En la década de los 80, el Perú pasaba por un momento complicado; sin embargo, no faltaron aquellos que apostaron por emprender un negocio. En tal sentido, la era de los centros comerciales había iniciado tras la inauguración del Plaza San Miguel, un gigante que ha sabido mantenerse en pie con el paso del tiempo y hasta ha logrado ampliarse, posicionándose de forma exitosa en la mente de la ciudadanía. Al otro extremo de este caso de éxito rotundo se puede ubicar al olvidado centro comercial Camino Real.
En su momento, este recinto tenía todo para ser un negocio ganador: se ubicaba en una privilegiada locación (en el corazón de San Isidro), ostentaba amplios espacios y muchas tiendas que prometían trascender al paso del tiempo.
Desafortunadamente, hoy en día luce casi sin actividad. Al ingresar a sus instalaciones da la impresión de estar recorriendo un espacio abandonado. ¿Qué pasó para que terminara en tales condiciones?
La decadencia de Camino Real
El 25 de noviembre de 1980 el presidente Fernando Belaunde Terry inauguraba con emoción el centro comercial Camino Real, uno de los más modernos, atractivos y elegantes que rápidamente se convertiría en el favorito de los limeños, especialmente los de mayor poder adquisitivo. Contaba con cines, locales de comida, pista de patinaje, entre otro tipo de atracciones muy propia de la época, además de sus dos imponentes torres.
Las primeras 200 tiendas estaban listas para funcionar en 1980. Esto fue una realidad gracias a la inversión de 2 mil millones de soles. Años después, este centro comercial competiría con Jockey Plaza. Pero antes de que se suscitara la lucha por captar la atención del público, sucedió un hecho violento: un atentado terrorista provocó un incendio de grandes proporciones en las instalaciones de Camino Real. El declive podría tener sus orígenes allí, ya que un sector de la población dejó de asistir al lugar por miedo; sin embargo, el fracaso del negocio estuvo relacionado con el modelo de marketing aplicado.
El megaproyecto era atractivo en sí mismo; no obstante, se construyó como un negocio inmobiliario en el que se vendían metros cuadrados. Es decir, no había un dueño central que se encargara de una toma de decisiones general. Esto constituyó un tremendo problema, ya que una vez vendidos todos los locales, para hacer cualquier tipo de cambio era necesaria una junta de propietarios.
En esas engorrosas juntas se discutían desde cosas tan simples como el pintar la fachada o cambiar los colores, hasta aspectos más complejos, como ajustar el presupuesto, entre otros. Cualquier decisión debía pasar por los propietarios, algo que a la larga generó falta de acuerdos y un cansancio por parte de los dueños de los locales para seguir intentando mantener a flote los negocios.
De este modo, el centro comercial fue quedando en el olvido y sin un rescate a la vista. Hoy en día solo quedan unos pocos negocios; y aunque se han implementado otros un poco más modernos, no ha sido suficiente para quitarle el peso de no tener un único propietario.
¿Por qué no se recupera el centro comercial?
Con el paso de los años se ha tenido la expectativa de una recuperación para este centro comercial, que lo tiene todo para triunfar. Sus tiendas se han ido comprando una a una para, en algún momento, relanzarlo pero con un sistema que se adecúe a la modernidad. Hasta ahora estos esfuerzos no han tenido éxito.
Otra empresa de renombre también presentó un proyecto que ascendía a casi 120 millones de dólares a fin de darle una nueva vida a este espacio y poner en valor toda la zona; no obstante, hubo gran polémica por supuestas cartas de apoyo que otorgaban información inexacta y hasta firmas de personas fallecidas.
Asimismo, los vecinos se han negado a una remodelación del centro comercial debido a que se requiere cambiar una ordenanza que aumenta los niveles de tráfico en la zona. Con este panorama, el futuro de Camino Real todavía es incierto, mientras tanto, seguirá siendo un enorme elefante blanco en medio de un distrito donde el comercio destaca.
Los centros comerciales que terminaron por sepultar Camino Real
En 1992, el centro comercial Camino Real sufrió un atentado terrorista, lo que provocó que un sector de la población deje de asistir a este gran complejo de tiendas. Tras ello, más de una tienda cerró sus puertas debido a que no generaban ingresos. El tiempo pasaba, y la situación crítica no mejoró.
El hecho violento no solo dejó heridos sino que también perjudicó a los empresarios. Este suceso habría marcado el inicio de la decadencia del centro comercial Camino Real. Sin embargo, lo que agravó más el problema de los hombres de negocios fue la inauguración de los complejos de tiendas Jockey Plaza (1997) y Larcomar (1998), los cuales captaron la atención de miles de personas y también de los asiduos asistentes del local que quedaba ubicado en pleno corazón de San Isidro.