La detención de Mario Ramos Roldán, un personaje muy popular en la noches miraflorinas por su carisma y amabilidad, ha sorprendido a numerosos jóvenes que llegaban a disfrutar de la música, el trago y la diversión al conocido bar Popeyes, donde él atendía con su particular gorro de marinero. Su aspecto inofensivo y bonachón no los hacía pensar que estaban, según informes de inteligencia policial, ante el Rey del éxtasis en Lima.
Popeye, como también era conocido Ramos Roldán, fue detenido recientemente en una calle del distrito de Miraflores, cerca al bar de la calle Bajada Balta, en el que se ha tomado numerosas fotos con asistentes nacionales y extranjeros. A pesar de estar por encima de los 60 años, Mario se sumaba a los grupos más jóvenes, bromeaba y compartía con ellos. Algunos cuentan que hasta les invitaba uno que otro trago de cortesía.
Agentes de la Dirección Antidrogas (Dirandro), de la Policía Nacional del Perú (PNP), no descartan que este haya sido el supuesto modus operandi de Ramos Roldán para ganarse la confianza de veinteañeros y ofrecerles la droga. Las autoridades tampoco desmienten que al interior del bar Popeyes haya podido comercializar de forma ilícita el potente estupefaciente.
En la cuenta de Instagram Popeyes Bar Oficial, se observan más de cincuenta fotos; en varias aparece Ramos Roldán en compañía de grupos de jóvenes que acudían al establecimiento nocturno. En las imágenes se le observa sonriente, sin dejar su clásico sombrero de marinero, y totalmente cómodo con los asistentes.
Escondía el éxtasis en un motor metálico
La Policía lo detuvo cuando estaba sentado en una banca cerca al parque Kennedy. Al revisar el inmueble en el que aparentemente vivía, ubicado en el mismo distrito de Miraflores, los agentes iniciaron una intensa búsqueda en cajones, armario y cajas, pero sin hallar la droga. La intuición de los efectivos los llevó a revisar un pequeño motor metálico, en cuyo interior había una bolsa con cuatro mil pastillas de éxtasis.
“Estas pastillas iban a ser distribuidas en diferentes locales de Miraflores, Barranco y el Centro de Lima. El costo de cada pastilla bordea los 30 dólares y la afectación para esta red criminal, estamos hablando de un promedio de más o menos 120 mil dólares”, indicó el coronel PNP Luis Ángel Bolaños, jefe de la división portuaria de la Dirandro, al noticiero Buenos Días Perú.
De acuerdo a las investigaciones, el destinatario del estupefaciente MDMA, también llamada la Droga del amor, era Mario Ramos Roldán. El envío llegó proveniente de la ciudad de Madrid, España. Para la Policía peruana, Popeye sería supuestamente integrante de una red criminal internacional que trafica con éxtasis por diversas parte del mundo. En el Perú, él jugaría un papel importante para el avance y las ganancias de la mafia.
Un bar que sobrevivió a la pandemia
Durante la pandemia, con la prohibición de operar a bares y discotecas para evitar contagios de la Covid-19, asiduos visitantes al bar Popeyes informaron que este se estaba reinventando, al igual que otros del mismo rubro, y que había empezado a vender abarrotes y productos de primera necesidad para solventarse y no tener que cerrar sus puertas definitivamente.
A través de redes sociales, numerosos internautas comentaron que la noticia de la detención de alias Popeye los tomó por sorpresa. Aseguraron que parecía un hombre trabajador y de bien, pero, enterados que era una de las personas a cargo de la comercialización del estupefaciente, pidieron a las autoridades todo el peso de la ley para él.
La División de Investigación de Tráfico de Drogas aseguró que continúan trabajando con sus pares españoles para la desarticulación total de esta red criminal.