¿Se imagina recibir un pago por compartir su talla de ropa o su tipo de dieta? Pese a lo simple que parezca, en la actualidad, los datos personales y de comportamiento se han convertido en un insumo de gran valor. Se estima que hoy en día la actividad global en Internet genera una cantidad de datos igual a 328 millones de terabytes al día [un terabyte es igual a 1024 gigabytes]. Si bien son un recurso abundante, su producción sobrepasa el ritmo con el que los usuarios se informan de sus ventajas y desventajas, entregando muchas veces data sensible a cambio de gratuidad.
La mayor capacidad de análisis de datos, tanto en términos de volumen como complejidad, ha llevado al desarrollo de programas y algoritmos avanzados que pueden predecir comportamientos, analizar tendencias y automatizar tareas complejas. Esto motiva a diversas empresas a recolectar más data de distintas formas. Si bien mucha de la data personal de los usuarios es privada y protegida (correos electrónicos, direcciones, contraseñas, etc.) existe mucha información pública de los usuarios (publicaciones, preferencias, hábitos, etc.) que puede revelar también información sensible, especialmente entre usuarios con poca cultura sobre la ciberseguridad como en Latam.
Por otro lado, la propia actividad en línea deja un insumo valioso que empresas como Google y Facebook utilizan para personalizar sus algoritmos de recomendación y publicidad. Así, conocer a sus usuarios cada vez mejor es un objetivo muy importante para las empresas de tecnología. Al respecto, el gobierno de EE.UU. ha tratado de demandar a Facebook justamente porque al comprar rivales como Instagram o WhatsApp estaría perjudicando tanto a competidores como a usuarios quienes perderían el control de su información. Vale mencionar que en Latinoamérica las aplicaciones de redes sociales son la categoría de apps más usadas y que los latinos les dedican cerca de una hora al día. Solo basta con revisar el reporte de tiempo de uso de aplicaciones en sus teléfonos inteligentes para darse con una sorpresa. Data que usualmente los usuarios ignoran que se recolecta se emplea para entender a un grupo y presentar alguna recomendación de qué película ver a otros usuarios, el comportamiento de grupo beneficia al nuevo integrante mediante el fortalecimiento de los algoritmos.
El uso y recolección de los datos de los usuarios alcanza nuevas dimensiones con el uso de las IAs generativas cuya regulación representa retos significativos incluso entre los países líderes en tecnología, no solo por su potencial para crear contenido diverso y de alta calidad, sino respecto a cómo se gestiona lo producido. En el caso de Ias IAs generadoras de imágenes, por ejemplo aplicaciones como Lensa AI que es usada para crear retratos basados en fotos, las imágenes usadas como insumos para crear la nueva imagen pueden ser almacenadas y usadas para retroalimentar el algoritmo de este servicio. Por lo tanto, es complicado definir quién es realmente el dueño de aquellas producciones, especialmente cuando los términos y condiciones de estas aplicaciones lo abordan con aparente sesgo y sospechosa amplitud.
Por otro lado, a medida se desarrollen nuevos canales para capturar data surgirán nuevas empresas interesados en registrarlos, incluso si eso implica una recolección más directa pagándole a los usuarios por sus datos. Un ejemplo de ello es el lanzamiento de la criptomoneda Worldcoin. Esta criptomoneda recompensa a los usuarios por verificar su identidad mediante el escaneo de su iris en un escáner especializado de la empresa dirigida por Sam Altman, el creador de ChatGPT. A cambio, los usuarios reciben Worldcoin tokens en un monedero digital, uniéndose a una base de más de 2,3 millones de personas registradas. Si bien Worldcoin plantea ser una iniciativa que represente un ingreso básico universal para sus usuarios, la recolección de estos datos le permitiría una significativa ventaja en el desarrollo de una tendencia relevante sobre los datos en esta época: la biometría.
La biometría es un ejemplo de datos valiosos que la mayoría de usuarios desconocen que poseen, estos representan una forma de identificación mediante el registro de la geografía del iris o las huellas dactilares. Las soluciones apoyadas en la biometría aún están en crecimiento, pero ya identifican de forma más clara aquellas necesidades en las que podrían ser útiles, destacando su uso en la seguridad. Actualmente, junto con Worldcoin, existen iniciativas de autenticación biométrica que permiten usar datos fisiológicos únicos de cada individuo para ser usados como identificadores de muy alta precisión que se diferencian de los métodos tradicionales de autenticación que pueden ser robados u olvidados. Otra tecnología biométrica en crecimiento es el escaneo de manos. Por ejemplo, a finales de 2023 la tecnología de escaneo de palmas Amazon One será usada en todas las tiendas “Whole Foods” de EE.U.U. como un medio de pago. Si bien estas iniciativas no recolectan aún un gran volumen de data por usuario, se trata de un registro mucho más personal y a su vez único por lo que el riesgo de fraude es aún mayor. En el caso de los datos de las palmas de los usuarios de Amazon One, estos se almacenan en el servicio AWS Cloud respaldado por más de 300 herramientas de seguridad en la nube. El avance de sensores y algoritmos especializados para la recolección de datos serán los que definan el verdadero potencial para el comercio. No obstante, es crucial seguir sensibilizando a los usuarios para ser cautos en cada momento de potencial exposición.
Los datos podrían llegar a ser un substrato de intercambio y de sustento de la automatización en el futuro a medida que el crecimiento de las soluciones biométricas les permita estar presentes en diferentes contextos sociales. Por lo pronto, es crucial mantener criterios de resguardo y protección de data sensible, personal y de autenticación durante el desarrollo de aplicaciones y dispositivos inteligentes para el hogar.