El testimonio de una víctima del Dragón Rojo de Taiwán, organización criminal detenida en flagrancia el 9 de octubre por la Policía Nacional del Perú (PNP), brinda mayores luces sobre el modus operandi de esta mafia. Se trata de ‘Sara’ (18 años), una de las víctimas malasias que fueron traídas con engaños desde su país de origen hasta la exclusiva zona de La Planicie, en La Molina.
Según un informe de Hildebrandt en sus trece, ‘Sara’ fue contactada por su amiga ‘Nasya’, quien también cayó en los engaños del Dragón Rojo. El motivo de la comunicación era una oferta laboral irresistible.
‘Sara’ recibiría más información sobre la propuesta de trabajo de Cham Li Na (33), quien se hacía llamar ‘Lily’. La oferta consistía en un trabajo en una fábrica ubicada en el extranjero con una remuneración de 3.000 ringgits malasios, equivalente a 2.430 soles y al doble del sueldo mínimo en Malasia.
Al igual que ‘Sara’, otros 40 de sus connacionales cayeron en la mentira. Una vez que captó al grupo, ‘Lily’ corrió con todos los gastos de pasajes y alojamiento, y reunió a todos en un hotel de la capital Kuala Lumpur.
El traslado de las víctimas del Dragón Rojo a Lima
Las víctimas fueron embarcadas en grupos de a 3 y en vuelos separados. Ello con el fin de no ser observados por autoridades del aeropuerto de destino, Perú.
‘Sara’ y el grupo de jóvenes llegaron el 27 de setiembre a Lima, donde los esperaba Chang Hung-Jui, alias ‘Tony’, quien antes de salir del Jorge Chávez solicitó a las víctimas entregar sus pasaportes y teléfonos celulares. Ya en la capital entran a operar los peruanos Maycol Chumpitaz Zapata (42) y Luis Arango Núñez (25). La labor de este par era llevar a los malasios al jirón Las Lagunas 275, de la exclusiva urbanización La Planicie de La Molina.
En el inmueble de La Planicie los esperaba Lin Lin-Long, alias ‘Hermano Cheng’, líder del Dragón Rojo en Perú. Esa noche, tras una revisión externa a los ahora cautivos, y por los próximos 2 días, recibieron un “entrenamiento” para que inicien su “trabajo”, la “estafa de Macao”.
La “estafa de Macao” consiste en un fraude telefónico compuesto por 3 niveles. Iniciaba con la ‘compañía de seguros’ que reporta una inexistente deuda. Cuando la víctima caía en el engaño, se pasaba al segundo nivel donde hombres se hacían pasar por policías. En la última fase, intervenían ‘oficiales de la Corte’. El objetivo final es obtener los datos de cuentas bancarias para hacerse con todos los fondos.
Además del secuestro, el horario de 7:00 pm a 5:00 am, la cuota de 100 llamadas diarias, ‘Sara’ revela que sufría el acoso del líder ‘Tony’. “Se comportaba mal conmigo, a veces sin mi consentimiento me tocaba el cabello, los brazos, incluso una vez escribió fuck me, en inglés [que significa] tira conmigo, en mi mano”, relató.
La huida
Tras días de permanecer retenida, ‘Sara’ ideó un plan para escapar del inmueble: saltar el muro ubicado en la parte trasera a las 2:00 de la tarde. La hora era esencial ya que en este lapso todos los habitantes de la casa dormían. Puso el plan en acción el 7 de octubre.
Ese día, ‘Sara’ y su prima que también fue captada por la mafia saltaron la pared, cayeron en la vivienda de al lado y encontraron al vigilante del centro educativo ubicado al frente de la vivienda. El hombre de seguridad las guio hasta la comisaría de La Planicie, donde lograron dar su testimonio gracias al traductor de Google.
Con la denuncia, la Policía dio con la mafia del Dragón Rojo.
El guion del Dragón Rojo
‘Sara’ también brindó detalles de la estafa telefónica conocida como “estafa de Macao”. Específicamente, brindó las líneas que debía enunciar a la potencial víctima:
“Buenos días, le hablamos desde la compañía de seguros de Kuala Lumpur, de la oficina de Banzar. Señor, usted mantiene una deuda con la aseguradora. Sus datos personales han sido utilizados sin su autorización y presentaron un documento fraudulento. Esto es un delito. Yo no tengo la autoridad suficiente para decidir si podemos borrar este historial. Lo voy a contactar con la Policía y se continuará con los siguientes pasos, deme un segundo”.
“En el primer piso fingíamos ser de una compañía de seguros, el segundo era la policía y el tercer piso eran los oficiales de la Corte. La compañía de seguros realmente existe”, comentó.