Cuando uno camina por el centro de Lima, suele encontrarse con distintas construcciones emblemáticas, entre las que destacan el Museo de Arte Italiano de Lima, el Hotel Sheraton, el Centro Cívico de Lima, el edificio Rímac, entre otros. Sin embargo, hay una edificación que se levanta en el centro de la capital y que no pasa desapercibida.
Se trata del Palacio de Justicia de Lima, una gran obra que a simple vista parece imponerse como un símbolo de la justicia peruana. Pero no nos sumergiremos en el mundo de las leyes ni en sus dinámicas, ya que un sector de la población quiere saber acerca de la cúpula que nunca se sumó a esta estructura.
La historia del edificio se remonta al 26 de mayo de 1928. El profesor Carlos Ramos cuenta que una resolución suprema, refrendada por el entonces ministro de Justicia, Pedro M. Oliveira, determinó su ubicación en un área delimitada por las calles Buenaventura, Tipuani, Mapiri y Cotabambas.
La inspiración detrás de esta obra arquitectónica fue el Palacio de Justicia de Bruselas en Bélgica, construido en 1883 y caracterizado por su estilo ecléctico con elementos grecorromanos. Aunque se concibió como una réplica del edificio belga, que en su época fue uno de los más grandes de su tipo, la fachada y el diseño general de la construcción limeña presentan una semejanza innegable con su contraparte belga, destacando especialmente su cúpula en la parte superior. Como señaló el doctor Ramos en su libro, esta similitud es evidente.
“La fachada y el diseño general del edificio guardan ostensible semejanza con el Palacio de Justicia de Bruselas, que cuenta con una cúpula en su cúspide, y en el cual se inspiró evidentemente […] Paprocki”, escribió Ramos en su libro.
La construcción del Palacio de Justicia de Lima comenzó en 1929, durante el gobierno de Augusto B. Leguía. Los planos iniciales, al igual que el de Bruselas, incluían una cúpula que alcanzaría una altura de 40 metros. Sin embargo, por razones que quedaron perdidas en el tiempo, la cúpula nunca se materializó, dejando a la estructura con una apariencia inacabada pero igualmente impactante.
¿Por qué no se terminó la construcción?
En el año 1930, se suscitó un acontecimiento político de gran envergadura: un golpe de Estado que tuvo un impacto inesperado en nuestra ciudad. El teniente coronel Luis Miguel Sánchez Cerro, quien por un manifiesto a la nación sublevó a la guarnición de Arequipa contra el gobierno de Augusto B. Leguía. Esto hizo que la construcción, que ya se encontraba en marcha, se detuviera abruptamente.
No obstante, este receso sería temporal. Siete años después, en 1937, durante el gobierno de Óscar R. Benavides, las obras se reanudaron, aunque con una notoria ausencia: la cúpula que estaba destinada a coronar el edificio. Finalmente, en 1939, el Palacio de Justicia fue inaugurado, pero su apariencia quedó marcada por la falta de la cúpula que habría añadido un toque de esplendor a su arquitectura.
Pasaron 18 años para que la idea de completar la estructura se retomara. Sin embargo, para entonces, los costos de la construcción se habían disparado, y una evaluación estructural arrojó un sombrío veredicto: el edificio no estaba diseñado para soportar el peso de la cúpula. Así, la edificación se quedó para siempre inconclusa, y Lima conservó su imponente Palacio de Justicia sin el distintivo remate arquitectónico que originalmente se había planeado.
“El domo nunca llegó a construirse, debido a la falta de recursos y a esa tendencia a lo inconcluso que menciona Basadre como una característica de la idiosincrasia peruana”, apuntó Ramos.
El magistrado e historiador Luis Antonio Eguiguren, en un tono airado, lamentó esta omisión. Señaló que la Plaza y Paseo de la República lucía el frontis de un Palacio de Justicia inspirado en el de Bruselas, pero sin la magnífica cúpula que habría añadido un toque estético de gran valor. La justicia peruana se quedó “desmochada”, sin el elegante remate que la obra original merecía.
Mientras que el arquitecto José García Bryce, en una entrevista para el programa Sucedio en el Perú, comento lo siguiente: “Este edificio es tipo los grandes edificios del Estado en Europa”.
Estilo del edificio
El Palacio de Justicia de Lima, con su imponente fachada de estilo neoclásico, se vuelve una maravilla para los ojos de los traseúntes. Este majestuoso edificio fue concebido por el arquitecto polaco Bruno Paprowsky (Brunon Paprocki), quien se inspiró en el Palacio de Justicia de Bruselas, una obra ecléctica de Joseph Poelaert que fusiona elementos greco-romanos y se distingue por su cúpula. No obstante, el Palacio de Justicia de Lima carece de ese distintivo remate, a pesar de que los planos originales incluían tanto una cúpula como una torre.
Cabe indicar que en la cosntrucción hay dos figuras que llaman la atención: se trata de dos leones. Se dice que en el balneario de Chorrillos había numerosas estatuas similares, pero debido a la Guerra del Pacífico, estas fueron deteriorándose y posteriormente trasladadas al Paseo Colón, para finalmente terminar a las afueras del Palacio de Justicia.
La construcción del Palacio de Justicia se llevó a cabo en un área de 6 mil metros cuadrados, que antes albergaba la antigua Cárcel de Guadalupe, considerada uno de los lugares más insalubres de Lima. Si bien el Palacio de Justicia es una “copia a medias” del inmenso Palais de Justice de Bruselas, que abarca aproximadamente 26 mil metros cuadrados, el proceso de diseño y construcción en Bélgica llevó 17 años, desde 1866 hasta 1883, bajo los reinados de Leopoldo I y Leopoldo II, conocido como “El rey constructor” para los belgas.
El Palacio de Justicia peruano también comparte cierta similitud arquitectónica con el Palacio del Congreso de la Nación Argentina en Buenos Aires. Ambos edificios son testimonios de la influencia de estilos arquitectónicos europeos en la región.
Moneda con los planos originales
En 1939, una medalla de bronce guarda en grabada lo que fue el plan principal para la construcción del Palacio de Justicia. Este valioso objeto en cuestión adquiere un valor especial desde una perspectiva numismática. Al observarla detenidamente, el grabado del Palacio de Justicia revela una torre y una cúpula, elementos que estaban originalmente planeados en los planos de la época del presidente Leguía. Sin embargo, la realidad es que el edificio se mantuvo sin torre y sin cúpula a lo largo de los años, y así permanece en la actualidad.
Lo curioso es que esta medalla se acuñó con anticipación, asumiendo que el Palacio de Justicia se completaría de acuerdo con su diseño original. Sin embargo, esa visión no se materializó, y la cúpula y la torre quedaron en el papel, convirtiendo la medalla en un testimonio tangible de una obra inconclusa que perdura en la arquitectura de Lima.