A 243 años de la rebelión de Túpac Amaru: el comienzo de su lucha y la ingeniosa estrategia que utilizó para capturar a un español

En 1780, José Gabriel Condorcanqui se alzó en una rebelión contra las autoridades españolas, lo que desencadenó una serie de acontecimientos violentos. La figura del curaca se erige como un símbolo perdurable de la lucha indígena y criolla

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José Gabriel Condorcanqui Noguera, conocido como Túpac Amaru II, era un curaca de ascendencia real inca, líder de una importante rebelión contra el dominio español en el Perú. (Composición: Infobae/Revista U/ Twinkl)
José Gabriel Condorcanqui Noguera, conocido como Túpac Amaru II, era un curaca de ascendencia real inca, líder de una importante rebelión contra el dominio español en el Perú. (Composición: Infobae/Revista U/ Twinkl)

En nuestro país, uno de los personajes más admirados y sobre quien más se habla es José Gabriel Condorcanqui Noguera, conocido como Tupac Amaru II, un nombre que resaltaba su “linaje” real inca. Según Charles Walker en su libro “La rebelión de Túpac Amaru”, Condorcanqui era el curaca o cacique de Yanaoca, Pampamarca y Tungasuca, pueblos situados a 80 kilómetros al sureste del Cusco.

Pero lo que realmente marcó un antes y un después en la lucha por la liberación del Perú de los españoles fue el 4 de noviembre de 1780. En esa fecha, el peruano invitó a almorzar a un alto oficial real, el corregidor Antonio de Arriaga, en casa del padre Carlos Rodríguez, el cura de Yanaoca. Esto en un contexto de celebración por el día de San Carlos.

Tras disfrutar de la comida y una breve siesta, el corregidor se preparó para regresar a su casa, a unos 25 kilómetros de Yanaoca. Tenía que emprender un viaje de cuatro horas a pie y a caballo por cerros escarpados. La inminente llegada del dinero del tributo, un impuesto personal pagado por los indígenas que llenaba las arcas coloniales, lo apremiaba a regresar.

Túpac Amaru y unos cuantos jóvenes acompañaron al corregidor durante un corto trayecto y luego fingieron dirigirse a Tungasuca. Sin embargo, en lugar de hacerlo, se adelantaron y se escondieron en un cerro, sorprendiendo a Arriaga y su séquito (a su escribano, Felipe Bermúdez, y a dos esclavos negros) cuando saltaron al campo.

El 4 de noviembre de 1780 marca un hito en la historia peruana, cuando Túpac Amaru II captura al corregidor español Antonio de Arriaga, utilizando una estratagema que involucra un almuerzo en honor a San Carlos. (Rincón de historia del Perú)
El 4 de noviembre de 1780 marca un hito en la historia peruana, cuando Túpac Amaru II captura al corregidor español Antonio de Arriaga, utilizando una estratagema que involucra un almuerzo en honor a San Carlos. (Rincón de historia del Perú)

El corregidor huyó a un cerro cercano y se ocultó detrás de una apacheta, un santuario de piedra considerado sagrado por los indígenas. Pero, un indio lo vio y el revolucionario logró capturarlo. Esperaron varias horas, hasta bien entrada la noche, para llevarse a los prisioneros encadenados a Tungasuca, donde los encerraron en el sótano de la casa del curaca y Micaela Bastidas.

En ese lugar, Túpac Amaru obligó al español aturdido a escribir cartas a su tesorero en Tinta, solicitando dinero y armas bajo el pretexto peculiar de estar planeando una expedición contra los piratas que asolaban la costa. El propio curaca viajó a Tinta y, utilizando la llave de Arraiga, se apoderó de 75 fusiles, dos cañones, algunas escopetas, un cajón de pólvora, balas, cartuchos y los uniformes de una compañía de milicias, junto con mulas, 22 mil pesos procedentes del ramo tributario y varias piezas de plata y oro.

Cuando Condorcanqui colgó una pintura de la coronación de las reinas en la celda del corregidor y envió al padre López de Sosa a confesarlo, el prisionero supo que estaba en serios problemas. Sorprendido por los eventos y consciente de que su vida corría peligro, ofreció toda su fortuna a la parroquia de Pampamarca a cambio de su libertad, pero fue en vano.

Según el programa Sucedió en el Perú, un corregidor logró escapar y, al llegar a Cusco, narró lo sucedido, lo que llevó a la convocatoria de una junta de guerra. El inicio de la rebelión preocupó a los españoles, incluso algunos la catalogaron como una guerra y buscaban darle un final, contemplando la muerte de José Gabriel Condorcanqui. La historia de Túpac Amaru II estaba apenas comenzando.

¿Por qué empezó la rebelión de Túpac Amaru?

Este aniversario recuerda la captura que marcó el inicio de una rebelión histórica contra el sistema colonial, una gesta que sembró las semillas de la futura independencia del país. Créditos: ecos del pasado

La rebelión de Túpac Amaru es un episodio intrigante de nuestra historia, rodeado de incertidumbre sobre su verdadera motivación. Algunos se preguntan si fue un asunto personal o una legítima preocupación por la injusticia social de su época. Mientras algunos historiadores argumentan que se trató de una cuestión política, otros creen que no tenía relación con la independencia del Perú. Pero para muchos, esta revuelta marcó el inicio de un largo proceso que culminaría en Ayacucho.

El ajusticiamiento de Antonio de Arraiga desencadenó la lucha de Túpac Amaru contra la explotación de los indígenas en minas, plantaciones y estafas, en especial los abusos cometidos por los corregidores. Estos funcionarios forzaban a los indígenas a adquirir mercancías y, para pagarlas, estos últimos se veían obligados a vender sus productos y su fuerza de trabajo a mineros y hacendados.

Mientras tanto, en España, se buscaba modernizar el sistema tributario como base para el engrandecimiento de la corona, triplicando el impuesto de alcabala del 2% al 6% e incorporando impuestos a productos agrarios. Esto afectó a peruanos como al curaca, cuyo comercio de coca destinada a las minas se vio gravemente impactado. Estos cambios fiscales, en parte, motivaron el inicio de la liberación de los españoles, y pronto comenzaron los motines tras la aplicación de las reformas borbónicas.

Túpac Amaru no solo buscaba la justicia fiscal, sino también el reconocimiento de su linaje real, alegando ser descendiente de Túpac Amaru, el último inca de Vilcabamba. Sin embargo, la Real Audiencia de Lima rechazó sus reclamos.

Desesperado por la falta de atención a los problemas de los indígenas, en 1780, Condorcanqui se alzó en una rebelión contra las autoridades españolas. Intentó mediación con los obispos de Cusco y La Paz, pero no obtuvo respuesta. Su lucha abarcó el sur del virreinato del Perú, el altiplano boliviano y zonas del noroeste de Argentina, utilizando un convento jesuita como cuartel.

Túpac Amaru fue el líder de la rebelión anticolonial en América y su legado inspira a las nuevas generaciones. (Difusión)
Túpac Amaru fue el líder de la rebelión anticolonial en América y su legado inspira a las nuevas generaciones. (Difusión)

Él atacaba poblaciones y plantaciones españolas, distribuyendo los recursos entre los indígenas. Pronto, atrajo la atención de las autoridades. La resistencia era feroz, y el 18 de noviembre de 1780, un ejército español enviado por el virrey fue sorprendido en la aldea de Sangarará. Los atacantes incendiaron la iglesia, y cerca de 560 hombres perecieron en el fuego. Unos pocos criollos heridos fueron liberados por orden de Túpac Amaru.

Su objetivo era poner fin a la esclavitud y al régimen de plantaciones en la capital, debilitando el poder del virreinato. Su legado perdura como un capítulo importante de nuestra historia.

¿Cuál era la función de Túpac Amaru como curaca?

Túpac Amaru II se levantó contra las reformas fiscales de la corona española y la explotación de los indígenas, especialmente por los corregidores. (Gobierno de Cusco)
Túpac Amaru II se levantó contra las reformas fiscales de la corona española y la explotación de los indígenas, especialmente por los corregidores. (Gobierno de Cusco)

José Gabriel Condorcanqui Noguera, a sus 42 años, desempeñaba un papel importante como la autoridad étnica encargada de recaudar el impuesto personal, conocido en tiempos coloniales como tributo; también se encargaba de mantener el orden en su región. Esto se debía en parte a la influencia que aún conservaban muchos incas en el área. La mayoría de los pobladores del lugar eran indios quechuahablantes que veneraban a sus ancestros.

El curaca era bilingüe y gozaba de una sólida educación. Esto le permitía moverse con facilidad entre los mundos hispanos e indígenas de la época. Había estudiado en el colegio para caciques San Antonio de Borja, bajo la dirección de los jesuitas. Además, podía leer latín. En 1767, fue reconocido como el legítimo cacique de los pueblos de Surimana, Pampamarca y Tungasuca.

En 1780, la ciudad de Lima contaba con alrededor de 50 mil habitantes, y los indios constituían aproximadamente el 10% de la población. Desempeñaban diversos roles, desde la mano de obra en el “barrio de indios” del Cercado, al este de la ciudad, hasta líderes como Túpac Amaru, que tenían negocios en la capital.

La participación de Micaela Bastidas

Túpac Amaru II y su esposa Micaela Bastidas fueron líderes de la mayor rebelión indígena en la historia del Perú. (Bicentenario.gob.pe)
Túpac Amaru II y su esposa Micaela Bastidas fueron líderes de la mayor rebelión indígena en la historia del Perú. (Bicentenario.gob.pe)

Túpac Amaru, con su posición en la aristocracia indígena, y Micaela Bastidas, procedente de un estrato más común, venían de diferentes mundos. Sin embargo, compartían fuertes lazos a través de la religión católica y la notable inteligencia. Mientras ella manejaba la base del negocio de alquiler y transporte, su esposo, José Gabriel Condorcanqui, ocupaba un papel crucial como transportista.

Túpac Amaru contrajo matrimonio a la edad de 20 años con Bastidas, una mujer de 15 años conocida por su belleza y fuerte carácter, que sería su compañera ideal. Juntos formaron una familia que creció con el tiempo, teniendo tres hijos: Hipólito en 1761, Ariano en 1762 y Fernando en 1768.

La relación entre Túpac Amaru y Micaela Bastidas era sólida. Su esposo depositaba una gran confianza en ella, llegando a encomendarle tareas importantes. Ella, estratega de la rebelión que se inició en noviembre de 1780 con la ejecución del corregidor Antonio de Arriaga, desempeñó un papel fundamental en los eventos que marcarían un punto de quiebre en la historia de la región.

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