El cocinero peruano Charles Thompson, quien radica y trabaja en Estados Unidos, llegó a Israel tres días antes de la explosión en el hospital Al Ahli de Gaza, que dejó más de 500 muertos y llevó a un sinfín de acusaciones cruzadas sobre quién causó la tragedia.
Los palestinos responsabilizan a Israel, mientras que el Ejército israelí culpa al grupo Yihad Islámica Palestina por el lanzamiento fallido de un cohete que cayó en el recinto sanitario. La masacre agravó el conflicto entre Tel Aviv y Hamas, cuyo brazo armado desató la guerra el pasado 7 de octubre y causó al menos 1.400 muertos y 210 rehenes.
La posterior respuesta de Israel, con bombardeos sobre la franja, ha dejado al menos 4.469 muertos, de las que más del 70 % son menores de edad, mujeres y ancianos. El fuego cruzado es constante. Las alarmas de emergencia suenan en cadena. “Y solo hay entre 60 y 90 segundos para buscar un búnker y ponerse a buen recaudo”, dijo Thompson en una entrevista difundida este domingo en Latina.
“Es como estar en una película de terror. En las noches me da ataque de pánico, no sé si habrá un mañana, pero ya al estar acá no queda más que seguir adelante [...] es desgarrador para cualquier humano, es difícil estar aquí y ser indiferente al dolor ajeno [...] Me hace recordar al terrorismo. Si no entras a un búnker, corres el riesgo de que los cohetes o misiles pueden alcanzarte”, siguió con el llanto contenido.
La palabra restaurante proviene de un préstamo francés que significa reconfortar o restaurar. “Restaurar el cuerpo y alma. Por eso somos restauradores, por eso estamos aquí”, ha escrito en su cuenta de Instagram, donde documenta el día a día de su trabajo para World Central Kitchen (WCF), una organización no gubernamental dedicada al abastecimiento de platos nutritivos en medio de crisis humanitarias, climáticas y comunitarias.
Fundada y dirigida por el chef español-estadounidense José Andrés en 2010, la cocina benéfica ha llevado ayuda a Ucrania, Haití e incluso a Estados Unidos durante el apogeo de la pandemia del coronavirus.
En Gaza, donde los continuos bombardeos y un bloqueo que dura años han reducido los suministros de alimentos, WCF distribuye kits de alimentos y comidas calientes a familias que buscan seguridad en Khan Younis, una de las ciudades más grandes del sur y un destino común para quienes evacuan desde el norte. En solo un día, la organización sirivió 30.000 platos.
En Israel, por su parte, la organización trabaja con restaurantes locales para llevar comida a las personas desplazadas desde el ataque inicial de Hamas. El trabajo está concentrado en Netanya, una ciudad situada a orillas del mar Mediterráneo, aunque también se han instalado cocinas en países vecinos para ayudar a los refugiados que pasan por allí. Charles Thompson se unió al equipo hace una semana.
“Mi labor es cocinar, para aportar en lo que se pueda y en lo que sé hacer, nací para cocinar y eso hacemos. Ahora estamos resguardados, estamos a 60 kilómetros de Gaza. Esperemos que esto no continúe. Alrededor del mundo, todos quieren que esto pare. Se vive una incertidumbre de miedo”, contó.
El menú de este domingo fue milanesa, vainitas verdes y arroz. Cada plato entregado lleva un mensaje. “Me costó mucho [venir], pero ya cuando estás aquí, las ganas de ayudar y de querer seguir ayudando te da muchas fuerzas. Si a mí se me ven las lágrimas es porque está muriendo mucha gente y no puedo ser indiferente al dolor ajeno, es muy doloroso”, remarcó.
El futuro de la cocina en el área no está claro por ahora: en su página web, la organización ha señalado que, si bien quiere ser lo más útiles posible para Israel y Palestina, también deben vigilar de cerca la violencia para mantener a los colaboradores lo más seguro posible. Aun así, planean intensificar sus esfuerzos en los próximos días.
“Estamos resguardados porque no sabíamos qué iba a pasar hoy. Esperamos que no pase una invasión ni que esto continúe. Esperamos que se acabe este conflicto. Se vive miedo, estrés, es difícil”, señaló.
Las declaraciones llegan un día después de la Cancillería confirmara que la peruana israelí Margit Schneider-Zimmerman fue hallada sin vida junto a su esposo tras permanecer desaparecidos, una muerte que hace sumar tres connacionales fallecidos en la guerra.
A este deceso se suma la del peruano-israelí Brando Flores García, quien estaba cumpliendo los últimos días del servicio militar en una base cercana a la frontera con Gaza, y del médico peruano Daniel Levi, quien se encontraba en el kibutz de Be’eri, en un lugar cercano a la Franja de Gaza. Mientras cientos intentan huir de la guerra, Thompson está en el epicentro por una causa. Y no se arrepiente.