Entre las principales calles del centro de Lima se encuentra un edificio de 19 pisos totalmente abandonado, lo sorprendente es que lleva así más de tres décadas. Esta estructura, originalmente destinado para albergar oficinas y departamentos, quedó atrapado en un eterno limbo legal debido a un largo juicio. Sin embargo, lo que hace aún más intrigante esta historia es su inusual vínculo con el expresidente del Perú, el ya fallecido, Alan García.
La historia de esta obra se remonta a la década de 1980, un período complicado en nuestro país caracterizado por conflictos internos (terrorismo) y una inflación por las nubes. Fue en ese contexto que la Inmobiliaria Oropesa se embarcó en la construcción de esta gran estructura, hasta que se vieron abrumados por la falta de recursos para completarla. En un intento desesperado por salvar el proyecto, la empresa de bienes raíces se vio obligada a solicitar un préstamo al antiguo Banco Central Hipotecario.
El destino del edificio y la sombra del expresidente que se encuentran sobre él y se entrelazan en un misterio que continúa intrigando a los habitantes de Lima. ¿Qué secretos y conexiones encierra esta estructura abandonada en pleno centro de la ciudad?
El problema central
Corría 1982 cuando un personaje que respondía al nombre de Fernando Ponce Salomón presentó una demanda en nombre de la financiera, alegando que la totalidad del préstamo se había desembolsado, a pesar de que la construcción del edificio de la Inmobiliaria Oropesa estaba lejos de estar finalizada.
Sin embargo, un secreto se hizo público: el tal Fernando Ponce resultó ser un misterioso individuo sin identificación en el Registro Nacional de Identidad de ese tiempo, cuya única existencia parecía estar destinada a apropiarse del edificio.
A pesar de que la obra se encontraba inacabada, la propiedad del edificio no estaba tan clara como se podría pensar. Aquí es donde entra en escena la figura del expresidente peruano Alan García. En noviembre de 1986, el entonces líder del país hizo una sorprendente declaración al pasar por la calle: el edificio era “una bofetada a la pobreza”, según cuenta el dueño de la inmobiliaria, Jesús Linares Cornejo. En un movimiento que desafió las leyes existentes, el exmandatario emitió un decreto supremo que transfería la propiedad del terreno al Ministerio de Interior. Lo que comenzó como un conflicto legal, que pronto se convirtió en un enfrentamiento a nivel nacional, llegando hasta el Tribunal Constitucional, el Poder Judicial y, finalmente, a la Comisión de Justicia del Congreso.
El edificio sin entrada
El canal de TikTok @kvnn decidió aventurarse en el sitio y se llevó una sorpresa que lo dejó perplejo: el edificio carecía de una puerta de acceso, y esto estaba lejos de ser un mero accidente. La decisión de cercar por completo el perímetro de la estructura se tomó durante la gestión del entonces alcalde Alberto Andrade Carmona, quien reaccionó ante la revelación de que el edificio se había convertido en un refugio para personas en situación de calle.
Una vez dentro de la construcción, la escena es desoladora: la mayoría de los pisos se encuentran cubiertos de bolsas y desechos acumulados a lo largo del tiempo. Los grafitis decoran las paredes, aportando un toque de arte urbano a este sombrío panorama. En lo más alto de una de las torres, la azotea, se encuentra un tanque de agua, mientras en la parte más baja, neumáticos abandonados conviven con desechos dejados por las personas que iban.
Le piden que deje atrás el conflicto
Hace once años, Jesús Linares Cornejo, propietario del edificio desocupado ubicado en la intersección de la Avenida Tacna con Emancipación, compartió su frustración en una entrevista con el programa Panorama.
En esa ocasión, el abogado manifestó: “Dicen que ya es demasiado tiempo y debo olvidarme de este proceso. Pero como yo insisto en reclamar mi propiedad, me han perseguido, me han abierto procesos, tuve que estar escondido en la época de Montesinos”.