Cuando uno camina por las calles de cualquier distrito de Lima, es usual toparnos con nombres de calles de personajes de los cuales la gran mayoría no tenemos ni la menor idea de quien se trata o que hicieron de especial para haber recibido tal honor.
Un caso de estos puede ser el de Juan de Arona, sobre todo para aquellos que suelen visitar con relativa frecuencia el distrito de San Isidro, ya que una de sus principales calles lleva ese nombre, aun muchos no saben de quien se trata. Pues es de seudónimo de un gran literato que dejó su huella en las letras peruanas. Y esta es su vida.
Familia de abolengo
Bautizado como Pedro Manuel Nicolás Paz Soldán y Unanue, nuestro compatriota fue un destacado poeta, literato y periodista del siglo XIX, dejó una huella imborrable en la historia de la literatura y la lexicografía en Perú. Nacido en Lima el 29 de mayo de 1839, su vida estuvo marcada por un profundo amor por las letras, una insaciable curiosidad intelectual y un sentido agudo de la crítica.
Paz Soldán provenía de una familia de gran renombre. Su abuelo por parte de madre fue el reconocido médico peruano, además de prócer de la independencia José Hipólito Unanue y Pavón.
sAdemás de heredar la riqueza de su legado, recibió la hacienda de San Juan de Arona en el valle de Cañete, junto con una espléndida biblioteca. De ahí tomó su seudónimo, Juan de Arona, en homenaje a la hacienda.
Por el lado de su padre, su abuelo, natural de Carrión de los Condes en Castilla la Vieja, y sus tíos Mateo Paz Soldán y Mariano Felipe Paz Soldán, también fueron reconocidos eruditos en su época y contribuyeron a nutrir su mente desde una edad temprana.
Incluso en su juventud, demostró una inclinación hacia el aprendizaje y las artes, y en lugar de asistir a la educación convencional, comenzó su educación en el Real Convictorio de San Carlos, donde se educaban los jóvenes más selectos del país.
Viajes e Influencias
Los primeros años de Arona en Cañete, lejos del ajetreo de Lima, le permitieron nutrirse de lecturas, especialmente de los clásicos, y profundizar en sus estudios de traducción latina. A los 18 años, vivió durante un año en Valparaíso, Chile, antes de embarcarse en un viaje a Europa en 1859.
Este viaje se convirtió en una experiencia transformadora que lo llevó a ciudades emblemáticas como Londres, París y Madrid. En la capital española, tuvo la oportunidad de relacionarse con literatos reconocidos, como Bretón de los Herreros y Ventura de la Vega, quienes habían sido compañeros de colegio de otro gran poeta peruano como lo fue Luis Felipe Pardo y Aliaga.
Su contacto con la Real Academia Española y la incorporación del creador del ‘niño Goyito’ como miembro correspondiente de la institución madrileña son testimonios de su temprano interés por la lengua y la literatura.
De vuelta al Perú
Después de su largo viaje por el ‘Viejo Continente’, Arona regresó a Perú en 1863, poco después publicar su primer libro de poemas, “Ruinas”, en París, marcando su entrada en la escena literaria.
Sin embargo, sus contribuciones más significativas vendrían más tarde. Alrededor de 1860, mientras aún estaba en Londres, comenzó a idear una obra sobre peruanismos. Este proyecto evolucionó a lo largo de los años y finalmente se materializó en su influyente “Diccionario de peruanismos”, que se publicó en 1883-84. En este diccionario, Arona no solo recopiló una valiosa colección de palabras y expresiones peruanas, sino que también ofreció una perspicaz concepción de lo que significaba ser un peruanismo.
Y es que Arona se ganó prontamente fama por su pensamiento crítico y su vena satírica. A través de sus obras, criticó las costumbres y tendencias de su tiempo, así como a otros escritores, todo mientras destilaba humor y criollismo en sus escritos.
Ese humor mordaz y su agudeza crítica lo hicieron destacar entre sus contemporáneos. A menudo expresaba su interés por la lengua y la lexicografía, y su Diccionario de peruanismos fue un reflejo de su compromiso con la preservación de las palabras y expresiones propias de Perú.
La agresividad de Arona no se limitó solo a sus escritos, sino que también se manifestó en su participación en la Academia Peruana de la Lengua. Fue miembro de la primera Academia Peruana correspondiente a la Real Academia Española.
Sin embargo, su temperamento obstinado lo llevó a negarse a participar en la academia hasta que se eliminaran los términos de dicha “correspondencia”. A pesar de las desavenencias, su contribución a la academia y su compromiso con la lengua y la literatura peruana son innegables.
Ejemplo de tradición
La obra de Pedro Manuel Nicolás Paz Soldán y Unanue, o Juan de Arona, como quiso ser conocido en el mundo de las letras, sigue siendo un testimonio valioso de su tiempo.
Su ‘Diccionario de peruanismos’ sigue siendo una fuente importante para la investigación de la lengua y la cultura peruanas. Su agudeza crítica y su vena satírica se convirtieron en herramientas para expresar su profundo amor por su tierra natal y la lengua que compartía con sus compatriotas.
A pesar de sus contradicciones y desafíos, Pedro Manuel Nicolás Paz Soldán y Unanue sigue siendo un ejemplo de la rica tradición literaria peruana.
Dónde queda la avenida
La avenida Juan de Arona, ubicada en el distrito financiero de San Isidro, tiene ocho grandes cuadras de extensión y su trazo continúa por otra importante avenida como es Canaval y Moreyra, por el este, y por la avenida Paz Soldán, por el oeste. Comienza entre la cuadra 31 y 32 de la avenida Arequipa y tiene un solo sentido.