En el vibrante corazón de Lima, la capital de Perú, se encuentra un tesoro del pasado: una casona que ha permanecido como testigo silencioso de los acontecimientos del Perú, entre los que figuran un atentado terrorista. Entre las calles Rufino Torrico e Ica, se erige con majestuosidad la Casa Fernandini, un predio cuya fachada está adornada con volutas y guirnaldas florales, así como balcones llamativos que nos remite a la época colonial.
Ante la relevancia de este inmueble, es pertinente conocer su historia, la metamorfosis arquitectónica que ha atravesado con el transcurrir del tiempo, entre otros datos interesantes que son dignos de contar y difundir.
Una casona con estilo modernista
El propietario de esta distinguida mansión fue Eulogio Fernandini de la Quintana, un influyente empresario oriundo de Ica que ostentaba un papel destacado en la élite económica del Perú. En las primeras décadas del siglo XX, su riqueza era insuperable en el país y le confería un lugar de privilegio entre los multimillonarios de Sudamérica. Controlaba vastas extensiones de tierra, incluyendo la totalidad de Cerro de Pasco y extensas haciendas en Huánuco. Además, su patrimonio inmobiliario abarcaba un asombroso total de 589 propiedades en Lima, consolidando su dominio sobre lo que hoy conocemos como Lima Norte.
Con la visión del renombrado arquitecto francés Claudio Sahut, la residencia adquiere un estilo europeo, caracterizado por vitrales alemanes, suelos de origen belga y murales franceses. A estas particularidades se suma un detalle sorprendente: las puertas corredizas que conectan los salones son un guiño a la cultura asiática. Estos elementos confluyen para crear una atmósfera única en la Casa Fernandini.
Si te aventuras a entrar a este majestuoso predio, podrás ver, en principio, un impresionante patio central, adornado con majestuosas columnas que evocan la grandeza de la arquitectura romana. Mientras caminas por sus instalaciones, podrás apreciar el asombroso vitral en el techo, que irradia una deslumbrante luminosidad con cada rayo de sol que se filtra a través de él.
Este elemento arquitectónico se convierte en un auténtico faro de belleza en el corazón de la casa, iluminando y enriqueciendo el espacio con su resplandor diurno. Uno de los espacios más notables es el Salón de los Espejos, de forma ovalada. Aquí, las columnas que adornan las paredes nos remite a un templo romano.
El primer ascensor en llegar a Lima
El Centro Histórico de Lima, con su rica arquitectura colonial, ha sido testigo de numerosas transformaciones a lo largo de su historia. Entre estas notables evoluciones se encuentra la llegada del primer ascensor desde los Estados Unidos a la Casa Fernandini, un acontecimiento que marcó un hito en la evolución de la vivienda y la comodidad en la ciudad.
Además, un dato importante acerca de la importancia del ascensor en la Casa Fernandini lo dio a conocer el administrador de este predio, Moisés Cueva, quien conversó con la Municipalidad de Lima. Según contó, el ascensor era una necesidad de la familia Eulogio Fernandini; específicamnte de una menor, quien estaba delicada de salud.
La Casa Fernandini incorporó un ascensor de bronce dorado en su interior, junto a un pequeño espejo de bordes de oro. Esta innovación fue considerada nada menos que una revolución en su tiempo.
Valor familiar de la Casa Fernandini
Esta majestuosa mansión fue testigo de los primeros pasos de Anita Fernandini de Naranjo quien, con el paso de los años, se convertiría en la primera alcaldesa de Lima. Tras el fallecimiento del patriarca de la familia, la casona continuó siendo su hogar hasta el año 1952, momento en el que se transformó en la sede de los negocios mineros de la familia y en un centro de ventas de tierras en Lima Norte.
Sin embargo, la historia de esta histórica residencia se vio marcada por un triste capítulo. Tras un atentado terrorista y una explosión de dinamita, la familia se vio forzada a abandonar el lugar. Durante un largo período de 25 años, la casona quedó en estado de abandono.
En la actualidad, la casa está siendo sometida a un constante proceso de restauración y mantenimiento, con el noble propósito de convertirla en un centro cultural y museo en conmemoración de sus 110 años de existencia. Este proyecto busca preservar la rica historia de la mansión y compartir su legado con las generaciones futuras, como un testimonio viviente del pasado y el patrimonio cultural de Lima.