Este viernes, el ministro de Economía y Finanzas, Alex Contreras, reconoció que Perú se encuentra en recesión. Sus declaraciones coincidieron con un informe de Moody’s. La calificadora de riesgo redujo su proyección de la economía de 1,3% a 0,6%, con riesgo de que baje aún más. “Es un año bastante malo y perdido”, reporta.
Dada esta situación, es válido recordar cuándo fue la última vez que el país atravesó por una situación similar y cómo se logró salir de la misma. Gonzalo Llosa, profesor de Economía e Investigador de la Universidad del Pacífico, hace un repaso por las recientes crisis económicas.
Señala en principio que lo ocurrido en los últimos años de la década de los ochenta, con el primer gobierno de Alan García, fue una depresión económica que en pocos años hizo retroceder cerca de 30 años al país. Por lo que no es comparable con lo que vivimos hoy en día. “Era otro Perú y las causas también fueron otras”, indica a Infobae Perú.
Para Llosa, lo más cercano en términos de magnitud de la contracción, ocurrió después desde la salida abrupta de Alberto Fujimori. “La economía global estaba pasando por una recesión en los años anteriores, habían reportado varias crisis en países emergentes, lo que encarecía el costo de financiamiento. Éramos un país con más deuda pública de lo que tenemos hoy. Éramos, definitivamente, menos resilientes y con menores niveles de fortaleza macroeconómica”, precisa el especialista.
Detalla que la renuncia de Fujimori generó un retroceso en la actividad económica, que fue contrarrestada principalmente por factores externos como internos. La parte externa tuvo que ver con que China comenzó a crecer mucho más, y es cuando se integra al comercio internacional y comienza a mostrar tasas de crecimiento más altas y comienza a demandar más commodities. “Se generó un superciclo de commodities que nos ayudó por cerca de una década, y también se dio una reacción por parte del Banco Central de flexibilizar su política monetaria, lo que ayudó a que la economía se recuperara”, afirma Llosa.
“El siguiente episodio de desaceleración fuerte fue lo que vino a raíz de la crisis financiera global [año 2008], pero fuimos uno de los pocos países que no llegó a registrar una recesión. El PBI no se contrajo, pero pasamos de crecer 7%, a crecer casi cero”, sostiene el investigador.
En ese caso, nuevamente la recuperación se dio por factores externos: mucha liquidez internacional, flujos de capital que entraron al Perú, China había emitido una serie de paquetes fiscales monetarios que en su momento ayudaron a que se recuperaran los precios de los commodities. A nivel interno, se dio una política fiscal y una política monetaria flexible no agresiva, actuando de manera contracíclica para lograr estabilizar el producto. De esa manera, logramos salir.
Similitudes y diferencias
Como indica el entrevistado, esta vez hay varios factores que son diferentes a otras etapas, y ciertas cosas que se traslapan con casos anteriores. Por ejemplo, la crisis política que se generó con la salida de Fujimori es, en cierta manera, similar a la crisis política que estamos viviendo hoy, “en el sentido de que no hay claridad respecto al rumbo del país, porque hay una alta rotación de autoridades y eso impide la implementación de reformas económicas y sociales pendientes, lo que afecta a las perspectivas de crecimiento del país”.
A su vez, señala que la crisis política actual tiene otros matices, es por sí misma diferente a la anterior, y tiene que ver más con polarización política. Lo otro que es nuevo, explica, es el hecho de que las tasas de interés están subiendo para frenar la inflación, que ha ido también en línea con los aumentos de tasas de interés en el mundo, especialmente la Reserva Federal de los Estados Unidos. Eso ha ido generando un mayor coste de financiamiento que dificulta la inversión.
Adicionalmente, está el retiro del estímulo fiscal. “Hemos tenido un proceso de consolidación fiscal después de haber hecho un enorme esfuerzo para combatir los efectos de la pandemia. Se ha ido retirando ese estímulo, y eso, definitivamente, ha ido reduciendo el dinamismo de la economía”, admite.
“El Estado está haciendo una consolidación fiscal, pero parte de los gastos que se deberían estar haciendo por el lado de inversión pública, no se ejecutan porque hay restricciones políticas. Lo otro que también ha pasado, es que la recuperación del 2021 y 2022 se liberaron recursos para las personas, acceso a sus cuentas de CTS y AFPs y definitivamente esos recursos han sido gastados en cierta manera. Entonces, el consumidor tiene menos soporte por ese lado y, por otro lado, un costo de crédito más alto. Eso también impacta negativamente”, precisó.
Entre los factores externos, Llosa detalla un menor crecimiento de nuestros socios comerciales y un aumento del coste de financiamiento que está haciendo que las condiciones financieras sean un poco más adversas.
Daños a largo plazo
El investigador se detiene en un punto que es persistente y que preocupa porque no solamente afecta lo que estamos viendo en términos de recesión, sino porque afecta las perspectivas de largo plazo del Perú. Y es el ambiente político.
En primer lugar, la crisis política que estamos viviendo, y segundo, que esa crisis política no nos permite atacar las falencias estructurales que tiene la economía, sostiene. “En particular, me preocupa mucho la poca capacidad de gestión que tiene el sector público para proveer servicios y para facilitar el crecimiento del sector privado”.
Apunta que las debilidades institucionales que hemos estado mostrando en los últimos años sí tiene un efecto más de largo plazo. Pero además, no se está viendo una capacidad de poder reformular esa situación y poder salir de esta crisis.
Pese a la crisis, Llosa indica que no hay duda que el país tiene una cualidad financiera y macroeconómica envidiada en la región. “Los efectos cíclicos que estamos viendo ahora son una suma de factores económicos no externos, locales, pero también políticos que deberían de resolverse. Pero aun así, el stock de fortaleza macroeconómica se ha preservado”, agrega.
A futuro
Otro aspecto que subraya Llosa como preocupante, es que si bien Perú puede crecer menos este año, un mayor impacto podría tener que cuando regresemos a crecer haya un estacionamiento en 2%. “Eso significaría que nos retrasamos respecto al resto de países, no va a haber convergencia económica y eso es muy triste, porque significa que, en un país donde todavía los niveles de pobreza son altos, no estemos creciendo”, declaró.
Por otro lado, el lado positivo de esta crisis es que las empresas en el Perú no están sobre endeudadas y nuestros niveles de deuda pública también son bastante bajos.
El entrevistado finaliza puntualizando sobre esta situación que, por un lado, la parte cíclica de la economía es fundamental, que se aceleren los esfuerzos fiscales para reactivarla y, por otro lado, que se flexibilice un poco más rápido la postura del Banco Central, lo que va a dar oportunidades para que se reactiven ciertos mercados que hoy están un poco más débiles.
“Es muy importante que se ahonden en las reformas estructurales, para eso se necesita mucha cohesión política. Vamos a ver qué es lo que sucede, pero se necesita un manejo más coordinado, de los factores políticos para poder sacar la situación adelante”, anota.