En el corazón de Lima, en medio del bullicio y el movimiento constante de la ciudad, se encuentra un lugar que ha sido testigo de la historia de Perú: la Plaza San Martín.
Esta icónica plaza, con su estatua del general José de San Martín, representa la lucha por la independencia y es un símbolo de nuestra cultura y herencia histórica.
Sin embargo, esta plaza también esconde una historia menos conocida, pero igualmente importante, una historia que nos recuerda la importancia de cuidar y proteger a los más vulnerables de nuestra sociedad: los niños.
Casi una más
En medio de este escenario de imponente historia y majestuosas esculturas, se encuentra una estatua que a simple vista podría pasar desapercibida. Representa a un niño que yace en una posición tranquila y que, a simple vista, parece solo un adorno más de la ciudad.
Pero este monumento de bronce tiene una historia que no muchos conocen y que merece ser conocida. El niño que se puede ver en ese lugar no tiene nombre, ni apellido, ni familia. Solo tiene un apodo, “el Petiso”, y murió en la Plaza San Martín.
Corrían los años 80, una época en la que esta plaza era un refugio para muchos niños abandonados. Algunos de ellos ni siquiera sabían cómo se llamaban, pasaban sus noches en los fríos suelos de la plaza y se refrescaban en las piletas. Su día a día consistía en pedir limosnas o lustrar zapatos. Entre todos estos niños, se encontraba el Petiso. Así le llamaban sus compañeros, pues ni él mismo conocía su nombre.
Noche fatal
La fatídica fecha del 3 de septiembre de 1983, Lima se encontraba bajo una llovizna constante. Los niños solían buscar refugio en improvisados lugares para resguardarse del frío y la humedad. En esa infausta noche, el Petiso tomó la decisión de resguardarse en una caja de luz en la plaza.
Desafortunadamente, los cables de electricidad estaban demasiados expuestos. El contacto de su cuerpo con esos cables sin protección resultó en una muerte instantánea. La tragedia estaba consumada, un niño abandonado había sido electrocutado.
Fueron otros niños quienes, al descubrir el cuerpo inerte del Petiso, alertaron a un periodista que pasaba por la calle. Este lamentable suceso se convirtió en noticia y sacudió la conciencia de toda la ciudad.
Reacciona la ciudad
Lamentablemente, fue necesario un hecho tan trágico como este para que la ciudad reaccionara. Finalmente, el entonces alcalde de la capital, Alfonso Barrantes, el popular ‘Frejolito’, tomó cartas en el asunto y decidió enfrentar la problemática de los niños abandonados en Lima. Así nació la “Casa de los Petisos”, un albergue para niños y jóvenes desamparados que continúa funcionando hasta el día de hoy.
Tras el suceso, se erigió la escultura del Petiso, que se encuentra en esta plaza y fue creada por el renombrado escultor Humberto Hoyos. Se trata de un tributo a la memoria de un niño que, como muchos otros, pasó desapercibido en vida, pero que encontró su lugar en la historia de la ciudad gracias a su trágico destino.
La casa de los Petisos
Ubicada en el jirón Conde de Superunda 425, en el centro de Lima, la Casa de los Petizos fue fundada como resultado de esta tragedia y se ha convertido en un faro de esperanza para los niños y jóvenes desamparados de Lima.
Este albergue les brinda refugio, educación y apoyo emocional, dándoles la oportunidad de un futuro mejor. A través de este establecimiento, el espíritu del Petiso sigue vivo, recordándonos la importancia de la solidaridad y el cuidado de los más vulnerables. La historia del Petiso es una llamada de atención para todos nosotros.
Nos recuerda que la sociedad debe hacer más por aquellos que no tienen voz ni recursos para salir adelante. En medio de nuestros días ocupados y rutinarios, es esencial recordar que hay personas que necesitan nuestra ayuda y apoyo.
Este relato, aunque desgarrador, nos recuerda la importancia de proteger a los más vulnerables de nuestra sociedad y de brindarles oportunidades para un futuro mejor. Las calles de Lima están llenas de historias que nos llenan de orgullo, pero también de relatos desgarradores como el del Petiso.
Pero no se crea que esta historia es única. En todo el mundo, miles de niños se enfrentan a situaciones similares, luchando por sobrevivir en las calles y enfrentando desafíos que ningún niño debería experimentar.
Las calles de Lima, como las de muchas otras ciudades del mundo, están llenas de historias que nos llenan de orgullo, pero también de relatos desgarradores como el del Petiso. Es nuestra responsabilidad compartir estas historias, para que nunca olvidemos que todos los niños merecen una oportunidad en la vida.
Sobre el artista
Humberto Hoyos Guevara, nacido en Cajamarca en 1947, se destacó como escultor tras sus estudios en la Escuela Regional de Bellas Artes en Trujillo y la Escuela Nacional de Bellas Artes en Lima, graduándose en Escultura y Dibujo.
Una de sus obras más conocidas es el monumento al “Petiso,” erigido en 1984 durante el mandato del alcalde Alfonso Barrantes Lingán. La escultura representa a un niño lustrabotas en bronce y tamaño natural, con ropas desaliñadas y una expresión melancólica.
Además, Hoyos Guevara participó en concursos nacionales e internacionales, recibiendo premios y becas, y creó numerosos monumentos y bustos en bronce, dejando una marca significativa en la escena artística de Perú.