secciones de la red vial peruana.

En Perú, el término ‘Curva del Diablo’ no se limita únicamente al Serpentín de Pasamayo. Varias otras localidades cuentan con tramos de carretera igualmente desafiantes y peligrosos. Entre estos lugares se destacan:

• Villa El Salvador, conocida por su sinuosa carretera local.
• Santiago de Chocorvos, también con una carretera local caracterizada por curvas pronunciadas.
• Arequipa y Puno, donde la ruta interoceánica Brasil-Perú presenta tramos complejos.
• Jauja, atravesada por una ruta nacional con características similares.
• Iquitos, donde se encuentra una ruta departamental también conocida por sus desafiantes curvas.

Estos sitios, al igual que el Serpentín de Pasamayo, representan un reto para los conductores y simbolizan los desafíos geográficos que caracterizan las vías de transporte en diversas regiones del país.

El Serpentín de Pasamayo, parte de la ruta Panamericana Norte, genera preocupación debido a sus notables deficiencias y la insuficiente señalización, elementos que aumentan su peligrosidad y contribuyen a una alta tasa de accidentes. Entre los principales problemas asociados con esta vía se encuentran:

• Deficiencias en la infraestructura: Caracterizada por su compleja topografía, que incluye curvas cerradas y pendientes pronunciadas, la carretera enfrenta significativos desafíos en su infraestructura. El estado del pavimento, a menudo deteriorado por la caída de piedras y las adversas condiciones climáticas, no siempre es óptimo, lo que incrementa el riesgo de accidentes.
• Medidas de seguridad insuficientes: Además de la falta de iluminación, la carretera carece de otras medidas de seguridad importantes, como barreras de contención fuertes y efectivas en los tramos más peligrosos, especialmente donde la carretera bordea precipicios.
• Respuesta de emergencia limitada: La geografía de la carretera obstaculiza la capacidad de una respuesta rápida en casos de emergencia, lo que puede retrasar la llegada de ayuda en situaciones de accidentes.

Estos factores combinados hacen que la carretera de Pasamayo sea una de las más desafiantes y peligrosas de Perú, y subrayan la necesidad de mejoras urgentes en su infraestructura y señalización para garantizar la seguridad de los usuarios.

Hace algunos años, el Ministerio de Transportes y Comunicaciones de Perú, en colaboración con varios especialistas, se reunió bajo la coordinación del Instituto Integración para evaluar y mejorar los estándares de seguridad vial en el Serpentín de Pasamayo, una ruta conocida por sus desafíos desde hace años.

Una de las medidas propuestas enfatiza la necesidad de que los vehículos cumplan con estándares de calidad óptimos. Se ha identificado que pequeñas empresas a menudo operan con flotas antiguas de buses, contribuyendo a la informalidad en el sector.

Otro punto clave es fomentar un manejo prudente y seguro. A pesar de que muchos conductores de buses y camiones prefieren el Serpentín de Pasamayo por ser una ruta más corta y económica, existe una alternativa más segura y amplia, conocida como la Variante de Pasamayo.

Finalmente, se propone mejorar la señalización en las vías y adoptar una variedad de medidas que incluyen desde la planificación urbana estratégica hasta la implementación de tecnologías avanzadas. Estas iniciativas apuntan a crear una sociedad más prudente e informada, que conozca las rutas y respete las normas para un tránsito seguro.