A nivel mundial, hay más de mil millones de personas con discapacidad que actualmente están más activas en la sociedad. Lamentablemente, en el Perú sigue existiendo precariedad, así como fragilidad institucional en el sector público y en la sociedad.
Jane Cosar Camacho, con 54 años, es licenciada en Derecho, magíster en Derecho Civil Comercial y próxima a obtener un doctorado en Derecho y Ciencias Políticas. Adolece retinitis pigmentosa y ceguera progresiva, enfermedad ocular poco común que afecta directamente a la retina ocasionando la pérdida de la visión.
”Mi papá se rehusaba a creerlo, fue una lucha constante. No sabíamos qué iba a pasar. Poco a poco fui perdiendo la visión”, comentó a Infobae Perú.
Actualmente trabaja en la Defensoría de la Mujer, el Niño, el Adolescente y de las personas con discapacidad víctimas de actos de discriminación del Congreso de la República donde se encarga de las asesorías legales en temas de familias, discapacidad y violencia familiar. También, abarca los temas administrativos ayudando a elaborar cartas notariales y procesos administrativos. Ante cualquier consulta legal, pueden encontrarla en el Congreso de la República o contactarla a través de sus redes sociales.
En el Día Nacional de la Persona con Discapacidad, Jane Cosar envía un mensaje de ánimo, fuerza y vitalidad para sus hermanos, aprender a ver siempre el lado positivo de las cosas, pero sobre todo a seguir luchando por el respetos a sus derechos y lograr una verdadera inclusión.
La lucha académica de Jane
A Jane le detectaron retinitis pigmentosa y ceguera progresiva cuando aún estaba en la etapa infantil, el proceso de adoptar nuevas medidas de aprendizaje fue muy complicado. Todo era nuevo para ella y para su familia, pero no se quedó de brazos cruzados. Con la ayuda de su padre, quién fue una figura esencial en su vida académica, logró continuar con sus estudios y encontrar un ritmo a este nuevo destino que le tocó vivir.
“Mi papá me ayudó a escribir en los cuadernos cuando yo dejé de hacerlo, él me grababa las clases para después traspasarla en mis hojas, pero como cada vez iba que perdiendo más la visión era imposible. Fue el único que lograba entender mis jeroglíficos para luego transcribirlos a mi cuaderno”, comenta.
Un día deciden ir a la Unión Nacional de Ciegos, este lugar que se encuentra ubicado en la Plaza Bolognesi 479, en el Cercado de Lima, ya que habían averiguado que esta organización lograba brindar servicios a la población con impedimento visual enseñándoles a escribir con una máquina. Es así que con la ayuda de su padre logra aprender a escribir a través de una máquina logrando avanzar con sus estudios.
Jane terminó su etapa escolar con altas notas logrando ingresar a la Universidad San Martín de Porres a través de la modalidad de los primeros puestos de su colegio. Aquí iniciaba una nueva lucha y nuevas experiencias que recuerda con mucho cariño y otras, un poco apenada.
”No te voy a mentir, lloré mucho porque quería estudiar como los demás, que me den más beneficios, pero no se podía. Cuando necesitaba asesorías tenía que tener a alguien de confianza a mi lado porque los profesores entraban y salían apurados, por mi falta de visión yo no podía seguirlos”, comenta.
Durante su etapa universitaria siempre demostraba su capacidad para aprender, por lo que se dedicaba a estudiar mucho, a diferencia de sus compañeros, Jane era calificada por exámenes orales. Cuando había algún trabajo grupal ella prefería hacerlo sola y en casa, pero con la ayuda incondicional de su padre, ya que para ella era un poco difícil movilizarse sola en la capital.
Los prejuicios durante esta etapa no fueron ajenos a Jane, algunos se burlaban, otros hacían comentarios deduciendo que era favorecida en las calificaciones por el hecho de tener discapacidad visual.
“Yo afrontaba estos comentarios de la manera más adecuada, cuando escuchaba prejuicios era ciega, sorda y muda. Yo ya había llorado mucho como para seguir sintiéndome mal por comentarios de mis compañeros en temas que quizá desconocían”, cuenta Jane a Infobae Perú.
La creación de la Ley del Perro Guía
Durante los viajes que realizaba Jane fuera del país, solía asistir a eventos donde conoció a personas en su misma condición. Durante el tiempo que pasaban juntas, sus compañeras le comentaban que siempre tenían a sus perros guías al lado para poder desplazarse sin la necesidad de depender de alguien. Jane quedó asombrada de esta iniciativa
En el momento en que Jane regresó a Perú inició con su investigación encontrando el contacto de algunas escuelas, es así que logró tener a Cubbe, uno de los pocos perros guías registrados y certificados en el Perú. Su fiel compañera de pelaje brilloso y robusto peso acompañó a Jane durante 14 años en diferentes etapas importantes de su vida.
En el año 2011 Jane toma la decisión de empezar con el proyecto de implementar la Ley del Perro Guía. Inició presentando el anteproyecto al congresista, Humberto Lay, fue él quien hizo suyo el proyecto llegando a obtener la aprobación de gran parte de congresistas. Ya en Pleno, la Ley 28530 fue aprobada por unanimidad. Con el tiempo tuvo algunos cambios, pero siempre mantuvo la misma línea.
Para Jane la tarea no fue fácil, fueron meses de arduo trabajo, revisar estadísticas, cosas muy tediosas, pero con perseverancia logró establecer que mediante el Decreto Supremo se promueva y regule el uso de perros guía garantizando el libre acceso de las personas con discapacidad visual que hacen uso de estos animales a lugares públicos o privados de uso público, incluyendo medios de transporte y centros de trabajo, así como su permanencia en ellos de manera ilimitada, constante y sin trabas.
”Hace un mes mi Cubbe me dejó, ya estaba muy viejita. Hasta ahora es un dolor muy grande para mí, pues con ella he logrado muchas cosas no solo para mí, sino para el mundo de las personas ciegas”, expresó.
La falta de empatía en la sociedad
Jane Cosar contó a Infobae Perú acerca de las situaciones que han demostrado la poca empatía en los espacios públicos e incluso en su propio lugar de residencia.
“Hace algunos meses me mudé a un nuevo departamento de Lima y la falta de accesibilidad y desconocimiento es terrible. Los edificios modernos no han implementado el audio de parlantes en los ascensores, solo existe el sistema braille, pero para mí eso no es suficiente. He planteado a la Junta de Propietarios la implementación del sistema sonoro en ascensores, pero solo atinan decirme que si yo lo necesito que yo misma lo pague. Intenté explicarles que no solo era beneficioso para mí, sino para las personas de la tercera edad, pero no encontré ninguna solución. Yo creo que esto pasa porque en las municipalidades contratan a personas que no están capacitadas en el tema, por lo que dejan pasar casos como estos”, agregó.
Otra lamentable situación que afrontó fue en un reconocido restaurante ubicado en el Jockey Plaza, La Bodega de la Trattoria. A través de un vídeo difundido por TikTok, Jane denuncia la decisión de uno de los trabajadores en negarle el ingreso al local con su perro guía, Perry.
A raíz del video difundido, la Dirección de Fiscalización de Indecopi inició una investigación contra el restaurante, a fin de que evalúe el inicio de un proceso administrativo sancionador.
Precariedad en los espacios públicos
Para Jane, Lima enfrenta desafíos en lo que respecta a diseño urbano y accesibilidad para individuos con discapacidades, evidenciado por las carencias diarias en la infraestructura de la ciudad.
Para Jane, el Perú es rico en leyes, el problema está en que las personas que están a cargo no las cumplen porque-en la mayoría de casos- no están informadas de la lucha constante que tiene que pasar una persona con discapacidad para poder transitar de manera adecuada
La realidad de algunos distritos de Lima, acerca de la accesibilidad de libre tránsito para personas con discapacidad, es de terror. Entre postes en la vereda, cocheras que levantan sus puertas en plena vía de tránsito, maceteros en medio de las calles, rampas en mala ubicación; y más situaciones así revelan la ineficiencia de los funcionarios municipales y autoridades de Lima.
”A pesar de tener muchas leyes no se cumplen, y esto pasa porque dan el trabajo a personas solo porque es un familiar o persona cercana, sin cumplir con el perfil que se necesita acerca de los conocimientos en temas de discapacidad. Debería existir una mayor capacitación, las personas con discapacidad queremos más oportunidades y derechos”, expresó.
Adaptación a las nuevas tecnologías
La creación de tecnologías inclusivas y productos de apoyo tecnológicos facilitaron las tareas y rutinas de las personas con discapacidad. Para Jane, esta transición también ha tenido muchos beneficios, pero también algunas desventajas, pues para las personas mayores el proceso de aprendizaje significa que necesitan depender un poco más de los familiares jóvenes para lograr adaptarse.
Además, Jane nos comenta que las páginas web y aplicaciones de los bancos deberían ser más accesibles para las personas con discapacidad visual, incluir lectores de pantalla que puedan brindarle facilidades para desarrollar su vida financiera de manera independiente.
A través del programa VoiceOver, Jane logra escuchar lo que esta aplicación va describiendo en alta voz acerca de todo lo que va apareciendo en sus dispositivos. Además, también cuenta con otros programas que le han facilitado comunicarse de una manera rápida y sin complicaciones.
”Cada vez vamos avanzando y adaptándonos a las nuevas tecnologías. No todo es negro y oscuro, no todo es negativo. También, hay muchas cosas buenas en la vida”, dijo la creadora de la Ley del Perro Guía.