“El Perú posee el mar más rico del mundo”, indica Alfonso Miranda, quien se desempeña como presidente de Calamasur (Comité para el Manejo Sustentable del Calamar Gigante del Pacífico Sur) tras años en el Ministerio de la Producción (Produce), del cual llegó a ser titular brevemente durante la crisis de Manuel Merino. En la práctica, tamaño privilegio significa una cosa: el interés de las potencias. El Perú es testigo de las constantes intromisiones por parte de la flota china sobre sus aguas, y el Estado, tras años de sobrellevar dichas actitudes, parece haber aceptado su condición de inferior en sus propios dominios.
Por ello, desde Infobae Perú contactamos con el especialista en pesquería, quien arrojó punzantes comentarios respecto al origen, la actualidad y las consecuencias del problema.
Política de Estado: origen y potencial
Perú es históricamente el principal pescador de calamar gigante. El sector artesanal, responsable del 100 % del desembarque de pota en nuestras costas, ha ido madurando hasta establecerse como única fuente de extracción de la especie en nuestro mar, representando así un aproximado de 500 mil toneladas al año. Al menos así debería ser. Según Miranda, sin embargo, hace más de 30 años que el Gobierno chino lleva posicionando su flota a lo largo de los mares.
“No estamos hablando de una sugerencia como sucede en los países de nuestra región; es un mandato, una decisión promovida por el Estado. Subsidian los botes, el combustible, la mano de obra, todo. Buscan monopolizar la captura y el comercio del calamar, lo que significa hoy un negocio de 100 mil millones de dólares”, señaló Miranda.
Perú no es el único afectado; China mantiene la misma política en casi todos los mares en los que se pesca calamar. El exfuncionario indica que todos reconocen esta intromisión, pero también reconocen -o se ven sometidos a reconocer- la magnitud de su rival. Por tal razón, apenas se ven detectados en tierra ajena, los barcos chinos tornan hacia aguas internacionales haciendo caso omiso a las alertas de la autoridad nacional correspondiente. Aunque, valga la obviedad, los países afectados no cuentan precisamente con los medios para ejercer una regulación frontal y física.
Miranda enfatiza que, si bien nuestro continente es dependiente de las inversiones de las grandes potencias, China ha estructurado a la fecha una estrategia geopolítica importante. ¿Las demás potencias? Inicialmente no se vieron atraídas a competir en dicho mercado y hoy, con más de 800 barcos calamareros y distintas plataformas chinas regadas en los océanos, observan las consecuencias de su previa indiferencia.
La ruta del calamar y el Decreto Supremo 016-2020
El año pasado, el Perú pescó 457 mil toneladas de pota; China obtuvo 521 mil toneladas. Por primera vez, el país perdió el liderazgo del calamar gigante, que solo crece en el Pacífico Oriental.
“La flota china sigue lo que llamamos la ruta del calamar (referencia a la ruta de la seda). Comienza por el oeste de las Islas Galápagos, pasa por el Perú y Chile, cruza por el estrecho de Magallanes, Argentina, Uruguay y Brasil. Diversos países los han denunciado por no respetar las 200 millas de distancia; acá en el Perú han sido denunciados incluso por los mismos pescadores artesanales o han sido advertidos por entes internacionales por falseamientos de posición”, mencionó el especialista.
En el año 2020 se aprobó el Decreto Supremo 016-2020-PRODUCE, el cual obliga a los navíos que quieran arribar a terminales peruanos a portar un GPS que percibe la ruta que emprendió dicha nave en sus últimos seis meses. El cálculo fue simple: los barcos chinos operan a 17 mil kilómetros de sus puertos, por lo que regresar hasta su país no es lo ideal. “Si el transmisor detectaba que había irrumpido en nuestras aguas, pues se le negaba el arribo y se le denunciaba ante los organismos internacionales. Antes existía el mismo requisito, solo que el dispositivo era del Gobierno chino, ahora es del peruano”, precisa Miranda.
“Lo que el Perú pide es que se respete la norma. Si antes era el mismo proceso con el GPS chino, ¿por qué cambiaría con el peruano? Quien no la debe no la teme, ¿no? Pues claramente ellos tenían algo que esconder, razón por la que de sus 800 barcos, solo cinco se colocaron el dispositivo”, advirtió el presidente de Calamasur.
Miranda comenta que durante el 2021 y parte del 2022 no ingresaron navíos chinos. Sin embargo, cerca al 2023 se empezó a registrar un incremento exagerado de barcos que, según sus versiones, acusaban un “arribo forzoso”. Para el especialista, la cifra no es coherente con la realidad, por lo que algunos sospechan que tal maniobra era una excusa para ingresar a los puertos nacionales.
¿Qué pasó el 24 de mayo del 2023?
“Un arribo forzoso” no es una declaración simple. Le corresponde a la autoridad naval peruana el comprobarlo y emitir un fallo. Por ello, este incremento llamó la atención del sector. Así, el Ministerio de la Producción se llegó a reunir con representantes de la Embajada China en el Perú”, anota Miranda.
La propia plataforma del Gobierno lo confirma: piso 7 del edificio del Produce; de 15:00 a 16:00; reunión entre Úrsula Desilú León, viceministra del Produce, y Song Yang, embajador chino en el Perú; razón: “Cooperaciones entre el Perú y China”.
Miranda comenta que fue precisamente entre fines de mayo y principios de junio que se registró una llegada masiva de barcos chinos. No es el único que lo ha percibido. El diario Mongabay realizó una particular investigación que establece lo siguiente:
- “Según el ingeniero pesquero Renato Gozzer, 75 embarcaciones de bandera asiática han ingresado a los puertos del Perú en lo que va del 2023 (hasta septiembre). Sin embargo, la mitad de tales ingresos ocurrieron a partir de junio”, señala el diario.
- “Entre el 1 de junio y el 18 de agosto se registró un total de ingresos equivalentes a los que se daban previo a la vigencia de la norma”.
- Según Mongabay, que solicitó la información al propio Ministerio de la Producción, los buques ingresaron para cambiar tripulación y renovar certificados. No obstante, se reconoce que ninguna de las embarcaciones contaba con el dispositivo requerido.
En otras palabras, ¿el Ministerio de la Producción no cumple su propia norma? Miranda así lo afirma. ¿Tuvo la reunión entre la viceministra Úrsula León y el embajador Song Yang algo que ver? “Es una coincidencia”, señala. Luego añade: “a mí me enseñaron que en la política no existen las coincidencias. Total, esto puede llevar al Estado peruano al banquillo de los pusilánimes”. Sea como sea, el presidente de Calamasur señala que, a la fecha, más de 120 buques sin dispositivo han entrado con total normalidad a puerto nacional. El Decreto Supremo 016-2020-PRODUCE, que en su momento fue festejado por el sector pesquero nacional, no es aplicado por su propia cartera ministerial. La flota china, lejos de ser el toro recibiendo la estocada final, goza hoy las consecuencias de su indulto.
¿Y los trabajadores?
Mientras los analistas políticos lanzan advertencias sobre el posicionamiento de las flotas y las repercusiones geopolíticas que estas podrían implicar, los pescadores sufren las razones concretas, materiales y aplicables de forma cotidiana.
Para Miranda, los principales problemas para los pescadores artesanales, además de la lógica incertidumbre sobre la preservación de la especie (al no estar registrado el accionar de los barcos chinos), son los siguientes:
- Se pone en riesgo la sostenibilidad de la pesquería de calamar.
- La pesca china, al haber superado a la peruana (con 50 mil toneladas estimadas de pesca en mar peruano), ha generado un impacto en el mercado y, por lo tanto, en las ganancias de los pescadores.
- Lógicamente, la pesca china de 50 mil toneladas genera un impacto en la cantidad de pota disponible. Es simple: cada calamar pescado por una embarcación china es un calamar menos para una posible pesca peruana.
“El Estado peruano, eso sí, es sumamente celoso con que el sector pesquero nacional cumpla las normas. Los pescadores artesanales no pueden dejar de transmitir ni un segundo, sino las sanciones son drásticas, le incautan lo pescado… Claro que las normas deben cumplirse, pero mientras el Estado es muy severo con los pescadores pequeños y nacionales, actúa con fragilidad y cobardía contra los inmensos buques chinos que irrumpen en nuestras aguas”, finaliza.