Nuestro país es conocido por la cantidad de huacos y variedad de culturas que existieron a lo largo de nuestra historia. Sin embargo, el tráfico ilegal de bienes culturales muebles en el Perú es un problema. Esta actividad ilícita, que se arrastra desde tiempos remotos, dio lugar a un comercio clandestino de piezas arqueológicas con diferentes eslabones en su cadena. Todo comienza con los ‘huaqueros’, individuos que excavan y desentierran valiosos tesoros arqueológicos. Estas personas inescrupulosas venden sus hallazgos a intermediarios que ofrecen precios irrisorios por estas piezas.
Las piezas arqueológicas, una vez adquiridas por estos intermediarios, son trasladadas hacia Lima y otras ciudades peruanas, donde se encuentran con un mercado ansioso. En su búsqueda constante de compradores, los intermediarios tejen una red de contactos que les permite ofrecer estas piezas a una variada clientela. Estos objetos terminan decorando las salas y otros espacios de las casas limeñas e, incluso, cruzando nuestras fronteras.
Sin embargo, quienes más se benefician de este comercio ilícito son los coleccionistas-traficantes. Estos individuos logran colocar las piezas en el mercado internacional a precios exorbitantes, obteniendo ganancias desproporcionadas en comparación con lo que originalmente invirtieron.
Huaco de la cultura Chimú vuelve a nuestro país
En una ceremonia celebrada en la Embajada del Perú, en el Reino de los Países Bajos, el ciudadano neerlandés Michael van Os de Man hizo entrega de un huaco perteneciente a la cultura Chimú. La autenticidad de esta pieza fue confirmada por el Ministerio de Cultura de Perú en un comunicado emitido el pasado 16 de octubre.
La historia detrás de este huaco es interesante, ya que el neerlandés heredó la pieza de un familiar que la adquirió en la década de 1960, un período en el que aún no existían restricciones internacionales que prohibieran la importación y exportación de bienes culturales. Consciente de la importancia de esta reliquia para el patrimonio cultural peruano, el ciudadano neerlandés decidió tomar una acción loable.
En su búsqueda por hacer lo correcto, Michael van Os de Man se puso en contacto con el Dr. Edward de Bock, un experto en culturas prehispánicas. El especialista le brindó asesoramiento sobre el procedimiento adecuado para devolver la pieza al Gobierno peruano, marcando así el inicio de este viaje de regreso del patrimonio cultural peruano.
Durante la entrega oficial, el Dr. de Bock enfatizó las características únicas de este huaco, que lo distinguen de otras cerámicas pertenecientes a la cultura Chimú. También expresó su aprecio por el gesto de devolución y su apoyo a la causa.
La embajadora Marisol Agüero, en representación del Estado peruano, recibió el huaco con gratitud y destacó la importancia de este acto. Subrayó que este gesto permitirá que una pieza de gran valor para el estudio de la cultura Chimú pueda ser debidamente analizada y exhibida en Perú. Además, destacó el acto de responsabilidad cívica del ciudadano neerlandés, alentando a otros poseedores de bienes del patrimonio cultural peruano a seguir su ejemplo.
La ceremonia culminó con la firma del acta formalizando la entrega, un paso significativo en la preservación y repatriación de la pieza del patrimonio cultural de Perú.
¿Quiénes fueron los Chimú?
El Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú nos revela que las culturas Chimú y Lambayeque, que florecieron entre los años 700 y 1400 d. C. (después de Cristo), son las más emblemáticas del Periodo Intermedio Tardío en la costa norte del país.
Ambas culturas, Chimú y Lambayeque, tienen raíces en la antigua cultura Moche. Lambayeque se distingue por su enfoque en la construcción de pirámides de adobe, que se entrelazan con rampas y áreas amuralladas. Por su parte, Chimú se caracteriza por su ingeniosa planificación urbana, destacada por la imponente ciudadela de Chan Chan.
La cerámica desempeña un papel fundamental en ambas culturas, representando una variedad de productos agrícolas y marinos, así como escenas míticas. En particular, la cultura Lambayeque da relevancia al personaje de Naymlap, considerado el mito fundacional de esta cultura.
Según la leyenda, Naymlap arribó junto a un gran grupo en una flota de embarcaciones, erigiendo un palacio donde residió y gobernó antes de su sepultura. Tras su fallecimiento, la historia narra que Naymlap tomó vuelo y ascendió a los cielos, siendo representado con características que mezclan rasgos humanos y aviares. A partir del año 1300 d. C., Lambayeque fue conquistado por la cultura Chimú, marcando un cambio en la región.