La economía peruana atraviesa por uno de sus peores momentos desde hace 25 años. Con la confirmación (oficial) de una recesión, diversas consultoras coinciden en que la producción nacional terminará el año con una cifra negativa.
En lo que va del 2023, hasta agosto, el crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) acumula una caída de -0,58%, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).
Tras admitir una recesión económica en el Perú, después de negarla en diversas oportunidades ante la prensa, el titular del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), Alex Contreras, sostuvo que la receta ideal para salir de la crisis son los créditos suplementarios, aprobados recientemente por el Pleno del Congreso, los cuales implican un financiamiento de S/1.581 millones para gastos a la reactivación económica, respuesta ante el Fenómeno de El Niño (FEN) para el 2024, subsidios a trabajadores, entre otras medidas.
“Lo que queremos evitar es que la caída de la producción avance a más sectores o se profundice. Esto requiere un electroshock, y este es uno de gasto público como demanda interna, atención a vulnerables, lucha contra la inseguridad, proyectos que cierran brecha, y tener más recursos para El Niño”, indicó.
Proyecciones a la baja de la economía peruana
Consultoras como Macroconsult, Instituto Peruano de Economía (IPE), Phase, Videnza, Moddys y bancos como BCP y Barclays (Londres) han corregido sus proyecciones del crecimiento de la economía peruana. Entre ellas, cuatro prevén que el PBI del país cerrará el 2023 en terreno negativo, mientras que otras indican que el crecimiento de la economía será nulo.
La primera consultora en señalar que la economía cerraría en terreno negativo fue Macroconsult. “Si Perú cae por debajo de -0,2% como pensamos, sería el peor año en lo que va del siglo, desde el año 1999 o 2000″, indicó a Infobae Perú el economista y socio de la mencionada empresa.
El también exdirector del BCRP confía en que el Perú va a ‘rebotar’ el próximo año. Señala que el reto del Gobierno es apurar sus programas de Con Punche Perú y lanzamiento de iniciativas público-privadas, que saquen adelante grandes megaproyectos.
De acuerdo a la lista, el banco de inversión Barclays prevé que la economía peruana caerá a finales del 2023 en -0,6%, IPE y Phase Consultores (-0,3%), Macroconsult (-0,2%), BCP (0%), Videnza (0,2%), la calificadora de riesgo Moody’s (0,6%).
Economía peruana registraría tercer cierre negativo en 33 años
Para el economista y exdirector del BCRP, Luis Arias Minaya, el reto del Ministerio de Economía y Finanzas es evitar que a fin de año el crecimiento sea negativo, lo que desde los años 90 solo ha ocurrido dos veces (1992 y 1998). “Difícil porque debe ajustar ajustar el déficit fiscal de 2,8% a 2,4%”, indicó.
¿Cuánto prevé el MEF que cerrará la economía en 2023?
La última proyección del Ministerio de Economía y Finanzas se dio a fines de agosto a través del Marco Macroeconómico Multianual (MMM). De acuerdo con el informe publicado en el diario oficial El Peruano, la proyección de crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) se ajusta de 2,5% a 1,1%, frente al deterioro de la actividad económica en el primer semestre del año (de enero a junio) afectada por la conflictividad social, choques climatológicos adversos como el ciclón Yaku y el Fenómeno El Niño (FEN), así como condiciones de financiamiento y contexto externo menos favorables.
“Estamos esperando un crecimiento alrededor de 3% entre agosto y diciembre que va a permitir cerrar en 1,1% [el PBI del año]. No es la tasa que queremos, tampoco la que necesitamos, pero es la situación”, indicó Contreras Miranda en conferencia de prensa.
¿Qué es una recesión?
En diálogo con Infobae Perú, el exministro de Economía y Finanzas, Luis Miguel Castilla, explica que una recesión ocurre cuando el PBI (Producto Bruto Interno) se contrae.
“Esto afecta en todo: en los que exportan, en los que importan, en las familias que consumen, en las empresas que invierten, en el Gobierno que gasta. Disminuyen los ingresos y, por tanto, disminuye la capacidad de gasto. Esto lleva a una reducción de la economía, por lo que hay menos demanda de mano de obra y menor generación de trabajo. Es decir, las familias se ven obligadas a trabajar en labores menos remuneradas, informales, de corto plazo. Esto precariza a la familia”, señala.